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Derriban en Zuera la casa que el oceanógrafo Odón de Buen se construyó en los años 20

En sus 'Memorias', el catedrático zufariense soñaba que regresar al pueblo, habitar el inmueble y desgranar los recuerdos de su intensa existencia

El vacío que deja la casa, tras la demolicíón el pasado viernes. Desaparece un símbolo que vinculaba aún más a Odón de Buen con Zuera.
El vacío que deja la casa, tras la demolicíón el pasado viernes. Desaparece un símbolo que vinculaba aún más a Odón de Buen con Zuera.
MARCOS CEBRIAN

ZARAGOZA. El pasado viernes, la localidad zaragozana de Zuera perdía uno de los símbolos de su identidad, al menos en cuanto a lo sentimental, y de su vinculación con Odón de Buen (hay otros, sin duda): la casa, de estirpe racionalista de tres plantas, que el oceanógrafo mandó levantar en la calle San Pedro, frente a la plaza de España, fue derribada. El alcalde José Manuel Salazar explica con serenidad: “En esa casa no nació Odón de Buen porque aquella ya no existía. Es una casa que él mandó hacer en los años 20 para pasar aquí algunas temporadas o vivir tras su jubilación, en la que residió muy poco tiempo. Apenas la disfrutó. Luego pasó lo que pasó, vino la Guerra Civil y él tuvo que marcharse al exilio y ya no pudo habitarla nunca más”, dice de entrada. Odón de Buen y del Cos (Zuera, Zaragoza, 1863-Ciudad de México, 1945) fue científico, profesor (pasaron por sus aulas más de 25.000 alumnos), senador real, divulgador de Darwin y fundador de la Oceanografía en España.

Agrega José Manuel Zalazar que la casa -que no estaba protegida- pasó por varias manos, entre ellas las de quizá un hijo del sabio, más tarde la adquirió el Banco Español de Crédito y “finalmente la compró su actual dueño, propietario de un solar mucho más grande. En varias ocasiones, en el Ayuntamiento de Zuera se barajó la posibilidad de comprarla, pero se descartó. Era cara, había que restaurarla por completo, porque en su interior estaba escacharrada, y no valía la pena. No tiene valor arquitectónico. Y, además, como digo, no era su casa natal. Todo eso se tuvo en cuenta”, matiza el alcalde, que le resta importancia al edificio en sí mismo, "más allá de su valor sentimental".

José Manuel Salazar: "En varias ocasiones, en el Ayuntamiento de Zuera se barajó la posibilidad de comprarla, pero se descartó. Era cara, había que restaurarla por completo, porque en su interior estaba escacharrada, y no valía la pena. No tiene valor arquitectónico. Y, además, como digo, no era su casa natal"

Zuera en las dos últimas décadas se ha vinculado muy estrechamente con su hijo más ilustre: le ha rendido homenaje, ha creado la fundación y se han hecho publicaciones y hasta una película, ‘El olvido del mar’, de Mirella R. Abrisqueta, entre otras cosas. Decía la cineasta, en vísperas de su estreno en junio de 2023: “Odón de Buen es el padre de la oceanografía en España, a mí me gusta verlo como nuestro Jacques Cousteau, un visionario que planteó a principios del siglo XX que los recursos del mar eran limitados, una idea que ahora tenemos muy clara pero que en ese momento era impensable, con su trabajo logró poner nuestra oceanografía a la altura de la de los mejores países europeos”.

Uno de los retratos más conocidos de Odón de Buen y del Cos.
Uno de los retratos más conocidos de Odón de Buen y del Cos.
Archivo HA.

Recuerda José Manuel Salazar que en Zuera tiene su sede la Fundación Odón de Buen. “Al final nos dimos cuenta que el Centro Escolar que se levantó en tiempos de Primo de Rivera podía ser ideal para ese cometido. Odón de Buen estuvo en el acto de inauguración y ese espacio era simbólico, sin duda. Y ahí se instaló la fundación”. Este es un claro ejemplo de “la crónica de una muerte anunciada”. Y el derribo ha dolido en varios sectores de la sociedad que han aceptado el derribo como algo legal pero doloroso. Quizá por ello no quiere hablar en público del asunto. “Bueno, no digo que no que haya decepcionado la demolición. Creo que también es porque mucha gente pensaba que era la casa natal de Odón de Buen. Y no es el caso”, insiste Salazar. La casa se hizo con bloques de hormigón y se suele decir que fue la primera que tuvo agua corriente en Zuera. El nuevo dueño del inmueble y de los terrenos contiguos es José de Buen, que no es pariente suyo.

