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La Chunga: "La fe da vida; si yo no tuviera fe, estaría muerta"

La mítica bailaora, habitual manola de la Cofradía de la Piedad, vino a Zaragoza en Semana Santa para ver a su familia.  

Rosario en mano, La Chunga interroga al infinito.
Rosario en mano, La Chunga interroga al infinito.
Guillermo Mestre

A una de las manolas más tradicionales de la Semana Santa zaragozana le llaman La Chunga…

Chunga significa poca cosa. Así me llaman. Yo nací hace ya hace unos cuantos años en Marsella.

Pero cuándo nació, porque no está demasiado claro.

Sé dónde nací, pero no puedo decirle la fecha exacta. De Francia marchamos a Barcelona para vivir en una chabola en Montjuic. Allí vino la Guardia Civil y le preguntó a mis padres que cuándo había nacido para registrarme. Mis padres le dijeron que en tiempo de vendimia, y un guardia civil decidió que mi fecha de nacimiento era el 5 de septiembre de 1938, que es la fecha que pone en mi DNI.

Si la Benemérita y los papeles lo dicen, así será…

No lo tengo muy claro yo, no... Soy gitana, hija de gitanos andaluces.

Flores Amaya se apellida…

Prima hermana de Carmen Amaya, que fue la más grande.

La Chunga estaba ahí cerquita…

Comencé pronto. Con seis años ya bailaba descalza en la puerta de los cafés y en las Ramblas.

¿Descalza?

Sí. No tenía dinero para zapatos.

¿Quién le enseñó a bailar?

Nadie. Aprendí a bailar yo misma, por intuición.

¡Olé, qué arte!

Hasta que el pintor Paco Rebés me llevó a su estudio para retratarme. Eso sí, me retrataba vestida. Como gitana que soy, no me gustaba desnuda. También hice mis primeros dibujos allí. Dibujaba mejor que escribía, pues apenas sé escribir.

Dicen que cautivó a los intelectuales del momento.

Es cierto que conocí a Dalí. También a Picasso, a través de Luis Miguel Dominguín, su mujer (Lucía Bosé) y su hijo (Miguel Bosé). Picasso es una de las personas que más me ha impresionado en mi vida. Esos ojos, esa mirada…

Hubo un tiempo en que estuvo muy próxima a Ava Gardner.

Sí. Incluso me invitó a su casa para que bailara. Me esperaba con una palangana con agua caliente.

¿Ava Gardner con una palangana...?

Sí, para que descansaran mis pies.

Ahora entiendo... Estaba usted en la cima de su carrera artística.

Me fue bien. Pastora Imperio me metió en su cuadro flamenco. Me fui a Madrid, al Corral de la Morería. Allí conocí a mi marido, el director de cine José Luis Gonzalvo.

Esta es una historia de película…

También hice cine. Incluso en Hollywood, pero no le quise dar un beso a Tyrone Power en la película. También pasé por Nueva York, México, Cuba... En Cuba, cuando Fidel Castro tomó La Habana. Recuerdo que mi marido discutió con el Ché Guevara y todo.

No deja de sorprenderme…

Regresé a España y continué bailando. También me escribieron poemas Blas de Otero, Alberti… Y también me dio por pintar.

¿Y su relación con Zaragoza y su Semana Santa?

Muy profunda. Mi marido era de Zaragoza, y en Zaragoza viven mis tres hijos, Curro, Luis y Pilar. Yo vivo en Madrid, pero siempre que he podido he acudido a la procesión de la Cofradía de la Piedad, con la que me siento identificada. Incluso vine cuando enfermé hace diez años de cáncer. Con quimioterapia, con peluca, pero acudí… Este año he venido para estar con mis hijos y con Valero, íntimo amigo de la familia. Son sangre de mi sangre, y me rompo por ellos.

¿Una reflexión final en este Domingo de Resurreción?

Mucha fe, no hay que perder nunca la fe. La fe da vida. Si yo no tuviera fe, estaría muerta.

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