Tercer Milenio
En colaboración con ITA
#cienciaencasa
Este experimento te va a costar un huevo hacerlo
Un poco de #cienciaencasa en este tiempo de confinamiento con cosas que tienes por la cocina.
Esto de no poder salir de casa me da un hambre... Me apetece cenar un par de huevos fritos con jamón pasado. Abro la nevera y ahí los tengo, pero me asalta una duda: ¿son frescos? La verdad es que no me fío de mis compañeros de piso. ¿Qué puedo hacer? Ciencia: los huevos de gallina son más densos que el agua y se hunden. Pero si añades 40 gr de sal común a un litro de agua y el huevo está caducado, flota. Y aún puedes afinar más: con tres semanas aún se hunde, pero el eje mayor del huevo está casi vertical. De 8 a 10 días, está tumbado a 45 grados. Si tiene menos de una semana, 20 grados o menos. Ufff, problema solucionado.
Pero entonces me asalta otra duda. ¿Y si alguno de los dos es un huevo duro? ¿Cómo lo averiguo? La ciencia acude de nuevo en mi ayuda: le doy un impulso y lo hago girar. Si gira bien y coge mucha velocidad, está duro. Si va a trompicones y se frena, es fresco.
Vaya, pues qué mala suerte, los dos son duros. Malditos compañeros, se van a enterar... Pelo uno de los huevos y busco una botella que tenga el cuello un poco más pequeño que este. Introduzco dentro de la botella un papel encendido, lo dejo arder un poco y tapo la botella con el huevo duro. Espero que se apague. Al enfriarse el aire de dentro, se hace vacío y el huevo entra en la botella.
Yo no cenaré esos huevos fritos que tanto me apetecían, pero eso les va a costar un huevo a mis amigos.
Agustín Camón Investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón
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