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Almonacid de la Sierra, paraíso lamín

Luis Ángel López tomó el relevo en la panadería local en 2012; aprendió de su predecesor y aúna pizcas de innovación con la recuperación de recetas tradicionales.

Por el mostrador de la panadería y pastelería de Luis Ángel López desfilan, además de los productos más habituales, un sinfín de variedades de dulces de temporada que necesitarían para sí una mención aparte. Cuenta con turrones –superando la frase hecha– de todos los colores y sabores de frambuesa, a jijona y chocolates, entre ellos, pero también variedades más innovadoras. Y esa es la clave de un negocio que arrancó hace ocho años: fusionar lo corriente, recuperar lo tradicional y darle una vuelta a lo ya conocido.

“Vivía en Zaragoza, pero tengo raíces aquí. El panadero, Gonzalo, se jubilaba; me la ofreció, estuve un año aprendiendo con él y sigo aquí, con mi hermana Fabiola, que me ayuda con la venta”, explica quien a sus 36 años recién cumplidos no para un momento quieto dentro del obrador. “Solo trabajo aquí en Almonacid, porque no me da de sí para ir a vender fuera, aunque la gente de los alrededores se acerca y viene a comprar aquí”, reconoce.

Lo hace mientras desmolda un pan de molde de harina de espelta, 100% integral. “Empecé a hacerlo por dos personas que tenían problemas de estómago con las harinas de trigo; encontré un chaval que hacía harina totalmente ecológica y sin pesticidas. Los miércoles hacemos de molde y normal; viene muchísima gente a llevárselo”, destaca. Mención aparte de este tipo de pan, su fama a trascendido fuera de las fronteras aragonesas con otro producto que por estas fechas falta en pocos hogares: el turrón.

“Las peticiones de turrón están siendo una locura. Hemos vendido en los alrededores, pero también a Madrid, Barcelona o Sevilla, a donde lo mando por correo”, reconoce. Sobre cómo lo ha conseguido, López reconoce que tiene algo de ‘misterio’: “A Carmen Porter, de Cuarto Milenio, le mandé unos ‘nocillos’ milenarios -hojaldre relleno de Nocilla blanca y cubierto de chocolate pintado de verde, dorado o rojo-. Me empezaron a seguir en Facebook y la gente que nos conoció a raíz de eso nos sigue pidiendo”, desvela.

Los más apreciados

Este año tiene dos turrones que sitúa por encima del resto. “Hay uno de ron con pasas dedicado a La Aldea de San Nicolás, una localidad canaria con la que estamos hermanados; también añado moscatel y almendra. Tiene un sabor intenso y especial”, deja caer. El otro es, si cabe, de mayor valor. “Es un turrón de caramelo de garnacha tinta, con almendra marcona, cubierto de chocolate belga con virutas de un chocolate italiano de almendras. Incluye una buena garnacha reducida a fuego lento, con uvas pasas de garnacha. Una delicia”, dice sin tapujos.

A esta línea que podría llamarse innovadora, López –además del pan y las magdalenas y hojaldres corrientes– le ha añadido el propósito de recuperar aquellas recetas tradicionales relacionadas con las festividades locales. “Hacemos almojábanas, un dulce muy peculiar, con pasta petisú y relleno según la cofradía: de crema pastelera, café o pasas”.

“Nos hemos especializado en las mortajas: un salado de pasa de pan, con enrejado también de pan, relleno de pisto, sardina rancia o anchoa. Varias mujeres vinieron y me explicaron la receta y cómo se hacía entonces, con el ‘reciento’ y respetando la abstención de carne de cuaresma”, remata.

El Prau, defensa natural y correa de transmisión con los jóvenes

“La Asociación El Prau nació en 2005 pensando en la conservación y protección del medio ambiente, pero hemos ido evolucionando hacia el cuidado de las tradiciones, y pensamos en abrir la puerta a una parte deportiva, con senderismo y BTT. Somos 30 socios”. Así sintetiza el propósito de esta entidad, Chusé Tobajas, secretario de la organización y técnico de Cultura del Ayuntamiento, amén de profesor de adultos en la localidad.

Le acompañan Jesús Alfranca y Manuel Morales, integrantes de la asociación, jubilados y muy activos. “Nuestro estandarte es la ruta botánica, que la impulsó Roberto del Val en 2013, que es agente de Protección de la Naturaleza”, explican. En este itinerario se cuentan más de una treintena de plantas, arbustos y árboles mientras se recorre un entorno sin igual, apoyado en elementos de seguridad y cartelería explicativa. “La sierra de Algairén es un auténtico tesoro y es una forma de darle valor”, dice Tobajas.

Alfranca matiza. “Hay días entre semana que encuentras muchos coches con gente que ha venido a pasar la jornada”. En este sentido, Morales recuerda que “hemos tenido ayuda de la Diputación y también del Ayuntamiento, que ayuda en todo lo que les planteamos”. Entre los propósitos a corto plazo está la limpieza del paseo de la Fuente del Menestral y también la repoblación en el entorno de la antigua escombrera, hoy clausurada. A estas andanzas ligadas con la naturaleza, la asociación ha unido ese otro trabajo relacionado con la cultura y el saber popular, en estrecha colaboración con el colegio. “Con los chicos más pequeños salimos al campo para hablarles de plantas, animales como las abejas, en el huerto urbano. Y con los más mayores se hace el Belén montañero. Lo pasamos muy bien”, apunta Morales.

Con 20 platos por montera y aguantando el temporal

La familia Morales lleva calentando desde hace tres generaciones el estómago de autóctonos y ‘foranos’ y ganándose a pulso una reputación. El Mesón de los 20 Platos es toda una institución en la localidad, que hoy capitanean María del Mar y Félix Morales y sus respectivas parejas. “Estamos los cuatro de casa, que somos autónomos, y cinco trabajadores; antes teníamos el doble, pero están en ERTE tras las restricciones de la pandemia”, explica María del Mar. A pesar de las circunstancias, y lidiando con las recomendaciones, su actividad no para. “Entre semana damos servicio a personas que trabajan por la zona y los fines de semana sobre todo al turista”, dice Morales. En condiciones normales, el establecimiento ha llegado a poner 200 comidas un sábado y 250 un domingo. La historia del negocio se remonta a su abuela, que montó un bar, hasta consolidar el menú degustación actual.

ALMONACID DE LA SIERRA

Comarca. Valdejalón.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, se puede tomar la A-23 hasta Longares. Seguir la A-1304 hasta Alfamén y de allí tomar el desvío a Almonacid. Por la A-2, hasta la salida de La Almunia para tomar la A-220.

Panadería Aneta. También en el pueblo, cuenta con horno de leña en la que elaboran sus productos de panadería y repostería artesanal y casera. Abre domingos y festivos.

Más servicios. Hay dos bares además del reconocido mesón.

Alojamiento. El antiguo hospital y después cuartel de la Guardia Civil fue reutilizado por el Ayuntamiento para poner en marcha un albergue. También hay dos casas rurales: La Rinconada de la Sierra, en el barrio de la morería, y Lola, en la trasera de la iglesia.

Las bodegas. Hay ocho empresas del sector vitivinícola que tienen sede allí: Manuel Moneva e hijos, Zazurca, Francisco Javier San Soguero, Eduardo López Molina, Adolfo Hernández, Libre y Salvaje, Viñedos y Bodegas Pablo y Bodegas del Señorío.  

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