fotografía. ocio y cultura

El fotógrafo total Ricardo Compairé cantó e inmortalizó un Aragón que desaparecía

El Paraninfo de la Universidad de Zaragoza ofrece hasta septiembre una antológica de su extensa y variada producción en ‘Registro de un tiempo’.

Compairé fue un maestro de la composición y del retrato natural de grupos.
Compairé fue un maestro de la composición y del retrato natural de grupos.
Ricardo Compairé.

¿En qué consiste ser fotógrafo? El pintor, farmacéutico y sobre todo artista de la luz natural Ricardo Compairé respondió como mejor sabía hacerlo. Con una obra variada y sorprendente donde hay retratos, bodegones, paisajes, pero también masas y familias, casas, experimentación, interiores, arte y artesanía, y por añadidura una mirada moderna que lo conecta con Ortiz Echagüe, André Kertész y Henri Cartier-Bresson, por citar algunos maestros incuestionables.

Ricardo Compairé (Villanúa, Huesca, 1893- Huesca, 1965), mientras estudiaba farmacia en Barcelona, soñó con convertirse en pintor; no tardó en abrazar una cámara fotográfica y de inmediato inició su gran labor que duró algo más de dos décadas y que simultaneó con su profesión; tras la Guerra Civil apenas realizaría tomas, trasladaría su archivo a Borja y sus más de 4.000 fotos serían el embrión de la modélica Fototeca de Huesca, cuyos fondos superan los 500.000 negativos. Parte de esas fotos conforman una exposición soberbia en las salas Goya y Saura del Paraninfo: ‘Ricardo Compairé. Registro de una época’.

Esta muestra tiene un antecedente claro en 2009 en Huesca. Allí tuvo de comisario al fotógrafo y profesor Enrique Carbó (que también escribe en el catálogo con el escritor Severino Pallaruelo), y aquí la coordinadora es María García Soria. 

En la sala Goya, se muestran retratos, familias, trajes, falsas, montañas, rincones y se alternan las nuevas reproducciones con copias que pertenecían al autor. En una de las paredes, pueden verse los positivos de época, las que manejó aquel enamorado de las montañas, amigo de Ramón Acín, Sender, Ricardo del Arco y José María Aventín, que se propuso una tarea: captar con serenidad y sin drama, aunque es inevitable no pensar en una percepción elegíaca, un mundo que desaparecía, un Aragón primitivo que perdía muchos de sus rituales: trajes, faenas campesinas, pastoreo o el trajinar de los contrabandistas en la nieve.

Retrospectiva de Ricardo Compairé en el Paraninfo.
'La hora de la comida en el Formigal'. Sallent de Gállego, 1934.
Ricardo Compairé.

Compairé tenía claro que la fotografía es el arte de la luz y él trabajó siempre con ella a plena conciencia. Manejaba como pocos la composición, la puesta en escena, el poder de sugestión y el contraluz. La magia del carasol. Algunas piezas conmueven por la atmósfera de limpidez y espejismo que creaba. A veces hay ecos de Vermeer. La gustaba retratar a hombres y mujeres: ellos parecen más cohibidos, casi huraños; ellas están más seguras y tranquilas, desenvueltas, hagan lo que hagan.

En la sala Saura hay muchas cosas que ver: los bodegones, a la manera de Sánchez Cotán, y a menudo con elementos de la cultura popular como las parrillas y los burros de hierro que tanto le gustaban a Ramón Acín. En su serie de ‘Casas’, se ve al fotógrafo que domina el retrato, la visión escultórica y el conjunto arquitectónico de esas viviendas que parecen casas de cuento. El maestro de las variaciones sobre un tema ofrece su serie ‘Escaleras’, que hacen pensar en André Kertész. En esa sala también se ve al Compairé reportero: el que capta los barcos y el puerto de Barcelona, el que retrata a los alfareros oscenses o qué explica cómo opera la aventadora Buil. Y destaca otro mural de una hermosa colección de fotos de Zaragoza: paisaje urbano, el Ebro, el Pilar, e incluso el monasterio de Piedra.

LA FICHA

‘Ricardo Compairé. Registro de un tiempo’. Comisaria: María García Soria. Textos: María García Soria, Enrique Carbó y Severino Pallaruelo. Fondo Ricardo Compairé, Fototeca y Diputación de Huesca. Paraninfo, hasta el 18 de septiembre.

Método. "Compairé trabajaba con las personas de acuerdo con su ‘idea’ y así las retrató; en principio las disponía como si fueran a interpretar una obra de teatro" (dice Enrique Carbó).

Visión. "Comprendió el momento y consciente de lo que había desaparecido y de lo que estaba desapareciendo decidió fijar la situación mediante imágenes en las que el interés histórico y la pasión artística se dan la mano" escribe Severino Pallaruelo.

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