en primera persona

Diario de un confinamiento: Entre Pepito Grillo y el rey Herodes

Día 41. Los niños pequeños volverán hoy a tomar las calles. Los de 14 y 15 años buscarán por internet fórmulas caseras para enriquecer uranio.

Muchos parques estarán precintados para evitar tentaciones.
Muchos parques estarán precintados para evitar tentaciones.
EFE

Me pareció raro que, siendo yo el nuevo, me dejaran elegir habitación. Mis compañeros de piso, en mis tiempos de estudiante, me tendieron una trampa: me quedé el cuarto más grande pero sin darme cuenta que la ventana daba al patio de un colegio. Aquel año fue un festival de gritos, carreras, bulla, balonazos, risas, sirenas de recreo y ni una sola siesta.

Este paisaje sonoro es que el hoy recuperarán las calles, para disgusto de quienes han afinado el oído con trinos ignotos, ultrasonidos de delfines e, incluso, el sigiloso reptar de los insectos. Que no tengan duda estos advenedizos entomólogos de que sobre el caparazón de un coleóptero luminiscente pasarán esta mañana las ruedas de un patinete a toda mecha.

Hoy es el día en el que muchos niños recuperarán la sonrisa, y muchos padres pensarán en Herodes. Atender a cómo incide la luz sobre un membrillo o, incluso, arremangarse y hacer la declaración de la renta son extraordinarios planes si uno trata de escaquearse de la mini explosión hormonal que será el paseo con los pedugos.

También es verdad que hay chavales que tienen más de conocimiento que muchos adultos y algunos se han convertido en los mejores palmeros de Pepito Grillo. De tanto oír la cantinela de «ten cuidado, no te caigas, que no estamos para ir de hospitales», los niños han aprendido la letanía y la proclaman en situaciones variopintas: «Mamá, la verdura me da sarpullido y no estamos para ir de hospitales». «Papá, no hagas gimnasia con garrafas, que no estamos para ir de hospitales». «Oye, los deberes me dan dolor de cabeza y…». Todo así.

Cuentan, por cierto, que se ha disparado la descarga de aplicaciones que miden los pasos para no salirse del kilómetro autorizado (¿de verdad? ¿y el sentido común?) y supongo también que aumentarán las consultas de chavales de 14 y 15 años sobre cómo enriquecer uranio sin salir de casa...

El confinamiento hoy será un poquito menos, aunque los que no tenemos críos ni perro seguiremos haciendo croché con ilusión y plantando huesos de aguacate. ¡Vaya esfuerzo fotosintético para convertirse en planta! Más o menos como el mío, pero a la inversa.

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