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40 años de cine en Aragón: la llama de la creación cinematográfica sigue muy viva

La comunidad es tierra de cineastas, desde el turolense Segundo Chomón a Luis Buñuel, pasando por José Luis Borau, Carlos Saura y más recientemente Paula Ortiz o Pilar Palomero.

Penélope Cruz y Javier Bardem en una imagen de 'Jamón, jamón'.
Penélope Cruz y Javier Bardem en una imagen de 'Jamón, jamón'.
Heraldo

Aragón es tierra de grandes cineastas desde los albores del Séptimo Arte. Un hilo invisible que une y abraza a los integrantes de una estirpe que nació con el turolense Segundo de Chomón (1871-1929), uno de los pioneros de la animación, y que se desbordó a nivel internacional con un genio llamado Luis Buñuel (1900-1983). Si se pone el foco en las últimas cuatro décadas, se comprueba que esta escalera de color ha seguido surtiendo valiosas cartas con creadores como José Luis Borau (1929-2012), Carlos Saura (1932) y, más recientemente, Paula Ortiz (1979) y Pilar Palomero (1980). Los cuatro comparten una voz propia y genuina para contar historias, amén del reconocimiento público en forma de premios y nominaciones. Encarnan a la perfección la evolución seguida artística, pero también socialmente, por la Comunidad.

"El trecho generacional que va de José Luis Borau y Carlos Saura a Paula Ortiz y Pilar Palomero proporciona una perspectiva muy interesante. Abarca medio siglo, que en cine es mucho tiempo. Borau nace en 1929, en la linde de los grandes mitos fundacionales, ya que es el año en que muere Segundo de Chomón y debuta Luis Buñuel con 'Un perro andaluz'. Pero todo eso sucede en París, y la Zaragoza franquista donde le toca desenvolverse es otra historia. De hecho, aunque tras su traslado a Madrid ruede tres largometrajes, no consigue llegar al gran público hasta 1975, con 'Furtivos', coincidiendo con la muerte de Franco. En cuanto a Carlos Saura, que nace en 1932, alcanza un hito incontestable en 1966 con su segunda película, 'La caza', que guarda más de una afinidad con 'Furtivos'", introduce Agustín Sánchez Vidal, catedrático de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza.

"Si pasamos las hojas del almanaque, Paula Ortiz nace exactamente 50 años después de Borau, en 1979, y se hace oír ya desde su primer largo, 'De tu ventana a la mía' (2011), para confirmar su valía cuatro años después con 'La novia', que recibe el Goya a la mejor actriz de reparto. Y casi de la misma promoción es Pilar Palomero –solo un año menor–, quien en 2020 gana los Goya al mejor guión original y a la mejor dirección con su debut, 'Las niñas'", prosigue.

"Borau y Saura pudieron hacer una carrera en el cine porque se establecieron en Madrid, Ortiz y Palomero se han situado en primera fila del cine español rodando en su tierra natal"

Uno de los aspectos que diferencia a ambos dúos es la ubicación geográfica desde la que han forjado sus carreras. "Es muy importante subrayar que mientras Borau y Saura pudieron hacer una carrera en el cine porque se establecieron en Madrid, Ortiz y Palomero se han situado en primera fila del cine español rodando en su tierra natal, aunque mantengan abiertas otras puertas o perspectivas. Y esto da idea de algo fundamental en la evolución del cine autóctono: ahora se pude trabajar aquí y, de hecho, así se hace de forma habitual. Incluso se rueda en aragonés, como Lola Gracia Sendra con su corto 'Cosetas d’adentro'", aduce Sánchez Vidal. Y completa el argumento:«Antes esto era mucho más arduo, pues solo hubo un intento sólido para crear tejido industrial cinematográfico a principios de los años 1960, con la productora Moncayo Films. Ahora es posible porque el audiovisual se ha democratizado gracias a la digitalización, y también a infraestructuras que van desde la televisión aragonesa hasta productoras que trabajan de un modo estable, tanto con propuestas autorales como de corte más comercial u otras que manejan las tecnologías más avanzadas, como Entropy Studio".

Pilar Palomero con los productores de 'Las niñas'.
Pilar Palomero con los productores de 'Las niñas' al recibir el Goya en 2021 en la entrega por videoconferencia debido a la pandemia de covid-19.
Archvio Efe/Heraldo

Otra conquista a celebrar es el creciente e imparable protagonismo femenino en todos los estamentos de la industria cinematográfica. "Una diferencia no menos importante entre el punto de partida y el de llegada es que se ha pasado de dos directores varones (lo habitual entonces en el cine español en un porcentaje cercano al cien por cien) a dos mujeres (como hoy empieza a ser normal). Además, hay que celebrar que, por fin, no se viva solo de la evocación de antecedentes gloriosos (aún vivos y vigentes en el caso de Saura), sino del presente y de proyectos de futuro. Eso es lo más alentador", concluye Sánchez Vidal.

Nacen los premios Simón

Luisa Gavasa en los Premios Simón.
Luisa Gavasa recibe el premio Simón de honor en 2020.
Toni Galán

Otro hito que certifica la creciente solidez del cine aragonés es la creación de los Premios Simón en 2012, organizados por la Academia del Cine Aragonés. Su presidente, Jesús Marco, también hace un balance del camino recorrido. "Echando la vista atrás, diez años o quizás un poquito más, me doy cuenta del gran cambio que se ha producido en el panorama del audiovisual aragonés. Por aquel entonces recuerdo que el primer aragonés con la valentía suficiente para embarcase en el rodaje y la producción de un largometraje fue Miguel Ángel Lamata con su ópera prima 'Una de zombis'. Sí que es verdad que, en los pocos, aunque punteros festivales locales, sus cortos siempre arrasaban. Tenían el sello Lamata. Pero, por lo general, no había mucho más. Embarcarse en la realización de algún corto era una aventura llena de incertidumbres, ya que las ayudas al audiovisual eran escasas, y entidades como Aragón TV todavía no estaban por la labor de apoyar ningún proyecto en términos generales. Era poco más que una aventura con escaso final feliz. Y hablar de largometrajes aragoneses, salvo esa excepción, era ciencia ficción", relata.

