La Denominación de Origen Protegida ‘Cava’ alcanza tierras zaragozanas con los vinos espumosos de Ainzón y Cariñena. También se incluyen los de una bodega en Calatayud. Esto es el fruto de un método tradicional de elaboración vinícola conocido como ‘champenoise’, que ha permitido que los cavas aragoneses sean una reconocida opción para maridar cualquier celebración.

Realmente, en cuestión de maridaje la provincia maña tiene mucho que aportar a la buena mesa. Empezando por la denominación de origen más antigua de Aragón, con los vinos de Cariñena, y pasando por las de Calatayud y Campo de Borja, que se erigen en fieles embajadores de la garnacha, una variedad de uva autóctona y muy ligada al territorio zaragozano. Otra de las marcas diferenciadas es la de Pago de Aylés, en Mezalocha, distinguida desde el año 2011 como Denominación de Origen Protegida por la Unión Europea.

Un capítulo interesante lo componen los conocidos como Vinos de la Tierra, que se corresponden con indicaciones geográficas protegidas. En la provincia, destacan las referencias de la zona de Valdejalón, que cuenta con un extremo microclima, y las de la Ribera del Queiles, que marcan la diferencia por su cercanía con el Moncayo y los cambios bruscos de temperatura entre el día y la noche.

Precisamente en la zona moncaína se localiza otra de las joyas gastronómicas zaragozanas, con el Aceite Sierra del Moncayo, también con denominación de origen. Un total de 34 municipios de la comarca de Tarazona y el Moncayo y de la de Campo de Borja que producen un producto de la categoría virgen extra de gran calidad.

Por último, la huerta zaragozana añade todo un manjar a los entrantes aragoneses con la Cebolla de Fuentes, de escaso picor, extraordinario sabor y apreciada ternura. Su denominación de origen se enmarca en el término municipal de Fuentes de Ebro y se registró en 2013, teniendo un especial peso en la restauración aragonesa y nacional, al igual que el resto de figuras de calidad reconocidas.