Arte aragonés que sale al mundo

Las residencias llevan talento local -Gema Rupérez, Antonio Hernández Alvira, Leticia Martínez y Maiky Maik- de Querétaro a Berlín, pasando por Nueva York y Normandía.

Gema Rupérez, ayer, ante una de sus instalaciones, ‘Bandera blanca’.
Gema Rupérez, ayer, ante una de sus instalaciones que expuso en el museo Pablo Serrano
Guillermo Mestre

Salir de casa por amor al arte es una frase engañosa cuando se trata de cuatro talentos aragoneses de la penúltima ola: no alude a la gratuidad sino a un apasionamiento genuino.Es el caso de Gema Rupérez, Antonio Hernández Alvira, Leticia Martínez y Maiky Maik. Este póquer de artistas (no están todos los que son, pero son todos los que están) tiene marcado 2023 en clave centrípeta: partiendo del terruño, van a parar (o han ido, en el caso de los dos últimos) a destinos extranjeros para llevar su creatividad un paso más allá. Rupérez pasará tres meses en Brooklyn y Hernández, tres semanas en Querétaro (México), mientras que Martínez acaba de agotar un mes en Normandía y Maik pasó un trimestre en Berlín.

Antonio Fernández Alvira: barro en Querétaro

Antonio Fernández Alvira, con su instalación en la terraza de la Alhóndiga de Bilbao
Antonio Fernández Alvira, en su instalación en la terraza del Centro Azkuna de Bilbao, a partir de la cual seguirá trabajando en México 
Miguel Toña/EFE

Antonio Fernández Alvira es oscense y su destino de este verano es Querétaro, donde permanecerá tres semanas. Luego tiene una colectiva en París y una feria en Colonia con su galería House of Chappaz. «La invitación del Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro me permite continuar la investigación que expuse en el Centro Azkuna de Bilbao con ‘Memoria de forma’, porque voy a realizar allá una instalación para el patio del museo, basada en el proceso: se trata de una partitura de gestos, que plasmaré con el apoyo de artesanos locales en barrio cocido, material muy típico de allá».

Los giros, pliegues y movimientos del cuerpo sobre el material formarán (gracias al apoyo del Programa AC/E para la Internacionalización de la Cultura Española) un conjunto que permanecerá varios meses en la localidad, a 200 kilómetros al noroeste del DF. La idea es llevarla luego a otros puntos del país americano.

Gema Rupérez: otoño en Brooklyn

Gema Rupérez, en su exposición en el museo Pablo Serrano de Zaragoza en 2022
Gema Rupérez, en su exposición en el museo Pablo Serrano de Zaragoza en 2022
Guillermo Mestre

El pasado marzo trascendió la concesión de la beca artística de la Fundación CAI en Nueva York a Gema Rupérez. El reconocimiento lleva aparejada una estancia de tres meses en la Residency Unlimited de Nueva York, sita en el sur de Brooklyn:comienza el próximo 1 de septiembre, así que apurará los coletazos del verano y lo mejor del otoño en la ciudad donde mejor suenan las hojas secas al pisarlas. «Es un sueño, que hago además extensivo a mi familia: nos vamos en ‘pack’ con mi marido, Raúl, mi hija de 8 años, que irá al colegio allá, y el chiquitín, que no va aún. Las becas y la conciliación no suelen ser posibles, es una lucha antigua, pero hemos visto la posibilidad de convertir esta oportunidad en proyecto familiar. Haremos malabares y pensamos aprovechar cada segundo en la ciudad».

La residencia en cuestión tiene ciertas particularidades. «No se parece a otras que he hecho antes: no hay allá un objetivo de producción, es un esquema muy procesual y puedo continuar con mis propios proyectos. Se hace mucho ‘networking’, reuniones con galerías, coleccionistas, gestores culturales, comisarios... Nada más llegar, además, daré una charla para universitarios».

Maikly Maik: como JFK, pero de Zaragoza

El pinto Maiky Maik es uno de los impulsores del proyecto colectivo.
Maiky Maik, en una exposición que ofreció en la galería zaragozana Antonia Puyó
Guillermo Mestre

Maiky Maik pasó febrero, marzo y abril de este año en Berlín. A punto estuvo de recordar el famoso discurso de John Fitzgerald Kennedy en 1963 que comenzaba con «Ich bin ein berliner» («Yo soy berlinés»). «El artista José Vivero Díaz me ofreció una residencia que él ya había hecho, con el neoyorquino Harif Guzmán, uno de los dueños de Seven Star Gallery y HA Vodka. Fue una experiencia muy positiva. Salir fuera de tu casa es bueno: cambias perspectivas, te llevas castañazos y aprendes. Estuve mes y medio pintando sin parar:del piso a la galería y vuelta, aunque alguna fiesta también hubo –ríe– y luego tocaba la inauguración de mi expo ‘Division’, mostrar el trabajo a los visitantes... bueno, y mejorar mucho mi inglés».

Maik está exultante. «Fuera de casa, sobre todo si llegas y está todo nevado y te preguntas qué demonios haces allá, te vuelves una máquina de generar ideas y plasmarlas. Creo que también he crecido como persona. La muestra, de hecho, era fruto del conflicto entre ser una persona familiar y un artista que debe ganarse el pan por el mundo. Estoy con la resaca emocional aún, y poniendo en práctica lo aprendido.

Leticia Martínez: desconexión en Normandía

Leticia Martínez posa junto a obras de su exposición 'Elixile'.
Leticia Martínez, en su exposición 'Elixile' en la galería Antonia Puyó
José Miguel Marco

La zaragozana Leticia Martínez acaba de regresar del centro cultural y de acogida La Corne D’Or en Perche (Normandía, Francia), muy cerca de donde estudió en su día. Ha sido un mes de residencia en un pueblo pequeño, trabajando en un proyecto en el que aunaba la docencia con residentes de un centro para adultos con diversidad funcional y problemas mentales con su propia creación. Vive en Marsella desde febrero, pero trabaja bastante en París y Normandía, lugares en los que mantiene muchos contactos de sus años en las aulas.

«Desde Drac Normandie, la dirección regional de asuntos culturales, proponen 30 residencias a artistas que han estudiado allá en los seis últimos años, que es mi caso –explica Martínez– y se llaman ‘De repente, el próximo verano’ –guiño cinéfilo a Liz Taylor y Monty Clift, con ‘próximo’ en vez de ‘último’ – y la idea es que los artistas se muevan en estructuras culturales y sociales de la región, llevando el arte contemporáneo a lugares que tienen menos acceso a este tipo de obra».

Martínez ya había trabajado con este colectivo en St. Denis, al norte de París. «Me apetecía repetir. Hemos pintado sobre seda y organza: empecé en ello con la exposición ‘Elixile’ en la galería Antonia Puyó de Zaragoza, y uso el potencial pictórico de esta técnica desde mi base de escultora. En Normandía he podido experimentar, cambiar gama de color, valorar materiales y técnicas... Habrá una exposición más adelante en el propio centro, con obra de los residentes y mía. Usaré este aprendizaje en escultura de gran formato y trajes». 

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