La dispersión y carencias en el asociacionismo, una vieja debilidad de la cultura aragonesa

Hay sectores más cohesionados y combativos, pero se echa en falta una interlocución común con las instituciones

En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba: Ana Revilla (IAC), María López Insausti (ARES), María José Moreno (ACA) y José Manuel Glaria (SILVIS).
En el sentido de las agujas del reloj, desde arriba: Ana Revilla (IAC), María López Insausti (ARES), María José Moreno (ACA) y José Manuel Glaria (SILVIS).
H. A.

El asociacionismo cultural aragonés se mueve entre la reivindicación y la reformulación. Además de áreas como música, teatro, cine o artes plásticas, con asociaciones ya consolidadas y otras que quedaron en el olvido, hay movimiento en circo (CARPA) o diseño (ADA) como sectores en pleno proceso de cohesión. Sin embargo, la falta de una mirada transversal que amalgame intereses hace que los esfuerzos por separado tengan menos capacidad transformadora de la realidad.

La música en el sector popular, por ejemplo, tiene una severa carencia en este aspecto. José Luis Fletes, percusionista en diversas formaciones, estuvo en la gestación de Somos Música Aragón (SOMA) hace cuatro años. “Hicimos los estatutos, la formamos, se hizo un amago de reunión informativa y la gente no respondió. Esperamos recuperarla con el tiempo. Los jóvenes han empezado la suya: la Asociación de Músicos Emergentes de Zaragoza”.

Un horizonte lejano

A finales del pasado mes de marzo, el Pacto por la Cultura suscrito por el Gobierno de Aragón con 21 instituciones de la Comunidad Autónoma y organizaciones pertenecientes al sector planteaba que el sector llegara al 2% del presupuesto general de la Comunidad Autónoma en 8 años. Actualmente está en el 0,6%.

Diego Garulo es el responsable de Harinera ZGZ y vocal de la asociación Procura. “Desde este colectivo que agrupa a los profesionales de la cultura en Aragón tenemos la transversalidad que nos obliga a ponernos en la piel de todos. Nacimos para que hubiera un reconocimiento como oficio de la gestión cultural, ofrecer formación y espacios de encuentro a los profesionales. Ahora buscamos que las instituciones fomenten el derecho de acceso a la cultura de la ciudadanía, para garantizar el futuro de los profesionales”.

Garulo recalca que “no se trata de    generar consumo puntual, porque eso no crea demanda: la clave es la participación activa de la ciudadanía. Queremos que quienes están en un grupo de teatro vayan al teatro como espectadores, que los músicos vayan a otros conciertos… eso es democracia cultural. Y no se puede vincular exclusivamente la cultura a la excelencia, lo principal es disfrutar”.

"Proteger la cultura y darle valor debe ser un reto político real"

María López Insausti preside Aragón Escena (ARES). "Cumplimos 25 años: estamos 14 compañías y cuatro espacios escénicos. Pertenecemos a la federación nacional, donde estamos en la tesorería de la junta directiva. El objetivo de ARES se centra en poner en valor las artes escénicas y tratar con las instituciones todo lo relacionado con el sector, desde la gestión de ayudas hasta la organización de circuitos escénicos. Hacemos interlocución con Gobierno de Aragón, diputaciones provinciales y los ayuntamientos de Zaragoza y Huesca, porque en Teruel no tenemos ahora mismo compañías profesionales".

López Insausti explica que "internamente intentamos dotar a nuestras compañías en todo lo que necesitan, desde el área legal y laboral a la participación en el mercado nacional. Eso se traduce en ayudas para acudir a ferias nacionales como asociación, a fin de que se facilite la venta de espectáculos. Ya estamos hablando con compañías nuevas que quieren entrar: pedimos trayectoria de entre 3 y 5 años y que estén activos en todo su organigrama".

ARES también tiene presencia en la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa Aragonesa de Aragón. "En Cepyme tratamos de visibilizar la cultura como un sector importante en lo económico y laboral. Las comunidades que protegen su cultura    generan un respeto que se nota social y económicamente. Proteger la cultura y darle valor en lo económico debe ser un reto real, aunque sea escalonado, y los políticos deben entenderlo así, algo que creo está empezando a suceder. Las empresas privadas no pueden tirar solas del carro. Aquí hay que recuperar el circuito de artes escénicas y dinamizar de nuevo la Red Aragonesa de Espacios Escénicos. Tenemos un estudio de diagnóstico que presentaremos el 27 de marzo, Día Mundial del Teatro".

