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Pascal Quignard: "Ya no creo en el liderazgo de la civilización europea"

El escritor francés, que publica ‘Les heures heureses’, recogió el Premio Formentor en Canfranc y aborda aquí sus claves y la huella de la música

Pascal Quignard en la antigua Estación Internacional, hoy remozada, y convertida en un gran hotel
Pascal Quignard en la antigua Estación Internacional, hoy remozada, y convertida en un gran hotel
Carles Domènec.

Pascal Quignard (Verneuil-sur-Avre, Normandía, 1948) vive retirado de los focos mediáticos desde que, en 1994, dejara en París su trabajo de editor en el sello Gallimard y apostara por un retiro voluntario y creativo. Recogió el pasado fin de semana el Prix Formentor, dotado con 50.000 euros, en Canfranc (Huesca), como reconocimiento a ser considerado uno de los mejores escritores vivos de las letras francesas. Durante los tres días que pasó en el Hotel Royal Hideaway de los Pirineos, no abandonó la rutina de levantarse muy temprano y trabajar, conectar con su subconsciente, ver salir el sol y terminar su jornada de escritor a media mañana. Acaba de publicar ‘Les heures heureses’, doceavo tomo de la obra enciclopédica ‘Último reino’. Por otra parte, Pascal Quignard reedita en España ‘Todas las mañanas del mundo’ (Galaxia Gutenberg), que fue llevada al cine en 1991 por Alain Corneau.

Con el músico Jordi Savall, ha impulsado el proyecto del ‘Concierto de las Naciones’ y colaboró en la adaptación al cine de su novela ‘Todas las mañanas del mundo’ (1991), que interpretó Gérard Depardieu.

Me alegra hablar de Jordi, al que considero un amigo. Sigo compartiendo conciertos con él, dos veces por año, el último fue en Toulouse. Hacemos conciertos por la amistad que nos une. Y me encanta poder recuperar músicos que no son demasiado conocidos, sin demasiada biografía. Eso me permite inventar.

Tiene el hábito de escribir muy temprano. ¿De qué ha escrito esta mañana, hoy en Canfranc?

He estado leyendo y preparando la escritura de un proyecto que llevo entre manos.

¿Le ha marcado en su escritura el hecho de despertar en este lugar de los Pirineos?

Al despertar, escribo desde la cama. Acabo de salir de mis sueños, de las imágenes del mundo. No hay un impacto directo del sitio. Es durante la jornada completa que va creándose una determinada influencia en lo que escribiré a la mañana siguiente. Al despertarme, me gusta sentirme como un recién nacido frente al mundo.

En su obra, no esconde que no deja de buscar el origen de las palabras. 

Necesito saber el origen etimológico de las palabras para saber cómo han surgido de la naturaleza. Es siempre un misterio. Es ahí donde, quizás, la literatura y la música se acercan. Los naturalistas no saben lo que provoca que el ruiseñor cante en plena noche. Puede que sea la extrema obscuridad a la que se enfrenta o bien el poder del silencio. La primera palabra, el primer canto, se encuentra, en cualquier caso, en la naturaleza. El llanto del recién nacido estaría más cerca de la música que del lenguaje.

Su último libro tiene un título musical: ‘Les heures heureses’. ¿Cómo gestiona la mezcla de imágenes, música y texto?

Es muy simple. Es la esencia del Barroco, combinar los conceptos más alejados, buscar el mayor contraste, lo más opuesto posible. Así se crean emociones. En cada capítulo, busco siempre la idea más opuesta a la expuesta en el capítulo precedente. Como decía, escribo muy temprano, justo después de los sueños. Las imágenes son el mundo de los sueños que compartimos. Todo el mundo sueña y tiene imágenes imprevisibles en la mente, eso forma parte de la naturaleza. Como un músico, compongo mi partitura de oídas. Después, empiezo a recortar y recortar, descarto todo lo que no me gusta y me quedo únicamente con lo que provoca emociones. Es una técnica muy sencilla.

El texto de la contraportada prescinde de explicar su contenido, el lector ya sabe lo que va a hallar sin tener que dar pistas.

Tengo una suerte extraordinaria. Para empezar, por poder estar aquí, en Canfranc. El libro del que me habla forma parte de ‘El último reino’. Del que han aparecido doce libros. La suerte extraordinaria es que yo he hecho lo que he querido, no he escrito nada pensando en un lector determinado. Sé que podía resultar difícil. La gente ha sido benevolente conmigo y lo ha aceptado. No he hecho gran cosa para ser publicado. Creo que el lector ha captado una cierta autenticidad y la acepta.

