ARTE Y LITERATURA. OCIO Y CULTURA
Abre Casa Gastón. Hogar del Nubepensador en honor al poeta Emilio Gastón, en Hecho
El pasado fin de semana comenzaron las actividades con el tenor Pablo Puértolas, La Chaminera y con tertulias y visitas musicalizadas y teatralizadas
Emilio Gastón (Zaragoza, 1935-2018), abogado, poeta, dramaturgo, exJusticia de Aragón y escultor inolvidable, acuñó algunos términos felices, quizá el más recordado sea 'Nubepensador', un filósofo, un poeta de aire, un soñador. O como él decía, y recuerda su viuda Mari Carmen Gascón Baquero, es “alguien que se atreve a arreglar el mundo a trozos”. Emilio Gastón, en los años 60, adquirió una casa de nobleza aragonesa en Hecho (Huesca), donde habían vivido sus padres de alquiler hasta la Guerra Civil. Era, y es, una casa excepcional con muchos elementos sumamente atractivos: una bodega increíble, estancias para la biblioteca, cocinas con cadieras y, entre otros elementos como esos balcones que asoman a la plaza, una falsa o desván que Emilio -con Mariví Nicolás, primero, y luego con Mari Carmen-, convirtió en un auténtico museo de la vida, del arte, de la etnografía, de los trabajos y los días de la agricultura y la ganadería. Allí hay de todo. “Emilio amaba esa casa con auténtica locura, de un modo irracional, casi, y allí se sentía ligado a la raíz de su tierra”, dice Mari Carmen Gascón.
“Emilio y su familia han vivido allí en verano y en otras épocas del año y han hecho de ese lugar un espacio lleno de leyenda: en la impresionante bodega han cantado varias veces su amigo del alma Labordeta, y su hermano Pepe Gastón y el grupo Monte Solo; ha tocado la guitarra española Jorge Berges. Por aquel lugar han pasado varios directores de la Real Academia Española de la Lengua, como Alvar, Lázaro Carreter y Blecua, entre otros; allí estuvo el catedrático de lenguas clásicas Domingo Miral, y muchos artistas, escritores, políticos, y gente de a pie, que iban a conversar, a oír y a contarse”, dice Mari Carmen, que ha decidido rebautizar esa casa.
“Sí. Hemos querido recuperar el espíritu de Emilio. Él siempre creyó en la convivencia y en la conversación como métodos para mejorar el mundo. Ahora el edificio se llama Casa Gastón. Hogar del Nubepensador”, dice, y recuerda que lo que quiere, después de dar muchas vueltas, es recobrar ese espacio para gente muy distinta: gente del valle, gente de paso, gente que se sienta atraída por el mundo poético y literario de Emilio Gastón, que también fue escultor, para artistas, músicos, cineastas, científicos, diseñadores. “Es curioso. He pensado mucho en los diseñadores, en gentes como Ana Bendicho por ejemplo. En esta casa hay tantos detalles, tantos gestos, tanta iconografía, que los diseñadores verán un mundo fascinante”, agrega.
“No se trata de vender nada. Pero quien estuvo en la casa sabe de qué hablo: la biblioteca es espectacular. Hay libros de finales del siglo XVII de Teresa de Jesús, ediciones primorosas de muchas cosas donde encuentras lo que quieras para leer. Para mí la casa es como ‘la máquina del tiempo’: hay libros formidables para leer, las obras de Voltaire, con prólogo de Víctor Hugo, por ejemplo, libros aragoneses muy valiosos, y hay una formidable colección de revistas que te permiten viajar, con maravillosas fotos, a 1914 y 1915, a casi cualquier época. Y otra cosa más: el impresionante y evocador despacho de Emilio. Ahí rodó Antonio Artero su ‘Pedro Saputo’”, matiza Mari Carmen, para explicar la apuesta que se ha hecho: anuncia que se abre Casa Gastón. Hogar del Nubepensador a distintas actividades.
Este fin de semana, sin ir más lejos, “hemos hechos unas visitas teatralizadas y musicalizadas. Se contó con el tenor Pablo Puértolas que cantó desde el balcón, en compañía del pianista Javier Martín, de Hecho, que usó un teclado, y en la plaza ante 100 personas. Uno de los atractivos de este primera cita fue que se rindió homenaje a Miguel Fleta, a su trayectoria y a sus trajes. Y además de Puértolas, que emocionó a la gente, estuvo La Chaminera, compuesta por Ángel Vergara y María José 'Toche' Menal, que cantaron y tocaron en varias estancias. Le dijeron a la gente que es muy hermoso que haya cantantes tan perfectos como Pablo Puértolas, hay que apoyarlos y programarlos, pero también defendieron el canto popular, no tan exquisito pero esencial para mantener la fiesta y las tradiciones”, insiste Mari Carmen, y recuerda algo que fue especialmente emotivo.
En una de las estancias de la casa, se conserva un gramófono. Tras las conversaciones se puso un disco de piedra, “que pertenecía a los abuelos y a los padres de Emilio; eran unos grandes coleccionistas de discos de piedra y seguidores de la ópera y la zarzuela. Fue un instante absolutamente mágico”. También recuerda otro detalle: a título personal, acudió la escritora, profesora y experta en Antonio Gala, Ana Alcolea. “No vino hablar de sí misma, solo participó en las conversaciones e intercambios. Se puso al mismo nivel que los demás paisanos. Y se dio cuenta de que un libro como ‘Postales coloreadas’ cuenta una historia que nos afecta a todos: la de su abuela. Todos tenemos un parentesco especial con nuestras abuelas”, señala.
Mari Carmen Gascón recuerda algunos detalles. Tras cada actuación, Casa Gastón regala algún objeto a alguna institución y a los artistas o invitados. “Al Ayuntamiento de Hecho, muy receptivo, le hemos dado algunos trajes que tenemos en nuestra colección. Y a los artistas objetos que pueden exponer o reutilizar. A La Chaminera le hemos regalado una reja clásica para un incorporar a un edificio que va a albergar un museo de la música en Berdún”.
No se ha hecho más que empezar. Seguirá habiendo citas teatralizadas y musicalizadas, invitados e incluso se querrían hacer ‘stopmotions’, películas de animación de objetos, que Emilio Gastón ya había probado; se invitará como escritora a la ya citada Ana Alcolea -Premio de las Letras Aragonesas y Premio Cervantes Chico– para hablar de su obra y abrir la espita de los recuerdos.
“También queremos invitar al grupo Bobó, integrado por Iris Pérez y David Martínez. Y a la joven poeta Aitana Monzón. Y muchos más. Además, contamos con un historiador, de aquí, Diego Marraco, que va a catalogar parte de la biblioteca. Creo que he dado a entender que todas las personas somos Nubepensadores, incluso los que no lo saben. Todos estamos invitados a hacer un mundo más bello y habitable”, concluye Carmen Gascón Baquero, que está de enhorabuena por varios motivos: un trabajo suyo sobre vivencia y pedagogía del arte acaba de ser elogiado por la National Gallery de Londres, y está a punto de zambullirse en la poesía que ha escrito a lo largo del tiempo para ordenar un poemario tras dos décadas de silencio lírico.