"El panorama no se puede calificar de pobre, pero falta intensidad"

La artista y diseñadora Ana Revilla es la vicepresidenta del Instituto del Arte Contemporáneo (IAC) en Aragón. No aplica paños calientes a la situación del gremio, pero también enarbola un discurso esperanzado. "El sector ha estado muy desmembrado desde siempre: son muchos años de ir cada uno a su manera y luchar de manera individual, aunque por los mismos intereses. Cuesta entender que la asociación es una herramienta para beneficio común. El IAC recoge desde artistas a galeristas, comisarios… Creo que lucha bien a la hora de velar por las buenas prácticas, rechazo a los nombramientos a dedo en los puestos ejecutivos… Generamos foros y congresos para aglutinar los resultados de cada acción".

Revilla también es delegada del colectivo de Mujeres en las Artes Visuales en Aragón, junto a Prado Bielsa: se busca la equidad en el sector y el señalamiento de disparidades, incluso en segmentos como los jurados de los premios. "También tenemos la Asociación de Críticos de Arte, cuya lucha es    modesta, acorde a los escasos fondos que tienen, pero cuyas actividades constituyen un trampolín para muchos artistas. La verdad es que el panorama no se puede calificar de pobre, pero falta intensidad. Nos dejamos llevar y dejamos hacer. Cuesta motivar, no sé si va en el carácter aragonés o en el artístico".

Revilla pide su lista a los Reyes Magos, aunque la fecha haya pasado. En este terreno se puede hacer en cualquier fecha. "Quisiera más participación, para conseguir más cosas. ¿Ejemplos? Pedir más información sobre los programas de adquisiciones de obra, sin ir más lejos: qué presupuestos hay, perfiles manejados, distribución entre galerías nacionales y locales, subvenciones... todo eso".

El ejemplo del País Vasco y Cataluña viene al pelo para Revilla. "Allí han tenido desde siempre muy arraigado el sentimiento de asociación, desde hace muchísimos años. Y hay mucho apoyo de    sus administraciones: becas, fomento de desarrollo de proyectos… envidia sana, desde luego. Y no se tiran los trastos los unos a los otros, cierran filas".

"Hemos espabilado con las jornadas fraccionadas e irregulares"

José Manuel Glaria es una figura fundamental en el mundo de la música y las artes escénicas de Aragón. Para empezar, pone el dedo en una llaga musical. "Tras la pandemia no se ha movido mucho el proyecto de asociación de músicos aragoneses. Hay un detalle: así como los profesionales de otras materias tienen fácil marcar distancias con los aficionados, en la música es más complicado".

Glaria preside la Asociación Empresarial de Proveedores de Equipamiento Técnico de Sonido, iluminación, Video y Backline y Servicios Auxiliares de Aragón (SILVIS). "Trabajamos con otros colectivos, como la asociación de salas Aragón en Vivo.    En 2020 resurgió nuestra actividad y hubo una integración masiva de socios:en nuestro sector, la pandemia nos enseñó que no se podía hacer cada uno la guerra por su cuenta. No teníamos un epígrafe que nos identificara, pero juntos, con el apoyo del Gobierno de Aragón, pudimos luchar a pesar de la larga inactividad forzosa".

Desde SILVIS, explica Glaria, se trabaja mucho por la dignificación de la actividad y la obtención de un convenio propio. "Nuestros trabajadores tienen una nómina en el convenio de las hidrometalúrgicas, ya ves. También estoy en la Federación de la Industria Audiovisual y Eventos (FIAVE) para colaborar en la negociación colectiva con los representantes sindicales. Hemos espabilado con las jornadas fraccionadas e irregulares, las 40 horas semanales concentradas en tres días, por ejemplo. Ahí estamos, peleando con todas nuestras fuerzas".

"Es complicado vivir del cine en Aragón: bueno, casi imposible"

La actriz María José Moreno asumió la dirección de la actual Academia del Cine Aragonés (ACA) con las ilusiones intactas.En ello sigue, en tiempos de cambios estructurales y hasta nominales. "Lo que hemos hecho es cambiar el nombre y adecuar los estatutos de la academia a los que existen en otras autonomías. No es una ‘nueva’ academia, existe como asamblea desde 1998".

En la ACA hay dos tipos de socios: el primero es el del numerario académico, que tiene el cine como su profesión principal. "Es complicado vivir del cine en Aragón: bueno, casi imposible –apunta Moreno– por lo que no exigimos como en otras comunidades    que un intérprete tenga tres protagonistas en largos, por ejemplo: nos adecuamos a nuestra realidad en el oficio. El resto de académicos tienen relación adyacente con el cine: desde directores de festivales, a críticos o responsables de filmoteca".

La ACA ya prepara los próximos premios Simón, su gran momento mediático del año. "Este año son en Teruel, en mayo –explica Moreno– y así cerramos el tránsito por las tres cabeceras de provincia: en Teruel solamente habían sido en Andorra. El reto grande es ampliar la base de académicos e identificar un coordinador que amalgame a los sectores profesional y recoja sus requerimientos. También preparamos un catálogo de académicos numerarios, con todos los oficios especificados, para ofrecer a productoras de fuera que vengan a rodar aquí".

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