Cada vez vivimos más años. Los avances en todas las disciplinas que afectan a la salud, como la medicina o la nutrición, han permitido que nuestra esperanza de vida vaya creciendo durante las últimas décadas. Alcanzar los 80, o incluso los 90 años, ya no es un sueño lejano, sino una meta que puede convertirse en realidad.

Ahora bien, de poco sirve que aumente la esperanza de vida si la calidad de la misma no lo hace a la par. El envejecimiento saludable es un asunto de máxima prioridad. Merecemos vivir una madurez plena y feliz, ser independientes en nuestro día a día y seguir disfrutando de nuestras aficiones y seres queridos durante muchos, muchos años. Tanto nuestra salud física como la mental deberán acompañarnos en este viaje, por lo que la investigación en envejecimiento saludable busca estrategias para garantizar que sigan con nosotros.

Estas estrategias son muy variadas. Algunas de ellas se centran en el entorno socioeconómico de nuestros mayores, para asegurarse de que no les falta de nada. Otras, en la infraestructura, convirtiendo los espacios públicos y privados en espacios que todo el mundo, independientemente de sus distintas necesidades, pueda disfrutar. Igual de importantes son las que abordan directamente la salud, ya sea introduciendo cambios en la dieta, desarrollando planes de actividad física adaptados a las capacidades de cada persona, o bien con planes de actuación que recurren a la biotecnología.

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Entrenarse para envejecer

Sarcopenia o la pérdida de masa muscular

Conforme envejecemos perdemos masa muscular. Este proceso, natural pero no por ello plato de buen gusto, se llama sarcopenia y comienza a partir de los 40 años, intensificándose pasados los 70. La sarcopenia hace que, poco a poco, vayamos perdiendo fuerza, por lo que nos resulta más difícil movernos y nos fatigamos antes. Además, puede aumentar el riesgo de caídas y fracturas de huesos. Se trata, sin duda, de un enemigo de la calidad de vida, por lo que está en el frente de mira de muchas investigaciones sobre envejecimiento saludable.

Una manera de frenar la pérdida de la masa muscular son los programas de ejercicio diseñados específicamente para mejorar esta situación. Por supuesto, estos ejercicios deberán realizarse o bien tras ser prescritos por un médico o bien supervisados por un profesional para evitar el riesgo de lesiones. También una dieta con un aporte adecuado de proteínas puede ser de ayuda, por lo que los profesionales de la nutrición ya se han puesto en marcha para dar con las mejores opciones. Un estilo de vida adecuado, que además de estas pautas incluya evitar conductas dañinas como el tabaquismo, puede ser de gran ayuda para conservar nuestra masa muscular.

Una ayuda extra: terapia génica contra la sarcopenia

Las estrategias basadas en el estilo de vida son de gran importancia, pero eso no impide explorar otras opciones para casos más extremos. Un grupo de investigación acaba de desarrollar una terapia que podría ser de ayuda en estas situaciones. La protagonista de esta terapia es la proteína neurotrofina 3.

Esta proteína está implicada, entre otras funciones, en restaurar el crecimiento de las fibras musculares. Por tanto, los investigadores pensaron que un extra de neurotrofina 3 podría ser beneficiosa para casos de sarcopenia. Para probar su hipótesis, decidieron desarrollar una nueva terapia génica. Esta técnica se ha utilizado con bastante éxito para el tratamiento de distintas enfermedades en las que una mutación impide que una proteína se produzca correctamente. Sin embargo, la terapia génica tiene otros usos además de este tan popular. En este caso, no hay ninguna mutación que corregir, lo que se buscaba era aumentar la producción de neurotrofina 3. Un chute extra, como quien se toma un café para tener más energía y rendir mejor durante el día.

Esta terapia fue probada en un modelo de ratón con sarcopenia. En primer lugar, se observó que el tratamiento funcionaba según lo previsto. Es decir, consiguieron aumentar la cantidad de esta proteína en el músculo esquelético del animal. Primer objetivo cumplido. Y no solo eso, ya que se vio una correlación entre la cantidad de neurotrofina 3 y el estado del músculo. La producción extra de esta proteína resultó en un aumento en la fibra muscular y una mejora general del músculo. Estos datos preliminares hacen creer a los investigadores que su terapia génica podría, quizá, ayudar a los casos más graves de sarcopenia en un futuro esperemos que no muy lejano. Todo lo que implique lograr una vejez sana y feliz será más que bienvenido.

Mientras esperamos a que esta ayuda extra sea una realidad, contamos con el resto de estrategias para un envejecimiento saludable: vida sana, infraestructuras aptas para todos y un entorno socioeconómico que nos permita ser independientes y felices.