economía

Comercios en el paseo Teruel de Zaragoza: "Esta calle se dice que es como un pueblo"

Negocios de toda la vida luchan por resistir, incluido su mercado, en una zona a la que no han llegado las franquicias pese a su ubicación en el centro de la ciudad.

Comercio en el paseo de Teruel de Zaragoza
Luis Carramiñana, de Joyería Garlo, y Antonio Uliaque, vecino del paseo de Teruel de Zaragoza
Ruben Losada/FotografiArte

El dulce olor de la casi centenaria fábrica de galletas Gargallo suele inundar por la mañana el paseo de Teruel. El tráfico de coches y personas es abundante entre semana en una calle en la que queda aún pequeño comercio que resiste al cambio de hábitos de muchos consumidores hacia grandes superficies y supermercados, sin el desembarco de franquicias que se vive en otras zonas. Una seña de que sigue funcionado el comercio de barrio en este céntrico enclave es que continúa abierto y con clientela su mercado, aunque no estén ocupados todos sus puestos. 

Antonio Uliaque es uno de los vecinos de toda la vida. "Tengo 79 años y nací en el paseo Teruel, 35", recuerda, parado charlando al sol en la puerta de la Joyería Garlo, a mitad del paseo, con Luis Carramiñana, de 47 años. Este último está al frente de dicho negocio familiar. "Yo llevo 30 años, empecé con mis padres", recuerda el joyero. "Esta calle siempre ha sido muy comercial", asegura.

Compra en el barrio

"Toda la vida llevan aquí las galletas Gargallo", afirma Antonio, sobre la fábrica fundada en 1925. Relaciona el olor a azúcar y galletas de barquillo con este paseo y su infancia. "Aquí viene la gente y dice 'qué bien huele'". Conoce a algunos de los que pasan y se saludan e incluso paran a preguntar qué tal van. "Esta calle se dice que es como un pueblo porque tienes negocios de todo tipo", añade Luis. Un pueblo en pleno centro, ya que a pocos metros se encuentra la puerta del Carmen, el paseo de Pamplona y la plaza Paraíso. "Las personas mayores pueden ir perfectamente de un lado a otro y saludarse con gente porque se conocen", asegura.

"Los siete u ocho que vivimos aquí de toda la vida recordamos la calle empedrada, y cuando venían las 'tartanas' que llevaban los lecheros, con las garrafas de la leche acopladas para repartirlas por las casas. Tenían una especie de pie para subir a la tartana y nos subíamos allí", cuenta Antonio, echando la vista atrás. En esos primeros años el nombre de la vía era Germanías, añade, buceando más en su memoria.

Sala Capitol y fiestas

"Hemos conocido los carros de mano que se alquilaban", añade. Pone un ejemplo de la vida que había en la zona. "Hemos tenido las mejores fiestas, mejores que las del Pilar, el sector del Carmen, con el paseo Teruel, Princesa... En la calle Carmen teníamos la sala de baile Capitol que ahora es un gimnasio, que antes fue un bingo", relata.

En el "centro" de la calle, donde se concentra más actividad, se encuentran otros negocios que se han mantenido en el mismo local, aunque cambiando de nombre, como el bar Marcelo, reformado y rebautizado como El Granero hace ya  años.  "La herboristería tiene más años que yo", añade el joyero, señalando a Dieta Sport, que ocupa un chaflán del otro lado. 

"La gente de aquí suele comprar todo aquí", aseguran sobre la compra diaria de alimentación. "Hubo unos años que el comercio estuvo peor, porque pasamos de que estuviera la estación de tren de El Portillo, los autobuses de la avenida de Valencia y la calle Almagro, a que quitaran todo y se notó que hubo una temporada mala a la que el comercio se tuvo que acostumbrar", apunta Luis, sobre uno de los momentos de crisis. En 2003 salió el último tren de la estación de El Portillo, que fue sustituida por la flamante intermodal de las Delicias.

Hay algunos negocios veteranos que han ido renovándose como la Carnicería Hermanos Martínez, con mucho movimiento también de compradores, y otros conservan sus carteles históricos como el estudio Reportajes Aragón, situado cerca de la comisaría de la Policía Nacional, uno de los puntos a los que acuden más personas de otras zonas de la ciudad porque es uno de los centros de confección del DNI y pasaporte.

