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La ruta de los pueblos abandonados de La Litera

Pelegriñón y Rocafort perdieron sus habitantes durante las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado y nunca llegaron a tener electricidad o agua corriente.

Ruinas de Rocafort, por donde pasa la marcha senderista comarcal del Club Litera Montaña
Ruinas de Rocafort, por donde pasa la marcha senderista comarcal del Club Litera Montaña
Ana Garcés

Pelegriñón y Rocafort son dos pueblos abandonados de La Litera que, incluso teniendo habitantes, nunca llegaron a contar con servicios como electricidad o agua corriente. Están deshabitados desde los años 60 y 70 del siglo pasado y pertenecen al término municipal de Alcampell y al de San Esteban de Litera, respectivamente. El Club Litera Montaña propone esta salida por el entramado de rutas y senderos de la comarca para conocer estos dos núcleos. Los caminos por los que transcurre están habilitados para BTT por lo que no es de extrañar que los frecuenten muchas bicis de montaña.

Esta ruta por los pueblos abandonados de La Litera tiene una distancia de 16 kilómetros que, con paradas, se recorren en unas cuatro horas y media. Para aprovechar las temperaturas más suaves, ni mucho frío ni mucho calor, se recomienda realizar esta actividad en primavera y otoño así como llevar preferiblemente botas de montaña. El punto de partida es el parque del Prado, en San Esteban de Litera, donde se puede estacionar el vehículo para comenzar la ruta a pie. Algunos tramos de este itinerario están bien señalizados y no tienen pérdida pero hay otros en los que se requiere máxima atención e incluso apoyarse en un GPS para no perderse en la maraña de caminos y la señalización precaria.

Los primeros pasos no tienen pérdida, pues hay que tomar la carretera que va a Peralta de Calasanz y caminar durante algo más de cien metros hasta encontrar un camino señalizado a la derecha como Ruta BTT-Rocafort. Tras diez minutos andando surge una senda a la derecha que habrá que tomar para adentrarse en los Yesos de Barbastro, un Lugar de Interés Comunitario (LIC). Una vez aquí, hay que continuar por el sendero principal durante más de un kilómetro, ignorando las ramificaciones que surgen a ambos lados. La ruta avanza en dirección Este y pronto se deja ver la ermita de Santa Ana, primer punto de interés. Los antiguos habitantes del cercano pueblo abandonado de Pelegriñón visitan este lugar en romería todos los años, en el mes de mayo. El citado núcleo es la próxima parada de la ruta, siguiendo la dirección que marca una señal.

El camino se va estrechando conforme se avanza y la vegetación es cada vez más espesa cuando, casi por sorpresa, aparecen las ruinas de Pelegriñón. De este pueblo abandonado apenas quedan en pie algunos pilares y paredes, así como los restos de lo que fue la iglesia parroquial, en estado de ruina total. Está situada en el otro extremo, cruzando el puente de madera.

El sendero continúa dejando atrás Pelegriñón y con un nuevo destino, la ermita de la Virgen de la Guardia de Rocafort. Este tramo es de los más complicados de la ruta porque transcurre por un pinar con subidas de pendiente considerable. Desde el punto más alto se ve la ermita entre los árboles y hasta ella dirige un sendero cuesta abajo hacia la derecha. Primero se pasa por el cementerio y después está la ermita. Esta fue restaurada en 1992 y se sitúa en un lugar elevado que ofrece buenas vistas. Hasta allí suben en romería cada año en el mes de abril los antiguos vecinos de este otro pueblo abandonado.

Hasta aquí se habrá recorrido algo menos de medio camino, unos seis kilómetros, por lo que se puede aprovechar para descansar, hacer fotos y disfrutar de la panorámica. Más adelante aguarda Rocafort, también en ruinas. Lo que todavía se puede ver es cómo las casas estaban muy pegadas entre ellas y que se construyeron con adobe y ladrillo cocido. Dentro del conjunto quedan unos pocos restos de la iglesia de San Miguel.

A partir de este punto, el paisaje será el protagonista de la ruta hasta llegar de nuevo a San Esteban de Litera. Tras haber pasado por los dos pueblos abandonados y sus ermitas, el itinerario se adentra en su parte más senderista donde el atractivo está en el medio natural. Predominan los bosques de pinos y también se pasa por una balsa que hay que tomar como referencia para coger dirección oeste. Casi sin apreciarse, el senderista estará orientándose hacia el camino de vuelta que, tras varias bajadas, conecta con la ermita de Santa Ana. Desde aquí, habrá que desandar lo andado por el mismo camino de la ida, en este caso en dirección opuesta.

Aprovechando que se está en la zona, merece la pena completar la excursión con la visita a algunos enclaves patrimoniales. En San Esteban de Litera hay un castillo medieval con un torreón y también destaca la arquitectura civil de sus calles o la iglesia. También se pueden visitar los restos arqueológicos del poblado de Olriols. A 20 minutos en coche y pasando por Binéfar se encuentra Tamarite de Litera, donde está la iglesia de Santa María la Mayor, declarada Monumento Histórico Artístico y que fuera colegiata entre 1563 y 1852.

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