feria del libro. diálogos de autor. 8

Ana Alcolea: “Mando a hacer puñetas a los que me piden sexo y crímenes en mis novelas”

La escritora, Premio de las Letras Aragonesas de 2019, firma 'Todas las que fui' (PUZ) y dos de sus libros han sido elegidos por la OEPLI

Ana Alcolea, el año pasado en la Feria del Libro de Huesca, donde fue pregonera.
Ana Alcolea, el año pasado en la Feria del Libro de Huesca, donde fue pregonera.
Javier Navarro.

¿Qué le dicen las ferias del libro?

Me gustan como punto de encuentro entre lectores, libreros, editores y escritores. Se comparte mucha emoción los días de Feria. 

¿Cómo vive la Feria del Libro? ¿Qué le agrada y qué le desagrada?

La disfruto a pesar de las tormentas y de los calores. Siempre te vienen a visitar amigos o conocidos a los que  hace tiempo que no ves, y también lectores a los que no conoces, pero con los que convives en el silencio mágico de las palabras. Me parece que una Feria del Libro,a pesar de su nombre, no debería ser solo un lugar de compraventa, sino que se deberían organizar más actividades como mesas redondas entre escritores, divulgadores culturales, bibliotecarios, lectores... 

¿Le convence el Parque José Antonio Labordeta?

Me gusta el Parque en sí mismo. Es parte de mi identidad como hija de Torrero que soy. Pero para la Feria del Libro, he de confesar que me gusta más en la Plaza del Pilar. Quizás sea más calurosa, pero las tardes de tormenta con los cielos recortados en las torres son inmejorables... En la Plaza del Pilar estamos rodeados de cultura, de historia, de arte. En el Parque, de naturaleza, pero siempre a los pies del Batallador, que parece que está a punto de darnos un sopapo por pensar y hacer pensar.

¿Una Feria del Libro inolvidable para usted como lectora o como autora?

Por supuesto, la Feria de la que fui pregonera hace seis años. Fue muy emocionante hablar al público en la Plaza del Pilar, al aire libre. Es la única vez que se levantó un templete para la ocasión. Fue mi primer pregón y no me lo esperaba. Un regalo muy hermoso que me hizo la ciudad. Por supuesto, esa Feria fue muy lluviosa: ya es un clásico que diluvie allá donde voy.

¿Qué está firmando?

Sobre todo, espero firmar ejemplares de mi nueva novela no juvenil ‘Todas las que fui’, que acaba de publicar Prensas de la Universidad de Zaragoza. Una novela que fue finalista del Premio Ciudad de Barbastro en 2020 y que ve la luz en una de las mejores casas que podía imaginar. No es una novela complaciente, marca de la casa incluso en los libros para niños, y estoy muy contenta de que salga en la editorial de mi Universidad, lejos de editoriales comerciales. Y también firmaré mis novelas ‘Las chicas de la 305’ y ‘La noche de la luna roja’, seleccionadas por OEPLI entre los mejores libros de Literatura Infantil y Juvenil de 2022 en España. Lo acaban de decir.

¿Desde cuándo le importan los libros?

Desde que me recuerdo. De niña me regalaban libros de cuentos: el primero fue ‘El gato con botas’, también llevaba un disco incorporado: era una versión italiana, y allí hacían libros mucho más modernos que en España. Hablo de los años 60, cuando aquí había una dictadura y España en general era un país pobre. Luego llegaron los libros de aquella colección de Bruguera que mezclaba cómic con texto sin ilustración: la novela que más me impactó entonces fue ‘Los tres mosqueteros’, porque me di cuenta de que a veces los buenos también acaban mal y los malos acaban bien. Fue una lección desagradable. Mi libro de cabecera (literalmente) en la adolescencia fue ‘Jane Eyre’ de Charlotte Brönte. Y también ‘La Ilíada’ y ‘La Odisea’ de Homero: más la primera que la segunda, la verdad. Y los clásicos rusos, que también me los fui leyendo con 11 y 12 años. Y no me pasó nada. O sí, y por eso me estás haciendo esta entrevista...

"Y también firmaré mis novelas ‘Las chicas de la 305’ y ‘La noche de la luna roja’, seleccionadas por OEPLI entre los mejores libros de Literatura Infantil y Juvenil de 2022 en España. Lo acaban de decir"
ANA ALCOLEA EN EL PRINCIPAL / 03-10-2018 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]]
Ana Alcolea es una gran melómana y enamorado de la jota. Aquí la vemos en el Teatro Principal.
Guillermo Mestre.

¿Cómo se convirtió en escritora y qué le da la literatura ahora?

