Del Ballet Fit al Step Dance: ¿vuelve el baile a los gimnasios?

Siempre en busca de nuevas maneras de enganchar, las clases dirigidas con baile, tan exitosas en los gimnasios de los 80 y 90, reclaman otra vez su sitio.

Jessica Gómez, practicando el step dance, del que es instructora
Jessica Gómez, practicando el step dance, del que es instructora.
Heraldo.es

Entre las imágenes grabadas en la memoria que comparte la demográficamente poblada generación de los que fueron a EGB está la de una Eva Nasarre, con calentadores y cinta en el pelo, saltando al ritmo de la música. Era la reina española del aerobic, una entonces revolucionaria manera de entender el ejercicio, lúdica y compartida, que abrió para siempre un camino alternativo a los tradicionales gimnasios de pesas y musculitos.

La masiva incorporación de la mujer a la aspiración de estar en forma y el poder de la música ochentera y del cine de la época –con taquillazos como ‘Fama’, ‘Grease’ o ‘Flashdance’–, favorecieron una exitosa dupla: la del baile y el ‘fitness’. Un matrimonio bien avenido que, sin embargo, ha dado muestras de cansancio a estas alturas del siglo XXI. Jessica Gómez, entrenadora personal, recuerda cómo en sus comienzos, al principio de los 2000, abundaban las clases de aerolatino, hiphop o aerojazz. Un fenómeno que se fue apagando en favor más recientemente, de prácticas relacionadas con la fuerza o los ejercicios explosivos, como el crossfit o el HIIT.

Pero Gómez cree que el baile puede estar a punto de hacer su gran regreso a los gimnasios, tanto con ideas nuevas como con otras que entroncan con disciplinas clásicas. "Hay cosas que no tienen por qué cambiar porque funcionan", defiende. Por ejemplo, Jessica es una gran defensora del ‘step’, una herramienta muy ligada al aerobic clásico que hoy en día ha pasado a un segundo plano. Pero, sostiene Jessica, "¿por qué hay quien se empeña en lanzar neumáticos si en el día a día lo que hacemos realmente es subir escaleras?".

En los últimos tiempos, Gómez ha apostado por el ‘step’ añadiéndole precisamente la idea del baile en lo que ha llamado Step Dance (en Zaragoza lo imparte en Pádel Plaza Indoor) y que se realiza sobre un ‘step’ muy especial, de madera y por tanto ecológico, de la marca zaragozana The Wooden Racoon.

"¿Por qué hay quien se empeña en lanzar neumáticos si en el día a día lo que hacemos realmente es subir escaleras?" 

"A veces hay miedo al baile por pudor, porque destapa nuestras emociones"

Jessica Gómez, entrenadora y coreógrafa

Gómez recalca que no es lo mismo entrenar con música de fondo que una clase cuidadosamente coreografiada, pensada con una melodía específica, en la que, además de crear los pasos, es crucial que la música cuadre con los movimientos para que el ritmo sea sostenido y de acuerdo a unos objetivos. Para Jessica, incorporar movimientos coreográficos tiene otra gran ventaja: "Fomenta la atención y la memoria". Si bien cree que en ocasiones hay miedo al baile "por pudor, porque destapa nuestras emociones y eso lo vemos como una manera de perder. La gente me dice que baila en casa, ¿y en el gimnasio por qué no?".

"A menudo se confunde entrenar con música que suena de fondo con entrenar con soporte musical. Lo primero -dice- lo hace cualquier entrenador, lo segundo. solamente unos pocos"

"Entrenar es aburrido y la música lo cambia todo"

​Azahara Fuentes, entrenadora 

"A menudo se confunde entrenar con música que suena de fondo con entrenar con soporte musical. Esto último, requiere una música prediseñada con ingeniería musical perfectamente cuadrado con el entrenamiento", explica Azahara Fuentes, experta en fitness. "Lo primero -dice- lo hace cualquier entrenador, lo segundo. solamente unos pocos".

Azahara Fuentes es, entre otras cosas, instructora de Ballet Fit.
Azahara Fuentes es, entre otras cosas, instructora de Ballet Fit.
H. A.

Azahara recuerda que "un factor muy importante a la hora de entrenar es la cadencia, y esto solamente se puede medir con un cronómetro o con los 'beats' (tiempos musicales). Así que los entrenamientos mas precisos y, por tanto, más efectivos en la mayoría de los casos son con soporte musical".

Fuentes coincide con Gómez en la importancia del factor psicológico: "Entrenar es aburrido y la música lo cambia todo, hace que muchas personas que jamás habrían pisado un gimnasio (yo por ejemplo), entrenemos todos los días por pasión y no por obligación. El hecho de seguir una coreografía hace que alejes tu cabeza del esfuerzo y la lleves a desconectar de todo, enfocándola al 100% a seguir, recordar y ejecutar a la perfección una coreografía, que no tiene por que ser de baile -recuerda Azahara-, sino un entrenamiento de fuerza, de artes marciales, de HIIT…".

El Ballet Fit es una de las últimas novedades dancísticas que ha llegado a los gimnasios y que se ha convertido –con permiso del zumba (la disciplina gimnástica bailada más exitosa de los últimos tiempos)– en un pequeño gran fenómeno.

Como el Zumba, Ballet Fit es una marca registrada con una serie de protocolos y métodos que incluyen la música y las coreografías, que se renuevan cada cierto tiempo. En Zaragoza se imparte en Sabah (Blancas, 7), donde se concentran las instructores tituladas de Aragón.

A juicio de Azahara, en general, a las actividades dirigidas con soporte musical no se les da el valor que les corresponde. En parte, dice, porque en numerosas casos "a los instructores se nos ve como una amenaza, ya que no abundan, cuestan dinero, y son capaces de dejar a un centro sin alumnos tras su marcha. En lugar de verlos como lo que son, la herramienta mas poderosa que tiene un gimnasio, club o centro deportivo para fidelizar a sus clientes",

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