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Lleva mora pero no es de Rubielos: el pueblo de Teruel que debes conocer
Esta pequeña localidad plagada de segundas residencias cuenta con un monumento inspirado en Roma y uno de los alojamientos más singulares de la provincia de Teruel.
Si hablamos de pueblos con nombres llamativos en Teruel, enseguida viene a la cabeza Pancrudo, que toma la denominación del río homónimo, afluente del Jiloca, que nace en su término. Peculiar también es el del que les hablamos en esta ocasión: Cabra de Mora. Su nombre no viene del animal, si no del árabe ‘Qabr’, que designa un lugar donde se ha enterrado a alguien importante para los musulmanes. En un principio, la localidad solo se llamaba Cabra y en el siglo XIX adoptó el apellido de Mora, según reza en su web la Asociación ‘Cabra de Mora, Pueblo Vivo’.
Esta pequeña localidad de alrededor de 70 habitantes se halla en la comarca turolense de Gúdar-Javalambre, a 1.080 metros de altitud. Su ubicación, a una hora de Valencia y a tan solo 45 minutos de Teruel, hace que para muchos sea un importante núcleo en la zona de segundas residencias. Es por ello que en verano, cuando celebra sus fiestas patronales, la localidad multiplica por diez su población. En invierno, además, aprovecha el tirón de su cercanía a las pistas de esquí.
Para los que no la conocen, Cabra de Mora cuenta con un buen número de atributos para que merezca la pena disfrutar de una escapada o, al menos, hacer parada durante unas horas. Además de un casco histórico que rebosa encanto, entre su patrimonio natural y monumental destaca la réplica de la Escala Santa de San Juan de Letrán de Roma, por donde subió Jesucristo en el palacio de Poncio Pilato. Está en una ermita contigua a la iglesia de San Miguel, un impresionante templo con un gran altar barroco y una altura máxima de 33 metros, algo fuera de lo normal para ser un pueblo tan pequeño.
Cabra de Mora de Mora cuenta, además, con uno de los alojamientos más singulares de Teruel: la Casa del Silencio, con su fachada cubierta de hiedra, una docena de balcones, más de 40 puertas y casi 70 ventanas… y 1.000 metros cuadrados de extensión. Ostenta la categoría de cinco espigas y cuenta con restaurante para los clientes.
A todo esto hay que añadir que su entorno es ideal para los que buscan practicar actividades en la naturaleza (turismo micológico, senderismo…) y que cerca, a unos 25 minutos, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España, Rubielos de Mora.
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