Una de las voces críticas es la del científico y escritor Antonio Calvo Roy, biógrafo de Odón, de Cajal y Lucas Mallada, que recuerda que la casa, donde tenía una parte de su biblioteca, le fue incautada al autor de ‘De Kristianía a Tuggurt’, “al que le aplicaron un consejo de guerra por apoyo a la rebelión, vaya paradoja, claro, y le desposeyeron de todo”, dice de entrada. A Odón de Buen lo detuvieron en Mallorca y lo encarcelaron, y los sublevados fusilaron en Córdoba a su hijo Sadí, un famoso médico, en 1936. 

“¿Qué habrá sido de mi casa de Zuera? Y, sobre todo, ¿dónde estarán, si existen, mis papeles, mis documentos, mis cuadernos, mis libros?”, se preguntaba Odón de Buen
La demolición en marcha, el pasado viernes. Cuando menos a nivel simbólico, un día triste para Zuera.
La demolición en marcha, el pasado viernes. Cuando menos a nivel simbólico, un día triste para Zuera.
Archivo HA.

Antonio Calvo Roy añade algo más, en relación con el patrimonio material e inmaterial de calado inequívocamente cultural: “Es una pena que no tengamos en España conciencia de la importancia de conservar y celebrar símbolos como este. Para Zuera debería ser una decepción que la casa que el más ilustre de sus ciudadanos construyó allí para vivirla y disfrutarla quede reducida a escombros sin el más mínimo respeto y que sin que ninguna autoridad mueva un músculo. Quizá sea una buena metáfora del respeto que tenemos por nuestro pasado científico”, pone el dedo en la llaga el biógrafo y editor de Odón de Buen y del Cos.

El propio Odón de Buen, en sus ‘Memorias’ (que publicó la Institución ‘Fernando el Católico’), decía: “Comienzo a escribir estas memorias de mi larga vida a los 76 años y en condiciones bien distintas de las que soñé. Había logrado hace años construir en mi pueblo natal una casa de arquitectura y comodidades modernas, y en ella había salita amueblada con la mesa, la butaca, las sillas y el armario de mi primer despacho, el que instalé en Barcelona con los primeros productos de mis libros universitarios (…) Y en aquel rincón que me recordaba mis primeros años, en aquel rudo ambiente de una naturaleza con grandes contrastes, con la calma que permite un limpio estado de conciencia y un bienestar material conquistado con el trabajo de más de medio siglo (…) pensaba escribir las memorias de mi vida, que ha tenido tantas ocasiones de servir a la ciencia, a mi patria y al bienestar humano. ¡Qué distinta es la realidad! ¡Qué trágica la situación en que comienzo estas notas, resumen de mis actividades en una vida que se aproxima a los ochenta años!”.

Y luego se preguntaba: “¿Qué habrá sido de mi casa de Zuera? Y, sobre todo, ¿dónde estarán, si existen, mis papeles, mis documentos, mis cuadernos, mis libros?”.

Antonio Calvo Roy contó así la peripecia de la casa y del propio Odón de Buen: "En el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza se encuentran múltiples papeles con las acusaciones de sus vecinos de Zuera, por ser significado republicano, masón, ateo y hasta marxista. Todos los cargos tenían por objeto, además de la venganza, la incautación de sus bienes en Zuera, con la notable pirueta legal, por llamarla de alguna manera, según la cual el inculpado debía 'responder civilmente por los daños o perjuicios de todas clases que hubiera ocasionado directamente como consecuencia de su oposición al triunfo del Movimiento Nacional'. Embargaron su casa con todo lo que había dentro, cuya relación de bienes se realiza con sobrecogedor detalle. El mobiliario del despacho, por cierto, se lo quedó mosén Fernando, el cura de Zuera. Lo que no debieron encontrar son los libros que Odón de Buen había guardado allí con idea de retirarse algún día; fueron quemados en la plaza pública por los falangistas, en los primeros días de la Guerra, igual que fue arrastrado por las calles del pueblo el busto que le había hecho Mariano Benlliure y que estaba en el Grupo Escolar".

Como dice García Márquez la vida da vueltas en redondo y dibuja unas simetrías alarmantes.

Aspecto de la casa de Odón de Buen antes de la demolición.
Aspecto de la casa de Odón de Buen antes de la demolición.
Archivo HA.
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