Yo empecé a escribir, como he contado muchas veces, a raíz del dolor por la muerte de una persona muy querida. Escribir aquel libro me hizo sacar emociones y mantener vivo el recuerdo de quien murió. La literatura me da muchas alegrías todavía. Sigo escribiendo, vendiendo bien (con trabajo por el medio: charlas, encuentros con lectores…). Me gustaría seguir dándole historias honestas, con verdad, alejadas de los temas de moda, de lo políticamente correcto y de esos géneros romanticones que tanto se llevan ahora. Espero seguir escribiendo lo que me sale en cada momento y no venderme demasiado (todos nos vendemos, al menos un poco) a las exigencias anticulturales por las que van algunos caminos. Hay editoriales comerciales de libros (no diré de literatura, y tampoco me refiero al género de novela negra que respeto profundamente) para adultos que te piden que metas sexo y algún crimen en tus novelas para que las publiquen. Aunque no pegue nada, y la novela vaya de otra cosa. Espero seguir mandando a hacer puñetas a quienes me sugieren cosas así.

"La literatura me da muchas alegrías todavía. (...) Me gustaría seguir dándole historias honestas, con verdad, alejadas de los temas de moda, de lo políticamente correcto y de esos géneros romanticones que tanto se llevan ahora"

¿Cuáles son esos autores que siempre tiene cerca?

Hay tantos que es difícil resumir... Cevantes, Shakespeare, Hölderlin, Novalis, Brodsky, Thomas Mann, García Márquez, Cortázar,  Irene Vallejo, Mauricio Wiesenthal, Rilke, Keats... Me busco en ellos y me encuentro. Eso es lo grande de los grandes escritores, que sus libros son espejos en los que te miras y encuentras tu proyección mejorada.

¿Cómo ve el fenómeno de las letras aragonesas en el siglo XXI, qué le ha conmovido o interesado?

Creo que vivimos una buena época en las letras aragonesas. En parte se recoge lo que Ramón Acín sembró hace años con su programa de ‘Invitación a la lectura’. En esta comunidad se ha potenciado la lectura desde organismos oficiales durante mucho tiempo: clubes de lectura, programas en colegios e institutos, en bibliotecas. Hay un buen profesorado de Lengua y Literatura que saben motivar a los alumnos, y que en muchos casos estudiaron en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza donde tuvimos y tuvieron el gozo de disfrutar de grandes profesores: Aurora Egido, Salvador Gutiérrez, Agustín Sánchez Vidal, José-Carlos Mainer, Alberto Montaner, Maite Cacho, Juan Manuel Cacho, Leonardo Romero, María Antonia Martín Zorraquino... Creo que todo eso influye. Como eco internacional, el éxito merecidísimo de Irene Vallejo con esa maravilla que es ‘El infinito en un junco’ (Siruela) es la mejor noticia internacional para la literatura española desde hace muchos años.

Los Premios de las Letras Aragonesas pasan bastante inadvertidos. Se dice el nombre del premiado y se convoca un acto, y ahí acaba todo. ¿Qué propondría usted, galardonada con el premio de 2019, qué podríamos hacer?

Creo que podrían hacer recorridos por los Institutos Cervantes del mundo, como los Premios Nacionales. Esto lo digo como broma, porque a mí me gustaría que así fuera. El gobierno central debería, desde el Ministerio de Cultura, potenciar los Premios de las Letras de las diferentes comunidades, al menos dentro del país. Juntar a todos los de año en un acto especial. Que tuvieran encuentros en Bibliotecas de otras comunidades. Algo así. No obstante, yo me siento muy bien tratada tanto antes como después de haber sido galardonada con el Premio. 

No sé si es mitómana. ¿Quiénes son los personajes de ficción que más le han marcado? ¿Qué busca en la literatura ajena?

Me enamoré del señor Rochester de ‘Jane Eyre’, como muchas mujeres. No soy nada original. Don Quijote somos todos los que queremos hacer de nuestra vida algo amable para nosotros y para los demás. Gustav von Aschenbach de ‘Muerte en Venecia’ de Thomas Mann también somos todos: Tadzio no es sino la encarnación del deseo de creación de belleza que todos tenemos. O Nástenka, la protagonista femenina de esa joya literaria que es ‘Noches blancas’, de Dostoievski, que también somos todos: soñadores de belleza y de amor. Busco encontrarme en los libros ajenos. Por eso leo. Si no, ¿para qué leer?

Recomiéndenos de tres a cinco libros para la Feria del Libro…

Qué difícil me lo pone: ‘Los europeos’, de Orlando Figes; ‘Elucidario del silencio’, de David Vela, me encanta; y ‘Noches blancas’, de Dostoievski.

Mañana, Severino Pallaruelo. Diálogos de autor, y 9.

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