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Vanessa Montfort: "Las relaciones cuando son buenas y estrechas, tienden a ser tensas también"

La escritora es hiperactiva: conjuga el teatro con la producción de cine y la ficción. Presentó en Zaragoza ‘La hermandad de las malas hijas’

Vanessa Montfort visitó Zaragoza después de Navidad con su perro, que es importante en la trama de su novela.
Vanessa Montfort visitó Zaragoza después de Navidad con su perro, que es importante en la trama de su novela.
Toni Galán.

ZARAGOZA. Vanessa Montfort (Barcelona, 1975) siempre tiene muchas cosas que contar: igual le hacen una lectura dramatizada de una pieza teatral en Grecia como ‘El Galgo’, que traducen al japonés, italiano, inglés y griego su obra ‘La Toffana’, que se representó en Almagro y en el Teatro de la Abadía. A la vez aparece por Zaragoza, tierra que conoce bien (es la compañera, productora y a menudo guionista del cineasta zaragozano Miguel Ángel Lamata), con su nueva novela: ‘La hermandad de las malas hijas’ (Plaza & Janés). Ya que hemos citado a Lamata, que dirigió su obra teatral 'Firmado Lejárraga', trasladará a la gran pantalla la adaptación de su novela: 'Mujeres que compran flores', "que se rodará en Madrid y la produciremos nosotros", dice Vanessa. 

¿Empezamos por el teatro, como aperitivo?

Con el teatro me ocurre una cosa: mucho antes de ser conocida como novelista, con poco más de 25 años publiqué teatro y me lo representaron en España y fuera. Me tradujeron. Es decir, el teatro forma parte de mi vida literaria de una manera decisiva.

¿O sea, ha publicado mucho?

Bastante, en varias editoriales: en Antígona, en Punto de Vista, en la SGAE, es como un circuito más alternativo, o en sellos ingleses. Como ve es una cosa bien curiosa, pero no me sucede solo a mí; hace poco hablaba con Paco Becerra y me decía que a él le había pasado lo mismo.

Vayamos con su novela. ¿Cómo se lleva usted con su madre?

Ja ja ja. Está ahí al lado, tomándose un café con su hermana. Me llevo muy bien.

¿Seguro?

Sí, claro. Soy hija única y ella fue quien me enseñó a leer y escribir. De hecho siempre he dicho que escribe mejor que yo. No hace demasiado tiempo me enteré de que había escrito una pequeña novela para enseñar español a extranjeros y que se la publicó el Instituto Cervantes. Le reproché: «Pero, mamá, nunca me habías dicho nada». «No es nada», dijo.

¿Es una escritora secreta?

Tiene más novelas inéditas por ahí. Es criminóloga. Bueno, es abogada, criminóloga, amante de la fotografía y de la literatura. Y puedo decir que la herencia literaria es cien por cien de ella. Me enseñó a leer, a jugar con las palabras. Me divertía mucho que me explicara las figuras retóricas, le gustaba el soneto. Empezamos a escribir poesía como un juego cuando yo aún era chiquitilla.

¿Cómo se entiende esa pasión materna por la literatura?

Yo creo que es simplemente el amor por las artes y el teatro, por la literatura, por una parte, y luego la fotografía, que sí la ha ejercido: ha tenido estudio y la ha desarrollado profesionalmente también.

"Puedo decir que la herencia literaria es cien por cien de ella. Me enseñó a leer, a jugar con las palabras. Me divertía mucho que me explicara las figuras retóricas, le gustaba el soneto. Empezamos a escribir poesía como un juego cuando yo aún era chiquitilla"

Parece todo un personaje.

Lo es. Por eso, por su influjo, no me atrevo a escribir a la buena de Dios un ‘thriller’ ni una novela policíaca porque ella es mi mayor crítico. Aunque algo he hecho: ahí están títulos como mi novela ‘Mitología de Nueva York’, que es una novela de intriga, o ‘La Toffana’, que también adopta la estructura de drama judicial para contar la historia de un envenenadora fascinante del siglo XVII.

Vanessa Montfort, autor de 'La mujer sin nombre' y 'Mujeres que compran flores', trabaja en la adaptación de esta segunda novela, que dirigirá Miguel Ángel Lamata.
Vanessa Montfort, autor de 'La mujer sin nombre' y 'Mujeres que compran flores', trabaja en la adaptación de esta segunda novela, que dirigirá Miguel Ángel Lamata.
Toni Galán.

A pesar de sus reparos, es presumible que el eco policiaco de su madre esté en su literatura.

Sí. La literatura, y aún más la negra, siempre ha sido algo natural en mi casa. De hecho, mi madre cuenta que se pasó todo mi embarazo leyendo a Agatha Christie, que siempre le había gustado. Me decía que más antojos alimenticios tuvo antojos literarios. Y me contaba una cosa curiosa: cada vez que dejaba de leer a Agatha Christie yo le pegaba unas patadas espectaculares. Años después, ya de adolescente, en una casa que teníamos en la playa, leí como unos 50 títulos suyos. Quizá en ‘La hermandad de las malas hijas’ esté muy presente Agatha Christie.

¿Y su madre es alguna de las cuatro madres de la novela?

No y sí. Está en alguna de las cuatro. Quizá en Elisa, la madre de la investigadora Mónica. Como Elisa, mi madre es tremendamente cariñosa y con ella tengo un cordón umbilical muy fuerte.

"Soy muy gregaria: me gusta que la gente que quiero se quiera entre sí. Tiendo a juntar a las personas que amo. Mis amigas se burlan un poco y me llaman la concejala de festejos. Soy un poco la catalizadora"

¿Estaría usted misma?

Creo que sí. Por ejemplo en la hija de Elisa, Mónica, a quien le encanta lo detectivesco. En mi novela todos los perfiles están más exagerados y yo soy claramente una hija ‘Parque de Atracciones’.

¿‘Parque de Atracciones’?

Siempre estoy haciendo planes a todos: a mi madre, a mí misma, a los amigos. Lo tengo de fábrica y llega un momento que es un poco agotador. Soy muy gregaria: me gusta que la gente que quiero se quiera entre sí. Tiendo a juntar a las personas que amo. Mis amigas se burlan un poco y me llaman la concejala de festejos. Soy un poco la catalizadora.

¿Por qué son tan tensas las relaciones entre madres e hijas?

Cuando son buenas, cuando son estrechas, tienden a ser una relaciones muy tensas. Por eso tenemos que negociarlo todo.

¿Todo?

Sí, con las madres, en una relación de pareja: hay que negociar la pasión, el sexo, el que estéis juntos, el que estés un día fuera. Quiero decir que siempre hay que negociar en cualquier relación. Entenderse es buscar un equilibrio entre amor y límites.

¿Qué quería hacer en realidad?

Trabajé mucho con psiquiatras, les consulté y leí bastante, y cuando supe que quería hacer esta novela, que tiene un muerto dentro desde su inicio, iba sacando los temas en cualquier conversación. Quería abordar la relación entre madres e hijas, entre las madres mismas y entre los hijos. Y que todos aterrizasen sobre la tierra para presentarlos como seres humanos con sus enigmas y sus secretos.

Vanessa Montfort en un escenario que ya le es muy familiar: el teatro.
Vanessa Montfort en un escenario que ya le es muy familiar: el teatro.
Asís G. Ayerbe
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