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Siete de las cascadas más espectaculares de Aragón

Del Matarraña al valle de Ordesa, los saltos de agua que salpican el territorio aragonés crean paisajes únicos.

Salt de la Portellada, en el Matarraña
Salt de la Portellada, en el Matarraña
Matarraña Turismo

Desde el Matarraña hasta el valle de Ordesa, Aragón está salpicado por saltos de agua. Las cascadas más espectaculares dejan estampas únicas que según su torrente son, además, reflejo de si el año ha sido lluvioso o no. Estos paisajes son dignos de ver y, aunque algunos no sean tan accesible como otros, merece la pena hacer una excursión cuya recompensa sea esa.

El Salt de la Portellada

Aunque las cascadas se asocien más a la montaña, en el territorio aragonés no solo se pueden encontrar en Huesca y el Pirineo. Empezando por el sur, por la provincia de Teruel, en el Matarraña está el Salt de la Portellada. Como su nombre indica, es un gran salto de agua de 20 metros de altura natural en el río Tastavins, afluente del Matarraña. Para acceder a la zona hay que recorrer la carretera que une La Portellada y Valderrobres y, después, coger el desvío señalizado hacia el camino de El Salt.

La cascada de Calomarde, en Teruel, que ha llamado la atención de la revista ‘National Geographic’.
La cascada de Calomarde, en Teruel
Antonio García/Bykofoto

La cascada de Calomarde

En la sierra de Albarracín se encuentra la Cascada Batida o del Molino Viejo. Se ubica en el término municipal de Calomarde, mide más de 20 metros y se forma en el río Blanco, afluente del Guadalaviar. Llegar hasta allí es sencillo, ya que hay un parking para coches a apenas cinco minutos a pie de la cascada, por lo que se puede ir incluso con niños. En invierno, la vista del torrente de agua totalmente congelado es especialmente atractiva.

Monasterio de Piedra

Ver cascadas en la provincia de Zaragoza es sinónimo de visitar el Monasterio de Piedra. Situado en el término de Nuévalos (Comunidad de Calatayud) este espacio natural esconde una decena de saltos de agua. La más famosa es la de la cola de caballo, con sus 90 metros de altura. Otras son la del Baño de Diana, la Caprichosa, la de la Trinidad, Los Vadillos, Los Fresnos Altos, Los Fresnos Bajos y la cascada Iris, todas ellas en el río Piedra.

Vista de la cascada de la Caprichosa.
Imagen de archivo de la cascada de la Caprichosa.
Monasterio de Piedra

El salto del Bierge

Siguiendo la ruta hacia el norte de Aragón, aparece el salto del Bierge. Aunque no es una cascada natural, es uno de los accidentes de este tipo más famosos de Aragón. En verano lo frecuentan bañistas, ya que a sus pies se forman unas pozas muy agradables para esa época del año.

Sorrosal, en Broto

La cascada de Sorrosal, en Broto, es un salto de agua dividido en dos tramos que en total alcanzan una altura de unos cien metros. Es una de las más espectaculares del Pirineo, tanto por sus dimensiones como por su peculiar forma, moldeada por el empuje del hielo de un glaciar. Llegar hasta los pies de este accidente natural único es muy sencillo, y solo hay que caminar durante cinco minutos desde el pueblo.

La cola de caballo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
La cola de caballo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Rafael Gobantes.

Cola de caballo, en Ordesa

En el valle de Ordesa hay otra Cola de Caballo, la cascada más famosa de la zona y nombrada por la revista 'The Guardian' como la mejor del mundo. Hasta allí se llega haciendo una de las rutas más frecuentadas del Pirineo, que va desde el parquin de la pradera de Ordesa hasta este salto de agua. La ida son tres horas de caminata y la vuelta, dos y media. La cascada mide 54 metros de altura y está en pleno Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por lo que está prohibido bañarse.

Cascada del Aiguallut

Situada a 2.000 metros de altitud, la cascada del Aiguallut es una de las que se encuentra a mayor altitud, en el Parque de Posets-Maladeta. Para llegar hasta allí, desde Benasque se toma la carretera A-139 en dirección a los Llanos del Hospital hasta el refugio de la Besurta. En este punto, empieza la ruta a pie, que se prolonga durante 50 minutos de ida y una hora y media de vuelta. De primavera a otoño es una excursión sencilla que se puede realizar con niños.

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