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La increíble historia de la carta de Marilyn que encontró un zaragozano

José Luis Ortiz compró en 2014 un bolígrafo Montblanc de los años sesenta que guardaba en su estuche una misiva que un experto atribuye a la actriz. En ella mostraba sus miedos pocos días antes de morir.

José Luis Ortiz Güell con la carta que asegura perteneció a Marilyn Monroe.
José Luis Ortiz Güell con la carta que asegura perteneció a Marilyn Monroe.
H. A.

"La aparición de esa carta de Marilyn fue como un envío divino. Llevaba muchos años dedicado a la actriz, coleccionando sus libros en todos los idiomas, estudiándola, dibujándola, y de repente me llegan del coleccionista zaragozano José Luis Ortiz Güell esos dos folios, escritos por ambas caras, con esa firma que reconocí de inmediato: soy dibujante, soy artista, y sé que es la suya. Pero además verifiqué que era la auténtica con dos importantes grafólogos de Barcelona. Y ahí se explican muchas cosas de su final. Hasta entonces me pareció que había muerto por un accidente, por la ingesta de medicamentos, como sostiene uno de sus biógrafos, Donald Spoto, pero al leer la carta dirigida a Truman Capote -uno de sus grandes amigos, que entonces se encontraba en Palamós, donde solía veranear-, para mí todo ha cambiado. Y esa carta junta el asesinato del propio John Fitzgerald Kennedy y el que pudo ser el suyo", dice Frederic Cabanas (San Cugat del Vallès, Barcelona, 1954).

Toda la increíble historia de esta epístola ha dado lugar a su libro ‘La carta secreta de Marilyn Monroe (D’Octavià Ediciones), que "es el fruto de seis años de investigaciones y de trabajo paciente, alejado de cualquier sensacionalismo. A mí, la aparición de esa carta me parece un verdadero milagro y me sigue apasionando encontrar nuevos datos. Me ha cambiado la vida", agrega.

Frederic Cabanas, que tiene un museo dedicado a Marilyn -y a la casa antigua de 750 metros cuadrados y a su familia de tres hermanos artistas: tres museos en uno- con 2.788 libros en todos los idiomas, una abundante iconografía, muchos documentos y multitud de objetos.

La carta está redactada a máquina, con algunas omisiones y varios errores gramaticales, el 25 de julio de 1962, y la actriz moriría el 5 de agosto. Permaneció oculta durante medio siglo en Zaragoza hasta que el administrativo, actor y colaborador en diversos medios de prensa José Luis Ortiz Güell (Zaragoza, 1967) la adquirió por casualidad. Aficionado a las antigüedades y diversos utensilios de escritorio y de otros asuntos ("soy pacífico, por supuesto, pero también me gustan los cuchillos", revela), una amiga suya le habló de una joven, Rocío Pérez, que quería vender algunos objetos que habían pertenecido a su abuelo, en particular un bolígrafo Montblanc de los años 60. "Me pareció interesante la idea, un Montblanc siempre es un Montblanc y aquel al menos tenía más de medio siglo, y fui a ver la pieza a aquel trastero de la calle Luis Aula donde había muchas cosas. Lo recuerdo muy bien: llevaba su estuche, y dentro, me dijo Rocío, había un papel doblado. Lo compré todo por 250 euros", cuenta.

La corazonada de José Luis Ortiz

Carta que se atribuye a Marilyn Monroe, adquirida por el coleccionista zaragozano José Luis Ortiz.
Carta que se atribuye a Marilyn Monroe, adquirida por el coleccionista zaragozano José Luis Ortiz.
Oliver Duch
"Querido Truman: Te escribo esta carta en un auténtico estado de desesperación. No confío en nadie de mi entorno, y te mando esta carta porque tú sabes que tú y yo nos parecemos en muchos aspectos y conocemos muchos de nuestros secretos"

