medio ambiente

"¿Dar agua de grifo a quien lo pide? Aquí lo hacemos desde siempre"

La nueva ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular marca la obligatoriedad para la hostelería de ofrecer consumo de agua no envasada de manera gratuita.

La imagen de la jarra de agua de grifo en los bares podría ser más común de ahora en adelante.
La imagen de la jarra de agua de grifo en los bares podría ser más común de ahora en adelante.
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La aprobación de la Ley 7/2022 de 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, publicada al día siguiente en el Boletín Oficial del Estado, atiende a muchos ámbitos. La gestión de esos residuos y ciertas medidas que invocan un cambio de pautas conductuales, desde los productores a los consumidores, forman el esqueleto de un texto que también atañe a la hostelería y el empleo de productos de plástico de un solo uso.

El gran objetivo es reducir el volumen de este segmento. La nueva ley explica que la Comisión Europea ha identificado los plásticos en su plan de acción en materia de economía circular como una de las áreas prioritarias de intervención, “al considerar que solo se recicla menos de la cuarta parte del plástico recogido y casi la mitad termina en vertederos”. Además, señala que el consumo de plástico ha crecido “de forma exponencial desde que comenzó la fabricación en serie, tendencia que, previsiblemente, continuará en las próximas décadas”. Junto a las ventajas de su uso racional, señala problemas como su efecto general sobre el medio ambiente, la pérdida de recursos cuando los productos de plástico se destinan a vertedero y el impacto derivado de su abandono, ya que se degradan muy lentamente. Otro dato que llama la atención: en 2020, los plásticos alcanzaban el 75,9% de los residuos registrados en playas españolas.

El título V de la ley se dedica a las medidas para la reducción del consumo de determinados productos de plástico, así como a su correcta gestión como residuo. Es la primera vez que una ley estatal en materia de residuos dedica un título entero a esta fracción de residuos. En su artículo 55, que atiende de manera específica a la reducción del consumo de determinados productos de plástico de un solo uso, se aclara que en 2026 se ha de conseguir una reducción del 50% en peso con respecto a 2022. En 2030, la meta es reducir hasta el 70% en peso. Por ello, y siguiendo el texto legal, “todos los agentes implicados en la comercialización, fomentarán el uso de alternativas reutilizables o de otro material no plástico”.

Por otra parte, la ley también contempla nuevas medidas con respecto al diseño de recipientes de plástico para bebidas. A partir del 3 de julio de 2024 solamente tendrán cabida en el mercado los productos de plástico de un solo uso cuyas tapas y tapones permanezcan unidos al recipiente durante su utilización.

A vueltas con el agua y los bares

La ley tiene un fleco que alude directamente al sector hostelero, en virtud del cual “se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”. La idea es bajar el consumo de botellines de plástico.

Los hosteleros no parecen inquietos por la nueva normativa. “¿Dar agua del grifo a quien lo pide? Aquí lo hacemos desde siempre -comentan en la cafetería San Siro, de la zaragozana calle Costa- para todo aquél que consume, se le ofrece un vaso de agua si quiere”. “No tenemos previsto lo de la jarra y los vasos en la barra como hacen en otros sitios de España, no lo ofrecemos, pero claro que se da si alguien la quiere -aclaran en La Factoría, de la calle Sanclemente- y desde siempre se ha hecho”. “En esta casa lo vemos como una buena idea para hacer una aportación al menor uso de plástico, no perjudica en absoluto el negocio y siempre habrá un vaso de agua para nuestros clientes cuando lo precisen”, apuntan en Bravo Café, bar y restaurante de inspiración mexicana en la calle Tarragona.

"Siempre habrá un vaso de agua para nuestros clientes cuando lo precisen"

El consumo de agua de grifo es una práctica muy habitual en Madrid, donde el agua de la red (de excelente calidad) procede del Canal de Isabel II. También es corriente en Nueva York, donde la ‘tap water’ en jarra, casi siempre con su tonelada de hielos (y directamente transportada desde los Catskills o Delaware al norte del estado) es la primera opción en la mayoría de los restaurantes, que solamente ofrecen ‘natural bottled’ si se rechaza el agua de grifo. Boston, San Francisco, Seattle o Portland son otras ciudades estadounidenses donde se puede confiar en la calidad del agua corriente para su ingesta. 

El agua corriente en Zaragoza

El río Aragón es una fuente de suministro clave para el agua que se consume en Zaragoza; sus aguas pasan por el embalse de Yesa, siguen camino en el canal de Bardenas y la acequia de Sora hasta las Balsas de Sora. De allí se transporta el agua mediante un tramo de tubería de 2 metros de diámetro, cruzando el Ebro; el diámetro de la tubería baja luego a 1,80 metros hasta la planta potabilizadora de Zaragoza, desde la que se distribuye a los puntos de consumo de la ciudad. La otra fuente de agua consumida en Zaragoza es el Canal Imperial de Aragón, que toma el agua del rio Ebro en el Bocal, a la altura de Fontellas (Navarra). En Zaragoza hay una toma para el abastecimiento de la ciudad que lleva el agua hasta la planta potabilizadora, donde se mezcla en proporciones variables con el agua proveniente del Pirineo.

En el caso de que ambos canales estén cortados para limpieza o mantenimiento, hay una elevación de aguas del río Ebro en el término municipal de Zaragoza, que suministra tres metros cúbicos por segundo a los depósitos de agua de Casablanca.

En Zaragoza, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el agua de grifo obtiene una calificación general buena, que se queda en mediana en cuanto a dureza y elevada mineralización. Burgos puede presumir de tener la mejor agua corriente de España, por baja mineralización, amén de ausencia total de cal y contaminantes. San Sebastián le sigue a corta distancia, con matrícula de honor en la mayoría de los parámetros. Vigo, la mentada Madrid, Guadalajara, Palencia, Orense o Málaga son otras capitales de provincia con buenas calificaciones. Peor van las cosas en Huelva, Barcelona o Logroño, a la cola nacional de esta calificación.

La OCU, por cierto, ya aireó en marzo de 2018 en una publicación que pedía textualmente “una ley nacional que obligue a los establecimientos de hostelería y restauración a ofrecer siempre la posibilidad de un recipiente con agua del grifo de forma gratuita y complementaria a la oferta del propio establecimiento”, texto casi calcado al que acaba de presentar la ley aprobada por las Cortes Generales y la Jefatura del Estado este 8 de abril. Hace cuatro años ya se constataba desde esta organización la existencia en España de normativas locales encaminadas a esta gratuidad del agua no envasada en la hostelería, concretamente en Granada, Pamplona o Palma de Mallorca.

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