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El Romeral, la gran cueva de Aldehuela de Liestos

La gruta, recientemente acondicionada para todo tipo de públicos y dotada de iluminación interior por sensores, reúne todas las condiciones para encandilar al visitante.

Arcadio Muñoz, alcalde de Aldehuela de Liestos, tiene muy claro que el aliciente (reciente, ruido fónico mediante) de la Cueva del Romeral es una baza que debe aprovechar su pueblo. “El acceso es fácil y se trata de una cueva espectacular, desde el principio lo tuvimos claro. Hay otras en el término, pero más complicadas para la visita, son ya para espeleólogos. El Romeral es un atractivo para todo el mundo, es la única con iluminación de toda la comarca y, por tanto, apta para visitas grupales. Suelen venir colegios y grupos de amigos, cada fin de semana hay visitas programadas, Turismo de Daroca nos envía gente. Hay que tener en cuenta, además, que es un gran complemento para la visita del monasterio de Piedra, que está muy cerca”.

La gruta está en un término que tiene muchos tesoros naturales, algunos de ellos escondidos hasta hace poco. “El Ayuntamiento –aclara Jordi Pérez, fundador y guía de la empresa El Vuelo del Buitre– la iluminó por sensores que se alimentan por placas solares para hacerla más visitable. ha sido todo un éxito, y eso que al principio había bastante escepticismo sobre su viabilidad como atractivo turístico, pero ahora la gente viene mucho”.

La cueva del Romeral está a una altura de 1.060 metros, en el barranco de Valgrande. Está compuesta de calizas y margas del Cretácico Superior, tallada por la naturaleza como solamente pueden hacer las certeras manos de la evolución. “Su origen –explica Jordi– se debe al proceso de erosión o karstificación de la roca. Tiene varias salas y 90 metros de longitud, con un desnivel de 11 metros; la entrada es un pozo vertical de 7 metros que da paso a una nave horizontal sin apenas desnivel”.

Para bajar el primer tramo es recomendable llevar linterna, preferiblemente en el frontal de un casco, y llevar calzado adecuado, con agarre. El primer descenso se realiza por las grapas y una escala metálica. “Es una aventurilla, pero practicable sin mayores problemas, y enseguida aparecen tres grandes salas; este año, al haber llovido tanto, todas las estalactitas tenían su gotita de agua en la punta; así, hemos podido ver la imagen icónica de su proceso de formación”, explica Jordi. Hay que recordar un dato muy gráfico: una estalactita tarda 100 años en hacerse, lo que da una idea de la ‘edad’ de la cueva.

El sendero

Para acceder a la cueva desde el pueblo hay una vía perfectamente señalizada, que rodea la iglesia parroquial en la salida del pueblo. Se deja el vehículo a un lado del camino y se recorre un sendero de algo más de un kilómetro, que solamente presenta un poco de cuesta al final.El camino, por cierto, es un entretenimiento singular para los aficionados a la botánica y entomología, por la profusión existentes de hierbas medicinales, especialmente salvia y rabo de gato.

También llaman la atención en el camino unos curiosos coleópteros, las aceiteras (también llamados matahombres, curillas y carralejas); estos escarabajos negros con listas rojas en el lomo sueltan al contacto un veneno llamado cantaridina cuando se sienten amenazados; esta sustancia, tratada apropiadamente, se usa para tratar afecciones de la piel e incluso como afrodisíaco.

Las Hoces del Río Piedra: varios caminos hacia la misma maravilla

Aldehuela de Liestos saca pecho con sus Hoces del Río Piedra, compartidas con el término vecino de Torralba de los Frailes pero con mejor acceso desde Aldehuela. Partiendo de la misma entrada del pueblo hay un camino de tierra transitable por todo tipo de vehículos, de 2,6 kilómetros, hasta un punto de aparcamiento junto al río. En el camino, perfectamente señalizado, hay una bifurcación para elegir el camino clásico hacia el mirador o el desvío hacia la nueva zona de los barrancos. “Si llueve o ha llovido mucho –aclara Jordi Pérez, fundador de la firma de turismo sostenible El Vuelo del Buitre– es mejor dejar el vehículo a la entrada del pueblo y caminar esa pista, porque el terreno es muy arcilloso y puede resultar complicado para ciertos coches”.

