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Calatayud: del agua al desierto, de los vestigios romanos al dominio árabe

En los 2.524 kilómetros cuadrados de la comarca Comunidad de Calatayud caben propuestas que van desde el turismo deportivo al relax de los balnearios, salpicado por castillos, el yacimiento de Bilbilis o el Monasterio de Piedra y maridado con los vinos de su Denominación de Origen.

El Monasterio de Piedra.
El Monasterio de Piedra.
Javier Pardos.

La comarca Comunidad de Calatayud abarca más de 2.500 kilómetros cuadrados y en ellos se incluye un amplio abanico de posibilidades en cuanto a posibilidades y alternativas para el ocio y el turismo sin tener que salir de Aragón. Además de su cabecera, conectada por AVE y autovía con las principales ciudades de España, cuenta con otros 66 municipios. En una apuesta por vincularlos todos, la demarcación, a través de la pasada edición del taller de empleo, puso en marcha la denominada Ruta 67: 7 itinerarios que van desde el señorío de Ariza, los paisajes del agua, la fértil vega del Jiloca o el Manubles, los colores del Ribota, el entorno de la sierra Vicor y el eje del Jalón.

Aunque hablar de este territorio es hacerlo del segundo lugar más visitado de todo Aragón: el Monasterio de Piedra. Son más de 800 años de historia en un enclave natural privilegiado. Y es que el agua es una constante en buena parte de su superficie, prueba de ello son también los balnearios de aguas termales en Paracuellos de Jiloca, Jaraba y Alhama de Aragón. Muy vinculados con el entorno del pantano de la Tranquera. 

Quizá menos conocidos, pero no por ello menos importantes, el viajero puede incluir una visita aguas arriba del río Piedra, en Cimballa, o dejarse impresionar por las hoces que ha tallado a lo largo de los siglo el río Mesa.

Como tierra de contrastes, la Comunidad de Calatayud, en relativamente poco espacio, puede pasar de la presencia del agua a su ausencia, e incluso a una apariencia casi desértica propia del Far West americano. De las cárcavas de Morata de Jiloca o el siempre misterioso Armantes. Alrededor de esta figura, e involucrando puntos míticos como el Pico del Rayo, el Ayuntamiento de la cabecera ha articulado una propuesta de rutas BTT, o bicicleta de montaña, para los aficionados al turismo deportivo.

A ello se unen muestras de patrimonio histórico que hunden sus raíces en la época celtíbera, como es el caso del yacimiento de Segeda, entre Mara y Belmonte de Gracián, o de la época romana, con la sobrecogedora Bilbilis Augusta. Dentro de Calatayud, las alternativas van desde el recinto fortificado islámico, con su Castillo Mayor, hasta unas de las muestras más relevantes del mudéjar aragonés, como la torre de Santa María y que la vinculan con otros municipios de la demarcación como Tobed, Maluenda, Aniñón, Cervera de la Cañada o Torralba de Ribota.

Calatayud, que va más allá de su famoso vínculo con la figura de la Dolores, ha expandido en los últimos años su influencia vinícola con la inestimable labor de su Denominación de Origen, con 16 bodegas incluidas y la garnacha como referencia. 

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