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César Pérez Gellida: "Incomodar al lector es mi obligación, y quiero que se remueva"

El narrador, ganador del Nadal de 2024 con ‘Bajo tierra seca’, asegura haber escrito una novela «muy negra» que «solo podía situar en Extremadura»

César Pérez Gellida ha logrado el Nadal con una novela que sucede en Extremadura en 1917.
César Pérez Gellida ha logrado el Nadal con una novela que sucede en Extremadura en 1917.
Marta Pérez/Efe.

BARCELONA. Cada día, al comenzar su larga jornada de escritura, César Pérez Gellida (Valladolid 1974) conecta un potente secador de pelo. El escritor y flamante ganador del Premio Nadal con la novela ‘Bajo tierra seca’ es calvo como una bola de billar. Eso no quita para que le estimule el runrún del artilugio. «Me conforta y me aísla», explicó muy risueño tras hacerse con el decano de los premios literarios. Un Nadal con 80 años de historia que fue un fabuloso regalo de Reyes para un escritor que siente «la obligación de incomodar al lector».

Ha escrito un ‘thriller’ «muy negro que aspira a sostener el suspense desde las primera página hasta el final. Lo que no siempre se consigue», señala. Su protagonista es Antonia Monterroso «un personaje impactante. Es una mujer sin escrúpulos a la que todos conocen pero que nadie sabe quién es. Con una morfología muy atractiva para la época, es una mujer muy grande, muy directa, que ha luchado contra casi todo. Su conducta y sus propósitos harán dudar al lector. No dejará indiferente a nadie. O te enamora o la odias», aventura.

Asegura que la novela «es en sí un engaño» que hará que el lector «ponga en duda lo que está leyendo», de modo que «sentirá que los planteamientos del capítulo anterior no son válidos y debe cambiar de opción».

«Cuando piensas en la ambientación de una novela ves que hay historias que funcionan en muchos sitios y otras que sólo lo hacen en determinados lugares. Este es el caso de ‘Bajo tierra seca’. Buscaba un medio hostil para que los ingredientes de la historia fueran hostiles. Me fui a la época más hostil en la España del siglo XX, al margen de la guerra civil: Extremadura, el sitio donde más hambre se ha pasado, donde más daño se ha hecho y donde más dificultades para sobrevivir ha habido, pero, al tiempo, el que tiene más ganas para vivir», dice.

Una novela cinematográfica

Visitó Extremadura antes de escribir la novela «y comprendí que era el escenario que necesitaba. Que la historia debía desarrollarse sí o sí entre Zafra, Almendralejo y Mérida», afirma. «Es Extremadura en 1917: mucha pobreza, caciquismo y hambre, mucha hambre», insiste.

La novela tiene un trasfondo político y social. «Es crucial esa hostilidad que hay en el ambiente. Bajo tierra seca nada germina. De ahí viene el título. Si tus necesidades básicas no están cubiertas, es muy difícil que no se despierte en ti el empeño por satisfacerlas. Un entorno donde nada bueno germina es el caldo de cultivo para un ‘thriller’ con el que puedas incomodar y engañar. Incomodar al lector es una obligación. Es mi objetivo fundamental. Quiero que el lector se remueva en cada capítulo», dice.

Su protagonista es Antonia Monterroso "un personaje impactante. Es una mujer sin escrúpulos a la que todos conocen pero que nadie sabe quién es. Con una morfología muy atractiva para la época, es una mujer muy grande, muy directa, que ha luchado contra casi todo"

Firma una novela «muy cinematográfica con la clara pretensión de ser serie o película. Estructuro la trama como un guión, con secuencias cortas y alejando y acercando el foco, como se hace con la cámara en una narrativa audiovisual. Ojalá pueda confirmar pronto que esto se convertirá en una película», confiesa el autor de ‘Memento Mori’, ya convertida en serie y estrenada el otoño pasado en Amazon Prime.

Comenzó a escribir hace diez años «por problemas de insomnio». «Encontré un método que me sigue funcionando hoy: inventarme una historia sin molestar a la persona que tengo al lado. Una historia que invade mi cabeza por la noche y que al día siguiente retomo en el punto donde la dejé. Ese fue el origen de mi primera novela y de todas las demás. Desde entonces nada ha cambiado ni cambiará. Jamás trazo un guión previo ni un argumento», revela de su método.

¿Existe el estilo Pérez Pérez Gellida? «Puede. Tiene bastante que ver con no planificar, torturar mucho a los borradores hasta que confiesan lo que no quieren. Además tengo que divertirme en este oficio tan solitario. Cada día me siento ante el portátil, conecto el secador y nadie te cuenta nada. Te lo debes contar tú. Durante horas. Es un oficio que requiere mucha concentración, constancia y dedicación plena».

Escribe con el secador encendido «desde que me siento en el escritorio hasta que me levanto». «Me relaja y me aísla. No sé cuál de las dos cosas es más importante. Dirijo el chorro de aire contra el lado derecho de mi rostro. Ese aire me acaricia. Cada uno me dura seis o siete meses. No está mal si tenemos en cuenta que les doy un uso diario de 10 o 12 horas. Las facturas de electricidad son morrocotudas», reconoce.

Entró Pérez Gellida en el selecto club del Nadal recordando al «maestro» Miguel Delibes y a Gustavo Martín Garzo, ganadores del premio en 1947 y 1999. «Ser el tercer vallisoletano con ellos es como entrar en un sueño. El Nadal es diferente a todos los premios literarios. Es aspiracional. Es el más antiguo de este país y para los autores es el summum. Este año había más de ochocientos candidatos y estar aquí hablando de mi novela es la bomba», dice el ganador que hasta ahora publicaba en Suma de Letras, sello de Random House, el gran competidor de Planeta que ampara a Destino y al Nadal.

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