coronavirus en aragón

Objetivo: evitar brotes del coronavirus entre los temporeros

Dos trabajadores de la división de Cáritas Diocesana Barbastro-Monzón toman la temperatura en los asentamientos de estos trabajadores coyunturales del campo.

Juan Rico y N’Goro Coulibaly, trabajadores de Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón
Juan Rico y N’Goro Coulibaly, trabajadores de Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón

Dos de los trabajadores de Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón, Juan Rico y N’Goro Coulibaly han sumado una nueva rutina a la labor de atención que desarrollan cada año en los asentamientos de temporeros situados en la comarca del Bajo Cinca: tomar la temperatura de sus ocupantes. El objetivo es detectar posibles casos de coronavirus y evitar contagios.

Para cubrir todo el territorio sometido a este procedimiento han sido creadas dos unidades especiales, que se mantendrán activas hasta la finalización del estado de alarma y que incluyen la participación de otras asociaciones de carácter social (Cruz Roja y Cruz Blanca) así como de los Servicios Sociales de la Comarca del Bajo Cinca. De momento no ha sido detectado ningún caso sospechoso de la covid-19 a través de estos controles.

Los alojamientos

Aunque se han adaptado a la situación actual, Juan Rico –es trabajador social– y N’Goro Coulibaly –mediador– suman otras muchas tareas año tras año, siempre coincidiendo con la campaña de recogida de fruta y por lo tanto, con la llegada de miles de temporeros al Bajo Cinca. Del conjunto de estos trabajadores, un alto porcentaje encuentra alojamiento en fincas o viviendas proporcionadas por los agricultores. No obstante, la carencia de infraestructura aboca a otros a vivir a la intemperie, en pajares, casetas o almacenes abandonados.

A raíz de la pandemia, además de atender sus necesidades básicas, los trabajadores de Cáritas han centrado sus esfuerzos en informar a estos colectivos de las restricciones derivadas del estado de alarma, y han dado prioridad a otra de sus actuaciones habituales: la mediación con las administraciones locales para lograr el cierre de estos asentamientos y el traslado de sus ocupantes a un alojamiento alternativo. Y es que, tal y como explica Rico, "estos asentamientos carecen de servicios básicos, como agua corriente o sanitarios, y por lo tanto, es imposible que sus ocupantes cumplan con las medidas higiénicas recomendadas, lo que puede llegar a suponer un importante problema de salud pública".

Aunque las unidades especiales se disolverán al finalizar el estado de alarma, Cáritas, junto a otros colectivos, seguirán como cada año trabajando con los temporeros más vulnerables con el reto de "dignificar su estancia entre nosotros", concluye Rico.         

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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