​"Mi casa, que compré con tanto entusiasmo, se ha convertido en una prisión, en la que me controlan y me vigilan constantemente. Al menos esa es la sensación que yo tengo"

 A la carta, de entrada, no le hizo demasiado caso. Antes, recuerda, prefirió pasarse por la ‘casa de las plumas’ La Estilográfica Moderna para que le revisasen su adquisición. "El dependiente, que era y es un auténtico experto, exploró el bolígrafo y me dijo que tenía una fisura y que se podía pedir una pieza nueva. También me advirtió de que si se la colocábamos, perdería su valor como objeto de antigüedad. Y dejé así el bolígrafo". Al principio, no le dio demasiada importancia al papel, pero poco a poco, aun sin saber inglés, tuvo una suerte de corazonada: aparecía M. M., aludía a ‘Money’, Sam Giancana, y con él sí que estaba un poco familiarizado, vinculado a la mafia norteamericana. Empezó a pensar que quizá aquel papel doblado y encajado en el interior del estuche quizá no fuese un documento baladí.

Estuche de un bolígrafo Montblanc donde apareció una carta que se atribuye a Marilyn Monroe.
Estuche de un bolígrafo Montblanc donde apareció una carta que se atribuye a Marilyn Monroe.
H. A.

Todo, y el azar también juega, parecía conducirle un poco a Marilyn Monroe. "Pensé que debía buscar a un experto y pensé en Frederic Cabanas, al que conocía desde hacía algunos años: le regalé un libro dedicado por la actriz que me compraron en un mercado de Londres. Le mandé la carta. La respuesta fue inmediata: me dijo que era una carta de Marilyn Monroe, dirigida al escritor Truman Capote, que había pasado los tres últimos veranos en Palamós y que en ella se aludía a Giancana, a Frank Sinatra, vinculado con la mafia, y a su pasión por JFK».

Ahora el bolígrafo Montblanc y el estuche están en el museo y la carta obra en poder de José Luis, y fue retratada por Oliver Duch para estas páginas.

Marilyn Monroe
Marilyn Monroe
EFE

Truman Capote, Frank y los Kennedy

"Soy artista y la mujer es un motivo de inspiración de mi obra. Marilyn me interesa desde hace muchos años por su físico, por su condición de actriz y por el mito que la envuelve. Es casi una obsesión para mí. Seguro, completamente seguro de que la carta es de ella, insisto en que trabajé con dos grafólogos y que consulté muchas dudas con distintos expertos, porque a veces los periodistas o mis amigos me pedían pruebas fehacientes, sobre todo cuando publiqué los libros. He intentado responderme a todas las incógnitas". Recuerda que él aprendió el inglés que sabe precisamente intentando desvelar informaciones sobre Marilyn Monroe -en su museo tiene muchos documentos- y que ha intentado desbrozar los nombres y los hechos en un auténtica pesquisa policial. Arranca así: "Querido Truman: Te escribo esta carta en un auténtico estado de desesperación. No confío en nadie de mi entorno, y te mando esta carta porque tú sabes que tú y yo nos parecemos en muchos aspectos y conocemos muchos de nuestros secretos". Le revela que una inmensa sombra rodea su existencia: "Mi casa, que compré con tanto entusiasmo, se ha convertido en una prisión, en la que me controlan y me vigilan constantemente. Al menos esa es la sensación que yo tengo". De eso se había escrito mucho; Cabanas en su exhaustiva investigación cuenta que no solo era espiada, sino que tenía los teléfonos pinchados y que le habían colocado varios micrófonos. Más que a ella, se percibe y lo explica Frederic Cabanas, perseguían a los Kennedy, que cada vez tenían más enemigos.

Más allá del inventario de sus miedos, de algunas maldiciones que enturbian sus días (como la de la actriz Marilyn Miller, "que murió de 37 años y yo estoy muy cerca. Yo no amo la vida, pero temo la muerte y todavía tengo una última esperanza en Jack [John Fitzgerald Kennedy]"), e incluso de su autodefensa como actriz frente a las adicciones, la epístola es un inventario del entorno de Kennedy y algunos personajes inquietantes.