"En algún momento, los organismos oficiales se dieron cuenta de que había ansias y ganas, por parte de un colectivo de cineastas, de llevar a la gran pantalla sus historias y sus ideas, y de que sería positivo poder echarles una mano, por el bien de la cultura"

Una tendencia que felizmente se volteó. "En algún momento, los organismos oficiales se dieron cuenta de que había ansias y ganas, por parte de un colectivo de cineastas, de llevar a la gran pantalla sus historias y sus ideas, y de que sería positivo poder echarles una mano, por el bien de la cultura. Aparte, como asamblea de cineastas aragoneses, no parábamos de dar la vara por los despachos reivindicando esas ayudas que todavía estaban en pañales y que apenas servían para mucho. No sé si por nuestra pesadez, o por el surgimiento de centros de estudios, tanto oficiales como privados, que empezaron a educar a nuevas generaciones de futuros cineastas, al fin se adecuaron unas ayudas por parte de la administración y Aragón TV que, guiados por la mano del insustituible Jaime Fontán, apostaron por la creatividad aragonesa y sus proyectos. Creo que, también, el nacimiento de los Premios Simón de la mano de la Academia del Cine Aragonés, que otorgan visibilidad al audiovisual que se realiza en nuestra Comunidad, dio el empujón definitivo para que nuestra industria cinematográfica esté ahora en la situación que está", enumera Marco.

Paula Ortiz, flanqueada por Danir Rovira e Inma Cuesta, este domingo en Sitges.
Paula Ortiz, flanqueada por los actores Dani Rovira e Inma Cuesta, en Sitges.
Susanna Sáez/EFE

Desde entonces, no hay año en que alguna producción aragonesa no opte a una nominación a los premios Goya. Una gozosa normalidad que el máximo dirigente de la Academia achaca a diversos factores. "Primero, el talento. Está demostrado que hay algo en esta tierra, un no sé qué, y desde Segundo de Chomón no paramos de aportar talento a esta industria. Segundo, la educación. El poder formarse sin necesidad de salir de Aragón en las múltiples disciplinas que conforman el arte de hacer cine, ya sea en centros estatales o privados que encauzan y modelan el talento innato. Tercero, la concienciación por parte de las instituciones de apoyar los proyectos audiovisuales de principio a fin, aunque reconocemos que todavía son escasos si nos comparamos con otras autonomías. Y cuarto, y creo que es de justicia decirlo, el papel que la Academia del Cine Aragonés ha desempeñado desde hace once años, como difusora y divulgadora de todo lo que se realiza en el panorama audiovisual aragonés, gracias a los Premios Simón. Poniendo voz y rostro a sus creadores y reconociendo el gran esfuerzo que supone llevar a buen término cualquier propuesta audiovisual en la gran fiesta de Cine Aragonés", detalla.

"Todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Vamos por buen camino. Ahora solo falta que la empresa privada vea que invertir en cine aragonés no es perder dinero"

Marco concluye lanzando un deseo para el futuro: "Soy consciente de que todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Vamos por buen camino. Ahora solo falta que la empresa privada vea que invertir en cine aragonés no es perder dinero sino apostar por una industria que, allí donde va, deja riqueza, da trabajo y, en definitiva, contribuye a acrecentar nuestra cultura».

Aragón, un gran escenario

En este engranaje también desarrolla una función esencial la utilización del territorio como plató de producciones nacionales e internacionales. Una labor que aglutina la Aragón Film Commission (AFC).

"Nuestra Comunidad es un gran foco de atracción de rodajes sobre todo por nuestra situación geográfica, entre los grandes productores de contenidos, Madrid y Barcelona. Si a eso sumamos nuestra diversidad de localizaciones, destacando la alta montaña y los desiertos, el acceso a profesionales, servicios de calidad y un clima muy diverso podemos afirmar que Aragón se puede situar entre las primeras comunidades en recepción de rodajes nacionales e internacionales. Ha habido un antes y un después. A eso han contribuido las oficinas de atracción de rodajes, lideradas en esta nueva etapa desde AFC, para dar a conocer Aragón y sus beneficios a las productoras. La Monegros Film Commission fue la primera y luego territorios como la provincia de Teruel o el Ayuntamiento de Zaragoza se han sumado en estas funciones", aseveran desde la AFC.

Una apuesta que está logrando la función de dinamizar al sector audiovisual en todos sus estratos, dando motivos a los profesionales para plantearse desarrollar su trayectoria laboral en su tierra. Lo que hasta hace unos años parecía una quimera, va adquiriendo visos de realidad. 

Penélope Cruz y Javier Bardem en una imagen de 'Jamón, jamón'.

Aragón, un plató de cine

La Comunidad ha sido, a lo largo de la historia, el escenario de muchos rodajes. Desde ‘Salomón y la reina de Saba’ en 1959 a ‘La Vaquilla’ en 1985, pasando por ‘Las aventuras del barón Munchausen’ en 1988 o ‘Jamón, jamón’ en 1992 –en la imagen superior–. Una labor que se ha intensificado en los últimos años con la apuesta institucional por atraer películas y series nacionales e internacionales a través de la Aragón Film Commission. El último ejemplo es la película estadounidense ‘The Interpreter’, que el pasado marzo llevó a Zaragoza a un equipo liderado por el director GuyRitchie y el actor Jake Gyllenhaal.

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