Días de diez para los músicos en el recinto del Vive Latino y en Zaragoza, ciudad anfitriona

Paseos turísticos por la Aljafería y la basílica del Pilar, delicias culinarias, una camiseta de fútbol muy especial y mucho calor humano de artista a artista las dos jornadas

Andrés Calamaro recibió una camiseta blanquilla de su compatriota Cristian Álvarez, portero del Real Zaragoza.
Andrés Calamaro recibió una camiseta blanquilla de su compatriota Cristian Álvarez, portero del Real Zaragoza.
Instagram R.Z

Muchos artistas del II Vive Latino español esgrimieron una misma frase en estos dos días zaragozanos. "Estoy muy contento, porque voy a reencontrarme con grandes amigos, algunos de hace muchísimos años". Flavio Cianciarulo, de Fabulosos Cadillacs, y Calamaro, parte de la armada argentina presente en Ranillas, no coincidieron, pero el salmón (que sacó un capote torero al final de su concierto y grabó un botijo con la imagen de José Tomás en la cafetería del AVE en Delicias) nombró a todos los compadres presentes en un sentido vídeo antes de marcharse de la ciudad. Además, el portero del Real Zaragoza, su compatriota Cristian Álvarez, le regaló una camiseta del equipo blanquillo.

Algunos de los Fabulosos, por cierto, hicieron turismo caminante por el centro de la ciudad, Tubo incluido. Cianciarulo caminó en uniforme veraniego de músico durante el paseo (camiseta negra y pantalones cortos también negros), pero está tocando sus ‘shows’ españoles con la ‘remera’ albiceleste de su selección.

Don Gorri, guitarrista de los mexicanos Panteón Rococó, hizo visita turística por la Aljafería y la Basílica del Pilar. Loquillo, que tiene asiento de larga duración en Zaragoza por la vía de la amistad, se dio este sábado un homenaje culinario en el restaurante Los Cabezudos, con el suficiente margen de maniobra para descansar en la tarde antes de su concierto, que no comenzó hasta las 22.50. Es bien sabido el amor que le tiene el barcelonés a la buena mesa.

Aragón se mueve

Entre la escena local, no faltaron los músicos viendo a otros músicos. El viernes fueron Erin Memento y Santoral disfrutando de Calavera, Santi Rex de Niños del Brasil repitiendo su repaso intensivo de la práctica totalidad de los escenarios (es ubicuo, y generoso luego a la hora de publicar en sus redes sociales reseñas de lo que ve y escucha) y Adrián Garcés, de Montana Stomp, extendiendo su radar por el recinto.

Álvaro Mazarrasa, de Dadá, Pato Badián y Nico Cassinelli también se sumaron a la fiesta. Uno que no se perdió el espectacular concierto de Mastodonte, desafiando al sueño (comenzó a las dos de la mañana), fue Borja Téllez, de Señoras y Bedeles. El despliegue histriónico de Etxeandia (se le salió la rodilla de su sitio en la segunda canción, y siguió hasta el final) hacía más sencillo el reto de vencer al cansancio.

Antílope, fundador y vocalista de Volador, también estiró la jornada los dos días. Está preparando nuevo material en solitario, por cierto. Anteayer aprovechó para ver a su colega Shuarma de Elefantes, con quien hizo el dúo ‘El último abrazo’ en 2012. «No me quería perder a Mastodonte, pero había mucho donde elegir, y buenos amigos a los que abrazar». Como decálogo reducido no está nada mal.

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