Japón disfruta de la floración de los cerezos tras dos años de pandemia

Los japoneses se solazan con la observación de los árboles florecidos, en medio de la preocupación de las autoridades sanitarias por un repunte de la covid.

Todo sea por el placer de contemplar el manto rosado que tiñe las ramas de los cerezos, un ritual que para los japoneses es todo un espectáculo de turbadora belleza. Por estas fechas los cerezos ya están en plena floración. Un motivo por el que se felicitan los amantes de esta tradición, pero que preocupa a los epidemiólogos nipones. La observación de los frutales mueve riadas de gente, lo que suscita el temor de que repunten los casos de covid, cuando no hace ni diez días que se levantaron las restricciones impuestas para controlar la propagación del virus.

La floración de los cerezos anuncia el despuntar de la primavera. Todo un acontecimiento que para muchos japoneses es motivo de celebración, después de dos años en que la pandemia ha impedido las aglomeraciones. La flor del cerezo o 'sakura' es la flor nacional de los japoneses y su leve posarse en el suelo es una de las más delicadas visiones.

Aún con el susto en el cuerpo, las autoridades sanitarias no quieren que la hermosura propicie la consabida escalada de la curva de infecciones. De ahí, que en muchos parques se pida encarecidamente a los visitantes que se abstengan de beber bajo los árboles, un rito con mucho arraigo en esta temporada.

Desde mediados de marzo, Japón ha establecido un cupo diario de entrada de personas en el país cifrado en 7.000, con el fin de garantizar que todos los viajeros se sometan a PCR y otras medidas para prevenir los contagios. Además, las autoridades mantienen el veto total a la entrada de turistas del exterior, una medida que ha aplicado durante la mayor parte de la pandemia. No hay visos de que el Gobierno vaya a aflojar el rigor.

Debido a esta decisión, se calcula que 4,7 millones de turistas extranjeros han sido privados del espectáculo del 'hanami'. El fervor con que se sigue este fenómeno es de tal calibre que la Agencia Meteorológica de Japón pronostica para cada zona del país cuándo brotarán las flores. Existen incluso aplicaciones para móviles que permiten conocer desde en qué momento y lugar asomarán los primeros pétalos hasta el efecto de la presión atmosférica sobre los frágiles capullos.

Dependiendo del clima de cada región, los emblemáticos cerezos o 'sakura' pintan de un rosa tenue el archipiélago japonés, desde finales de marzo hasta principios de mayo.

La tradición del 'hanami' data del siglo VIII. El florecimiento coincide con el comienzo de la temporada de plantación del arroz, cuando en el pasado se efectuaban ofrendas a las divinidades bajo los cerezos para pedir una cosecha generosa. Por añadidura, la primavera anuncia el comienzo de un nuevo año escolar, universitario y fiscal.

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