La visita de HERALDO al recorrido coincide con la de Jesús Tejel, autor del libro de ‘Aragón a flor de piel; una mirada desde el aire’, editado por Prames el pasado otoño. Jesús realizó y seleccionó 200 fotografías aéreas con textos de Teresa Azcona, Modesto Pascau, Ángela Labordeta y Jorge Marqueta, y sigue documentándose para futuros esfuerzos. Desde el punto de aparcamiento hasta el mirador hay una caminata de 35 minutos, y después se puede seguir por el sendero circular (de unos 10 kilómetros en total) o volver sobre los propios pasos. Tras pasar la llamada Puerta de la Hoz se atraviesan el Pozo del Sombrerillo, la Cueva del Asno o el Paso del Angostillo, donde se inicia la subida por la Senda del Mirador.

La ruta de los barrancos contó con el impulso de Prames. “Al año que viene –afirma Arcadio Muñoz, el alcalde– queremos abrir otra ruta por un manantial, La Ballestera; los senderistas más expertos nos pedían un poco más de kilometraje y con este camino habrá oferta para todos los niveles, y vistas de las hoces con paisajes muy diferentes en derredor”.

Muchos padres y padrinos

Las Hoces están en el tramo alto del valle del río Piedra, cuyo nacimiento se atribuyen varios pueblos. “Hay diversos manantiales –explica Jordi– que coinciden en Embid; ahí comienza a descender y se encajona. Lo más espectacular es el tramo que comienza en Aldehuela y acaba en Torralba. El tramo de Aldehuela es el único acondicionado para recorrerse en cualquier época del año, gracias a los puentes metálicos que ha puesto este ayuntamiento para llegar al mirador; es una opción de baja dificultad. En la parte de Torralba el río es vadeable con poca agua por varios sitios, pero no hay puentes”.

En estos meses se ha hecho mantenimiento del mobiliario del sendero, de los bancos y mesas para almorzar y la cartelería. Entre las lluvias y los meses de estado de alarma sin excursionistas, la hierba creció tanto que se comía partes del sendero, pero ya se ha aligerado el desbrozo.

Todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara, aunque no truene

En Aldehuela hay otros alicientes naturales para la visita, como el cerro de la Atalaya (está sin marcar, eso sí) o la zona de la Fresneda junto al río. “Los otoños –concluye Jordi– son preciosos en ese enclave, con los chopos y los sauces en pleno cambio de color”.

En la iglesia de la Asunción hay un cuadro especialmente significativo, tanto por la reverencia que despierta la figura evocada como por su autor. El óleo ‘Santa Bárbara’ está datado hacia 1770 y se atribuye a Francisco Bayeu, cuñado de Goya, gracias al análisis del doctor José Ignacio Calvo Ruata. El lienzo fue restaurado por Nuria Moreno en 2008, gracias al impulso de la Diputación Provincial de Zaragoza, y formó parte de una muestra albergada por el Palacio de Sástago en 2011. La santa luce camisa blanca descubierta en el brazo derecho, pañuelo marrón, túnica rosa con orla dorada y manto azul sobre los hombros. En la mano derecha blande custodia de plata dorada y en la izquierda porta la palma del martirio. También aparece una torre colocada a la izquierda de la santa. Junto a la custodia aparecen dos angelitos (más otros tres a un lado), rasgo común en la pintura de Bayeu.

Cómo llegar a Aldehuela de Liestos y curiosidades

Comarca. Campo de Daroca.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 128 kilómetros por la A-23 hasta la salida 210 (A-1506) vía Daroca y Gallocanta hasta destino.

El cine. La gran afición al cine del alcalde local, Arcadio Muñoz, ha motivado que la actividad fílmica local sea más que notable, con una sala habilitada de gran calidad en cuanto a pantalla y sonido. Aunque este verano no ha sido posibles, suele proyectarse cada año una selección de los estrenos comerciales de cada temporada.

Feli Hernández. La escritora local facturó hace ya algunos años una simpática y aplaudida obra, ‘Cuentos de la abuela Feli’, y en la primavera del año pasado presentó la novela ‘Sola’, disponible para compra en unoeditorial.com.

Enrique Lafuente. El diseñador (alma de Baturro Bizarro) y activo comunicador en prensa y televisión quiere con locura a su pueblo, y no pierde la ocasión de reivindicar su belleza.

Reportaje de la serie 'Aragón es extraordinario'.

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