aragón es extraordinario

Purujosa, la cara más oculta del Moncayo

La localidad arandina enclavada en una pared rocosa es idónea para el senderismo; su interés geológico es inmenso, con las muelas montañosas como referencia.

De casta le viene al galgo, dicen, aunque hay casos en los que la frase altera el orden lógico y el resultado es igualmente válido. Algo así pasa con los Adiego en Purujosa, porque Joaquín (el padre) y Ramiro (el hijo) rivalizan en cariño al pueblo y conocimiento del terreno, aunque no se trata de pugilato, sino de suma. Junto al anterior alcalde, Mariano Sanjuán (tristemente fallecido hace algo más de un año) lideraron infinidad de excursiones por el terreno para echar una mano a investigadores de la Universidad de Zaragoza y otros centros interesados en la peculiar geología de la zona, bautizada con acierto como ‘la cara oculta del Moncayo’. Los Adiego siguen en el empeño en la medida de sus posibilidades; Joaquín, ya jubilado (Ramiro es profesor de Historia), pasa temporadas más largas en el pueblo.

“De Zaragoza no viene mucha gente por aquí, muchos ni siquiera conocen este pueblo; la mayoría de los visitantes son de Soria, claro, tenemos la provincia a cinco minutos y hasta Beratón es todo buena carretera; también hay bastantes navarros y vascos. Aquí siempre hubo más comunicación con Tarazona y Borja que con Zaragoza o Calatayud, aunque a través del monte, eso sí; el camino no era sencillo ni corto, precisamente”.

Joaquín Adiego es de Lumpiaque, pero devoto de Purujosa tras conocerlo por razones laborales y restaurar una casa en la parte alta. “Esto se quedó vacío a final de los 70, se fue la familia del alcalde y apenas estaban dos pastores en verano. Las casas se caían; luego volvió algún jubilado de Zaragoza y el alcalde venía en los veranos, llegó el agua corriente y empezó a arreglarse alguna casica, que estaban casi todas hundidas… ahora tenemos el albergue y la casa rural Purujosa, además de otra casa que está arreglando una entidad privada con campos de trabajo internacionales; vinieron antes del estado de alarma, en febrero, pero con lo que estamos viviendo ya no sé si podrán regresar este año”.

A caminar

Purujosa, el último eslabón de la cara oculta del Moncayo

Joaquín propone una ruta circular sencilla para abrir boca, aunque avisa que el término municipal da para mucho más, y cerquita hay maravillas como las Peñas de Herrera. “Se baja por la calle de la Virgen hacia la ermita de Constantín, donde está nuestro ermitaño, el padre Francisco, que aunque visita a sus antiguos feligreses de Madrid de cuando en cuando lo tienes todo el año ahí. Ya veréis que éste es un pueblo abarandillado, hay precipicios por doquier, pero las vistas valen la pena, y más este año, que aún hay verde. No se ha agostado”, comenta, palabra que recuerda al personaje de Garcinuño en un pasaje del filme ‘Amanece que no es poco’.

Por la ermita se emprende una bajada a campo través que antiguamente era la entrada del pueblo. “Aquí iréis viendo toda la vegetación que tenemos –explica Joaquín– desde carrasca a majuelos, el maguillo con un fruto parecido a una manzana minúscula... iremos bajando hasta el peirón de la Virgen de la Leche, que tiene una cerámica inspirada en una imagen de Brescia (Italia) que nos mostró el padre Francisco. Luego os señalaré las muelas de la zona, con sus cumbres achatadas, y volveremos hasta el mirador. Otro día, con más tiempo, ¿eh?”.

Cueva con una mandíbula de leopardo; no es realismo mágico

Ramiro Adiego, el hijo de Joaquín, se ha constituido en el cronista de Purujosa y buena parte de su área circundante gracias al blog que mantiene con mimo; elnidodeaguilasdelmoncayo.com. Allá se detallan opciones de visita y curiosidades de las cuales se hace eco su padre. “Quizá no sabéis que desde mayo de 2019 –comenta Joaquín– tenemos aquí una pareja de quebrantahuesos en una gran pared; se les ha hecho seguimiento y lo último que supimos es que preparaban nido en la zona. Son muy meticulosos, tienen el instinto de protección a sus crías muy desarrollado, así que pueden pasar hasta años antes de que se decidan”.