Insiste en que se siente "amenazada, vigilada y controlada": "Sí, mi querido confidente, tanto Jack como yo nos sentimos manipulados, vigilados. Él tiene todo la protección, yo solo el apoyo de la gente y aquellos que me admiran tanto, pero ellos no me pueden salvar. Recuerdo que Jack me ha dicho que él está rodeado de gente que no le inspira nada de confianza, entre ellos James Angleton", que fue jefe de la Contrainteligencia de la CIA de 1954 a 1975. JFK también desconfiaba de Cord Meyer, colaborador del anterior.

Marilyn hasta da un teléfono privado de la Casa Blanca. El presidente está siempre presente. Ella soñaba con casarse con él, a pesar de que eran muchos los que le decían que lo olvidase. "Yo lo quiero tanto y él es feliz conmigo. Su mujer no es más que un objeto que le da prestigio, pero es fría, anodina, aburrida. Conmigo lo pasa bien, disfruta de cada momento, sonríe. Recuerdo el tiempo que pasé con Jack cuando su esposa estaba en la India, en marzo de este año. Su esposa ya sabe de nuestra relación y nos hemos enfrentado. No tengo miedo". Recuerda Cabanas que "la primera cita romántica" de Marilyn y JKF fue en la casa de Bing Crosby, en Palms Springs, y luego, el 19 de mayo, cantaría el famoso ‘Happy Birthday’ al presidente en el Madison Square Garden.

Marilyn Monroe en su famosa interpretación de la canción 'Happy Birthday' al presidente de EE. UU. John F. Kennedy.
Marilyn Monroe en su famosa interpretación de la canción 'Happy Birthday' al presidente de EE. UU. John F. Kennedy.
H. A.

Truman Capote, que dedicó varios textos a Marilyn, antes y después de morir, había conocido a la actriz en 1949 durante el rodaje de ‘La jungla de asfalto’ de John Huston y se habían cruzado varias veces más, hasta el punto de que fue el propio autor de ‘A sangre fría’ quien le regaló el bolígrafo Montblanc y elogió su escritura. En España, en Seix Barral, se publicó un sugerente libro de textos de Marilyn donde hay poemas, fragmentos de diarios, notas diversas sobre estados de ánimo o aforismos: ‘Fragmentos’. Aquel verano había alquilado, gracias a los dueños del Hotel Trias, una casa de la Cala Sanià del militar y piloto de aviación José Luis de Urquijo.

Cómo llegó a Zaragoza

"Este es un personaje muy importante en algo que aún no he logrado desentrañar del todo. ¿Cómo llegó la carta a Zaragoza? Eso por ahora es mi mayor decepción. Y eso también forma parte del milagro y del embrujo de esta historia". Cree que Marilyn mandó la carta a Palamós; es probable que llegase cuando ya no estaba allí Capote, "porque nunca aludió a ella", y que se quedase en la finca. Urquijo acudía menudo a Zaragoza y no descarta que fuese él quien la llevase a la Base Americana para que se devolviese desde allí o lo que fuese. "He indagado en Correos. Aunque un hijo suyo dice que Capote no estuvo en su casa, he verificado que fue así. Estuvo en Sanià. Y más tarde, en 1965 en concreto, el bolígrafo fue comprado por el abuelo de Rocío Pérez, Antonio ‘el Ferroviario’, con la ayuda algún amigo militar, en la Casa Americana, una delegación de la Base, que estaba en el paseo de la Independencia. No deja de ser fascinante también esa parte de la historia: parece un cuento fantástico y lleva dentro, me parece a mí, una película admirable. Le pregunté a José Luis Ortiz: '¿No serás amigo de David Trueba?'. La de la carta es una historia que me acompañará el resto de mis días", concluye Frederic Cabanas. Él no duda.

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