"La invención de la escritura es algo extraordinario. La lengua se convierte en un objeto. El silencio es fundamental en la literatura. La música escrita y la literatura escrita son los objetos que más amo en el mundo"

Como editor que fue, ¿habría prescindido de alguno de sus libros?

Habría rechazado todos mis libros, aunque no habría dejado de escribirlos.

Ha dicho que la lengua es un extraño silencio.

La invención de la escritura es algo extraordinario. La lengua se convierte en un objeto. El silencio es fundamental en la literatura. La música escrita y la literatura escrita son los objetos que más amo en el mundo. Escribo para permanecer en el silencio. Es la necesidad de esconderme en un rincón que domina mi actitud artística, como lo haría un músico solitario. El lenguaje es emoción. La literatura es una forma de traducir el lenguaje a otro lenguaje. El psicoanálisis es una experiencia interior que busca traducir emociones de infortunio o alegría, y las transforma en algo más bello.

Asegura que le parece hermosa la idea de crear una gran obra y no hacer nada para mostrarla. ¿Es así, en realidad?

Es como lo que sucede con muchos animales, que son muy bonitos y se esconden en la naturaleza. No muestran esa belleza que poseen y conservan un orgullo inmenso. Los otros animales, los respetan.

Recluido en su retiro, ¿por qué ha aceptado el Premio Formentor y qué importancia tiene para usted?

Es un premio que permite a los libros ser traducidos a otras lenguas. De todas maneras, yo acepto los premios. He meditado mucho sobre los autores que no aceptan los premios, entre los que hay autores muy queridos. Por ejemplo, tengo un estrecho vínculo con Henri Michaux, que no quería que se le fotografiara. No critico este rechazo, pero creo que es una forma de tomarse por héroe. Yo no quiero pasar por héroe. En el fondo, lo que más me gusta de este premio es que sea una invitación a la traducción de mi obra.

¿Interviene en las traducciones de sus libros?

Nunca miro las traducciones de mis libros, tengo plena confianza en los autores. Me alegra muchísimo que mis libros se traduzcan a distintas lenguas, pero respeto las traducciones. Yo no tengo la competencia para criticarlos. Una traducción de un libro es comparable a la interpretación musical.

"Estoy fascinado por la civilización oriental, por la literatura y la música de China, por el teatro japonés. No puedo pensar en Francia o incluso en Europa como el centro del mundo"

¿Qué recuerda de su colaboración con el músico Ennio Morricone?

(Pascal Quignard suspira, espera varios segundos antes de contestar y exclama con una lenta cadencia) ¡Ah, Ennio Morricone! Vivía en el apartamento más bonito que he visto en mi vida, en Roma. Era un músico tan completo. Gérard Depardieu había interpretado a un músico en ‘Todas las mañanas del mundo’. Como actor, siempre quería alcanzar toda la experiencia posible y deseaba cantar una canción que había compuesto Ennio Morricone. Fui a su bonito apartamento romano para trabajar la canción (‘Effacer le passé), que era para un film (‘Una pura formalità’, de Giuseppe Tornatore) que no tuvo mucho éxito. Fue un rencuentro hermoso. Recuerdo que comí unas alcachofas deliciosas en el gueto de Roma.

Quignard, durante su estancia en Canfranc, ha mantenido sus rituales y su su gusto por trabajar de madrugada y pasear al alba.
Quignard, durante su estancia en Canfranc, ha mantenido sus rituales y su su gusto por trabajar de madrugada y pasear al alba.
Carles Domènec.

¿Sigue usted la actualidad, lo que sucede en Francia o en Europa?

El libro ‘Les heures heureses’ trata del conflicto. Lo escribí impactado por lo que estaba sucediendo en Ucrania con la invasión rusa y quería preguntarme sobre qué es más actual, si la repetición interminable de lo peor de la humanidad o la belleza de la naturaleza.

¿La intelectualidad francesa es un líder moral de Europa? Fue clave en Europa mucho tiempo.

Veo las cosas de forma vertical en el transcurso del tiempo. Estoy fascinado por la civilización oriental, por la literatura y la música de China, por el teatro japonés. No puedo pensar en Francia o incluso en Europa como el centro del mundo.

Insisto en preguntarle por el liderazgo de Francia y Europa.

Me parece que los referentes europeos fueron destruidos en la Segunda Guerra Mundial. Viví en una ciudad (Le Havre) de la que no quedaba nada, devastada por la guerra. Ya no creo en el liderazgo de la civilización europea. Vivimos en una herida que hay que retraducir, para mejorarla y pensarla mejor.

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