El pueblo tiene otra curiosidad en la iglesia del Salvador; el espacio incluye un cementerio en el mismo borde de la montaña, sobre roca. “Antiguamente, los matrimonios del pueblo tenían que llevar una carga de tierra para facilitar su futuro enterramiento, porque no había sitio para nuevas fosas y había que ganar altura”.

De las excursiones locales, la más larga y apreciada es quizá la que transita por el barranco de Valcongosto a lo largo del Isuela. “Va junto a la muela de Cuartún y es una maravilla. En general, toda esta zona, con varias muelas hasta la Solana del Molino antes de emprender la vuelta al pueblo”.

En cuanto a las cuevas identificadas, el número supera las dos docenas. “Está la del Tío Caña, Tío Barrigudo, Covaliendres en otro barranco... ésta la investigaron geólogos de la Universidad de Zaragoza capitaneados por Gloria Cuenca, y el resultado fue tremendo; apareció primero un cráneo de oso y luego una mandíbula de leopardo, primera que se descubría en Europa, un hallazgo que les permitió incluso saber lo que comía el animal. Algunos ayudamos lo que pudimos, desde limpiar huesos a lo que hacía falta”.

Joaquín también menciona otro punto clave: el barranco Cuartún. “Allá hay una cueva inmensa en la que entraban hasta mil cabezas de ganado”. Desde el mirador en la parte más alta de Purujosa se admira todo el circo ‘molar’, detallado en un panel explicativo. Joaquín revela un secretillo, cuya clave está a la vera de la casa que restauró en el pueblo. “Puedo decir que mi casa está en primera línea de playa: playa fósil, pero playa”, afirma señalando una huella diáfana en el jardín.

Tras pasar el peirón de la Virgen del la Leche se emprende el llamado el camino de Tarazona; es un trayecto estrecho que se arreglaba cada año cuando venían de romería desde Talamantes, en tres horas y media de caminata.

Purujosa tiene otras historia curiosa, que cuenta Julio Abad y difundió el Centro de Estudios Borjanos; en 1929 se contempló el traslado en bloque de los vecinos al paraje de La Violada entre Almudévar y Gurrea para asentarse allá, dado que se buscaban colonos. Eran unos 500 habitantes que, debido a las duras condiciones y a una inundación por desbordamiento del Isuela que arruinó los campos, se plantearon esta drástica medida. Además, habían cerrado las minas de Valdeplata, otro golpe para los pueblos de la cara oculta del Moncayo. Finalmente no ocurrió.

Veinte años de semáforo para evitar problemas entre los vecinos

El último censo arrojó una población de 35 personas en Purujosa, pero la realidad marca una cifra muy inferior, que en el estado de alarma se redujo apenas a tres personas y en invierno suma una decena larga. Sin embargo, en el pueblo hay dos semáforos; están a ambos lados del albergue que cruza la empinada calle principal, y regulan el tránsito entre los escasos vehículos que suben y bajan por ella. Este hecho fue objeto de análisis concienzudo hace unos años, cuando trascendió en los medios de comunicación; al parecer, el origen de su instalación tuvo espíritu salomónico hace ahora 20 años, cuando en el ayuntamiento se decidió que era el único modo de evitar problemas. Además hay u aparcamiento público a mitad de la cuesta de acceso al pueblo, muy cerca del albergue, para limitar al máximo el tránsito de vehículos por las angostas y empinadas calles de Purujosa.

Cómo llegar a Purujosa y curiosidades

Comarca. Aranda.

Cómo llegar. Desde Zaragoza, su capital de provincia, hay 114 kilómetros por la A-2 hasta El Frasno y tomando el desvío a la derecha por la A-1503 para llegar a Calcena, y de ahí son seis kilómetros más hacia la izquierda por la A-2302.

El padre Francisco. Su opción por la vida de ermitaño llevó a este religioso a Purujosa en 2007, acompañado en su visita por el obispo de Tarazona, que reconoció y avaló su vocación;vive en las afueras, en un modesto espacio junto a la ermita de Constantín..

‘Aragón Subterráneo’. En 2017, esta publicación centrada en la espeleología centró su número en el entorno karst de Purujosa, con la catalogación y topografía de 26 cavidades en la zona.

Los trilobites. En 2011 se encontró en la localidad el mayor yacimiento del mundo de fósiles de trilobites enrollados. Esta variedad de artrópodo, ya extinguida, data del Paleozoico.

Reportaje de la serie ‘Aragón es extraordinario’.

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