especial reapertura del mercado central de zaragoza

Expropiaciones, decapitaciones y la explosión de la muralla: las curiosidades del mercado

A lo largo de sus ocho siglos de vida como zoco, el emplazamiento de la lonja zaragozana ha asistido a algunos de los capítulos más importantes de la ciudad.

Dibujo de la fachada principal del Nuevo Mercado, realizado en 1903 por Galiay para HERALDO.
Dibujo de la fachada principal del Nuevo Mercado, realizado en 1903 por Galiay para HERALDO.
HERALDO

"Entre lo ahora no visible se encuentran las casas expropiadas, conjunto o cuerpo de cuarenta fincas, que contaban como espinazo, algo difícil de descubrir y desarrancar, el cimiento de la muralla romana, de cuatro metros y medio y, de dureza tal, que solamente con explosivos pudo deshacerse". Así explicaba la primera página de HERALDO DE ARAGÓN, el miércoles 24 de junio de 1903 –día de la inauguración oficial del edificio del Mercado Central de Zaragoza–, los cambios arquitectónicos a los que había sido sometido el lugar en el que se ubicó la construcción de la lonja de la capital aragonesa, histórico emplazamiento comercial y residencial de la ciudad. Cada metro cuadrado de aquella obra costó 60 pesetas.

Además de la desaparición de una edificación que, hasta entonces, ocupó más de 4.000 metros cuadrados de terreno, estas expropiaciones forzosas también supusieron la detonación de parte de la muralla romana, restos arqueológicos que habían estado adosados a las viviendas. Pero, incluso desde setecientos años antes –cuando, a principios del siglo XIII, Pedro II de Aragón ordenó trasladar allí la lonja de pan y el pósito de la sal desde la Puerta Cinegia–, este espacio albergó un gran mercado al aire libre, en el que también se celebraron fiestas, representaciones teatrales y hasta corridas de toros.

El emplazamiento del actual Mercado Central Lanuza, diseñado por el arquitecto turiasonense Félix Navarro, también sirvió como zona de paso de las comitivas que partían desde el palacio de la Aljafería hasta la Seo para coronar a los reyes.

ajusticiar al justicia Uno de los capítulos más negros de la historia de Zaragoza es el que se escribió con la sangre de Juan V de Lanuza ‘el Mozo’, Justicia de Aragón, el 20 de diciembre de 1591. El entorno donde, desde 1903, se ubica el Mercado Central de Zaragoza también fue escenario de autos de fe y decapitaciones, como la de este ilustre personaje histórico, mandado ejecutar por el rey Felipe II.

Él se atrevió a desafiar al monarca por defender el Derecho aragonés y refugió a Antonio Pérez, el que fuera secretario de Felipe II, y se negó a entregarlo. Tras su muerte, Aragón perdió una buena parte de sus libertades, ya que el monarca logró anular la autonomía del Justiciazgo y de la Diputación del Reino.

Desde 1991, fecha en la que se cumplieron cuatro siglos de aquella trágica jornada , una placa conmemorativa en uno de los laterales de la lonja zaragozana recuerda su figura. "Por oponerse a la invasión del reino aragonés por el ejército extranjero de Felipe II", reza el monumento en su recuerdo. 

Un dios y el león

La abundante decoración del Mercado Central está marcada por cuatro elementos principales: los que simbolizan al dios Mercurio, los relacionados con el trabajo, los relativos a la alimentación humana y los productos del mercado, y los adornos de motivo vegetal. Por eso, en una de las entradas laterales se encuentra el casco alado del dios Mercurio. En referencia a la ciudad en la que se ubica, el edificio también luce varios escudos con leones rampantes.

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