"La Lonja de Zaragoza debería ser Patrimonio de la Humanidad"

Una exposición en el palacio de Montemuzo, comisariada por la historiadora del arte Carmen Gómez Urdañez, reivindica la importancia del edificio

Recreación del almacén y despacho de un mercader. En primer plano, arca de caudales cedida a la exposición por la iglesia de San Pablo.
Recreación del almacén y despacho de un mercader. En primer plano, arca de caudales cedida a la exposición por la iglesia de San Pablo.
Francisco Jiménez

Hay exposiciones que ilustran y exposiciones que proponen. La que se inaugura este viernes en el palacio de Montemuzo tiene mucho de ilustrativa pero guarda una carga de profundidad para el visitante. 'La Lonja. La ciudad y los mercaderes', comisariada por la historiadora del arte Carmen Gómez Urdáñez, viene a cerrarse con una reivindicación. "La Lonja de Zaragoza debería ser Patrimonio de la Humanidad", aseguraba esta mañana la especialista. 

Gómez Urdáñez, que ha dedicado casi toda su actividad investigadora a la arquitectura renacentista zaragozana, con atención especial a la Lonja, recibió el encargo del Ayuntamiento de organizar una exposición sobre el edificio y lo ha cumplido. "En Aragón llevamos más de dos siglos, desde que la Lonja perdió el uso para el que fue diseñada, sin entenderla, ni cómo era ni cómo funcionaba. Y he intentado explicarlo en la exposición".

La muestra se articula en tres espacios. En el primero de ellos se presenta la evolución del edificio, desde que fue construido hasta la actualidad; en el segundo se recrea su funcionamiento y, para ello, se ha reconstruido con numerosas piezas originales cómo debía ser el almacén y despacho de un mercader del siglo XVI; y, en el tercero, la especialista expone los hallazgos que ha efectuado en los últimos años y que recogió en 2021 en su libro ‘La Lonja de Zaragoza. Reyes y ciudadanos’. En sus páginas estudiaba toda la iconografía del inmueble e identificaba los 153 rostros que aparecen en sus fachadas. 

Y aquí, en el tramo final, es donde se presenta la auténtica clave de la exposición. "La Lonja fue sobre todo símbolo de la posición de la ciudad en el reino y entre las demás capitales de los territorios de la Corona de Aragón. Zaragoza era la cabeza del reino originario de la Corona (...) Se midió con sus hermanas, utilizando y modernizando el tipo monumental que se creó en Barcelona a finales del siglo XIV y se siguió primero en Mallorca y luego en Valencia en el siglo XV', se lee en la última cartela de la exposición.

Lo que  dice Carmen Gómez Urdáñez es que el modelo de la Lonja zaragozana no es único, que se comparte con las de Mallorca, Barcelona y Valencia, y que se inspira en ideas de "Vitrubio, arquitecto romano que posteriormente se reinterpretó en el Renacimiento". Lo que sí es único, en cambio, es el modelo de las cuator que hubo en la Corona de Aragón, y que en nada se parecen a sus coétaneas en el resto de Europa. Y, llegados a este punto, siendo la primera por orden de antigüedad la de Barcelona, la segunda Mallorca, la tercera Valencia y la cuarta Zaragoza, y constituyendo todas un 'unicum', ¿qué sentido tiene que sea Patrimonio Mundial solo la de Valencia? ¿Es justo?

"No lo es -responde Gómez Urdáñez-. Y además, y esto se puede constatar a lo largo de toda la exposición, tenemos la suerte de que el edificio zaraogzano se encuentra en un estado muy cercano al original, gracias a que las obras que se han realizado a lo largo de los siglos han sido bastante respetuosas con él. Y, en aquellos detalles en los que no lo han sido, se trata de actuaciones fácilmente reversibles".

Dado que la Unesco siempre ve con mejores ojos la ampliación de una declaración de Patrimonio Mundial que una realizada 'ex novo', el reto no parece ni mucho menos una locura. Hace falta que alguien quiera liderarlo. La exposición se cierra con sendas fotografías de las otras lonjas de la Corona de Aragón, y nada se ve en ellas que no tenga la de Zaragoza. 

Vista del primer espacio de la muestra, dedicado a presentar la evolución del edificio desde su construcción a nuestros días.
Vista del primer espacio de la muestra, dedicado a presentar la evolución del edificio desde su construcción a nuestros días.
Francisco Jiménez

Mientras llega el momento de que alguien se atreva con el reto, y hasta el 14 de julio, se puede disfrutar de la exposición en el palacio de Montemuzo, que reúne materiales diversos, en parte originales en parte reproducciones: fotografías, planos, documentos y objetos presentan a los visitantes la historia y evolución del edificio.

La Lonja fue construida enre 1541 y 1551 como bolsa de mercaderes y tabla de depósitos o banco municipal, actividades que ponían de relieve la categoría de la ciudad como capital del reino. El proyecto recayó en Juan de Sariñena, maestro de obras de la ciudad, que se inspiró en sus predecesoras. El diseño interior es de Gil Morlanes 'el Joven', que creó un gran salón cubierto por bóvedas de crucería estrellada, muy usadas en Aragón a lo largo del siglo XVI. A finales del siglo XVIII decayó en sus usos y en 2002 fue declarada Bien de Interés Cultural. Hoy es sala de exposiciones municipal.

La exposición ha sido presentada por su comisaria, por la jefa del Servicio de Cultura, Romana Erice, y por la consejera de Cultura, Sara Fernández. Han prestado piezas para ella el Archivo Histórico Provincial, Archivo Municipal de Zaragoza, Biblioteca de la Universidad de Zaragoza, SIPA, Arzobispado de Zaragoza, Francisco Boisset y Stella Ibáñez, Pilar Ángel, Francisco Monzón, José Luis Cintora y las Canonesas del Santo Sepulcro.

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