"La calle ha cambiado mucho, quedamos solo unos tres o cuatro de los que estábamos de toda la vida", calcula Miguel Escudero, desde Reportajes Aragón, que lleva abierto desde 1987. "El paseo Teruel funciona bastante bien porque pasa muchísima gente, es zona comercial". Considera que "es un sitio más de paso de toda la vida, que está muy céntrico. Tenemos mucha clientela que vive por aquí, de gente muy mayor que le gusta venir, que le expliques", apunta, en defensa del comercio tradicional.

El mercado resiste pese a las bajas

Comercio en el paseo de Teruel de Zaragoza
Comercio en el paseo de Teruel de Zaragoza
Ruben Losada/FotografiArte

La entrada del Mercado Teruel, como un local más, hace que sorprenda que en el interior haya  una docena de puestos repartidos en tres pasillos entre carnicerías, pescaderías y fruterías. "¿El último o última?", pregunta un cliente en una de las fruterías, en la que se sigue 'pidiendo la vez'. "Este por lo menos se va salvando", comentan desde Frutas Martín sobre el mercado, donde tres dependientes van atendiendo al público a buen ritmo. Recientemente han visto cómo se cerraban otros como el cercano de Hernán Cortés. "Los clientes son de la zona, pero el fin de semana viene gente de fuera, que en su día vivieron aquí pero se fueron, y siguen viniendo a comprar", cuenta uno de ellos.

Puesto de Frutas Martín en el Mercado Teruel.
Puesto de Frutas Martín en el Mercado Teruel.
H. A.

"Ponme pimientos, dos rojos y cuatro verdes", pide el cliente, que se llama Javier, cuando le llega su turno, con una larga lista en la mano. "Hace que compro aquí igual 30 años", confiesa y explica que vivió en la zona con sus padres. "Con la reforma que hicieron va aguantando", apunta sobre la reinauguración en 2009. "Me resulta agradable y yo procuro comprar en proximidad", asegura. 

En la vía hay también algunos locales cerrados. Uno de ellos pertenece a un negocio de los históricos de la calle, que cerró este año, Calzados Lagatta, que está siendo ya reformado a la espera de ser reabierto con otro negocio. Pese al movimiento en la zona central del paseo y las filas diarias en la panadería La Tahona del Pastor, desde la asociación de comerciantes del sector alertan de que el pequeño comercio afronta retos complicados como en el resto de la ciudad.

Comercio en el paseo de Teruel de Zaragoza
Filas en el obrador La Tahona del Pastor, en el paseo de Teruel de Zaragoza
Ruben Losada/FotografiArte

"Quedamos cuatro románticos"

"Está en el centro y pasa mucha gente, pero el comercio se cae a trozos, quedamos cuatro románticos, sobre todo, en el sector textil, que mira el palo que ha llevado", confiesa Manuel Viver, presidente de la Asociación de comerciantes del Paseo Teruel, Hernán Cortés y adyacentes, perteneciente a la patronal de Empresarios de Comercio y Servicios de la provincia de Zaragoza (ECOS). "Ha habido una competencia desleal tremenda y llega un momento en que no es posible seguir", reconoce el veterano comerciante de 79 años, al frente de Nuevo Punto, establecimiento de moda que suma cuatro décadas a sus espaldas como evoca el rótulo original sobre el escaparate. En su caso, pese a su lucha de David frente a Goliat y su edad, que ya le permitiría haberse jubilado hace años, se mantiene al pie del cañón. Cuenta con otras tres tiendas más repartidas por barrios de la ciudad. 

Comercio en el paseo de Teruel de Zaragoza
Manuel Viver en su comercio Nuevo Punto del  paseo de Teruel de Zaragoza
Ruben Losada/FotografiArte

"En la globalización unos pocos son los ganadores y muchos los perjudicados", se queja. En el caso del textil empiezan a faltar ya proveedores españoles porque no pueden competir con los precios bajos de los países asiáticos. "Si lo vamos a importar todo, cómo vamos a crear puestos de trabajo", plantea el empresario. En sus 41 años en el paseo ha visto nacer y morir muchos comercios. "Conozco mucha gente que valía mucho, que lo ha hecho muy bien, pero que al final han tenido que cerrar porque no es sostenible", lamenta. Pide también menos trabas a la Administración y que se vigile la competencia desleal. Los locales vacíos se multiplican en algunas calles aledañas, incluso en el paseo de Hernán Cortés.

Con todo, reconoce que el paseo de Teruel puede ser "una de las excepciones que confirman la regla" en cuanto a mantener activo el pequeño comercio incluso en tiempos de internet y grandes superficies de extrarradio.

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