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Moda de archivo: la nueva tendencia que llega a Zaragoza

Boutique Paloma estrena nuevo emplazamiento en el que despliega un nuevo concepto de 'vintage' que rescata prendas singulares de marcas como Sybilla o Balmain para revenderlas a precios más asequibles.

Paloma Herrero, con uno de los vestidos.
Paloma Herrero, con uno de los vestidos.
Rubén Losada/Fotografiarte

La moda, en su difícil equilibrio entre la industria y el arte, entre las leyes del mercado y el compromiso, discurre actualmente por dos caminos bifurcados: el consumo desaforado y la sostenibilidad. Mientras las grandes cadenas y multinacionales ‘online’ hacen de la compra compulsiva y el género barato sus razones de ser, proliferan las iniciativas que apuestan por adquirir menos ropa, la fabricación justa y los materiales no contaminantes. En este empeño, la reutilización y el reciclaje como indispensables.

El ‘vintage’ y la ropa de segunda mano han dejado de ser ‘raras avis’ para insertarse con normalidad a la hora de llenar un armario. Pese a la sencillez de su premisa, el concepto está en constante evolución hasta el punto de haber acabado siendo abrazado por las propias firmas de lujo en lo que se ha venido en llamar ‘moda de archivo’. Sus directores creativos se han aficionado a revisitar diseños del pasado, una suerte de autohomenaje y de reafirmación de su importancia histórica frente a la ‘moda pronta’. También funciona (y muy bien) como escaparate publicitario. Famosas enormemente influyentes, como Kim Kardashian o Zendaya lucen habitualmente prendas de décadas pasadas, una manera de distinguirse, pero también de presentarse ante el mundo como entendidas en la materia.

La ‘moda de archivo’ supone una vuelta de tuerca al ‘vintage’ que derrota hacia el coleccionismo. Bebe de la caza y captura de piezas singulares de temporadas anteriores, generalmente de colecciones de grandes diseñadores o marcas. Si bien conviene subrayar que este hecho no es exactamente lo que le da a la prenda su valor ‘per se’, sino, sobre todo, su valor artístico, su singularidad o su calidad de icónica o representativa de un determinado momento de la historia del diseño. Tampoco su antigüedad es lo más determinante: una codiciada prenda de archivo puede ser de hace diez años o, incluso menos.

No es de extrañar, por tanto, que gran parte de la popularización de la tendencia venga de la mano de los estilistas y, en general, de amantes de la moda o ‘conaisseurs’. Capaces de apreciar una prenda no solo por la marca, sino por la importancia del diseño o diseñador dentro de las colecciones o épocas de una firma.

"Busco prendas que tienen algo especial, una historia, de una nobleza tan bestia y un uso tan mínimo que merece la pena rescatarlas".

"La gente se cansa exactamente igual de la ropa de Zara que de Prada".

"Quiero que la experiencia aquí se la contraria a la compra por capricho".

​Paloma Herrero, estilista

Toda esta cosmología acaba de llegar Zaragoza, donde con la primera puerta a la moda de archivo de la mano, precisamente, de una estilista, Paloma Herrero. Su ya veterana Boutique Paloma cambia de emplazamiento, de la plaza de Santa Isabel a la esquina del Coso con Alonso V. Un imponente local donde la zaragozana, siguiendo la filosofía y métodos de la moda del ‘archivo’, ha preparado un catálogo de piezas escogidas que llegan desde Italia, Francia y, sobre todo, España. 

"Voy buscando nuevos conceptos", explica Paloma, quien hace años se introdujo en el mundo de la reventa de ropa cuando aún no era ni una tendencia en sí misma. "En realidad empecé a vender lo que tenía para los estilismos porque no me cabía en casa, y aunque el primer año no tuve éxito, luego sí", cuenta. Paloma apostó después por la multimarca, "que dejó de funcionar hacia 2008, sobre todo por la llegada de la venta 'online'".

Reciclaje y ‘upcycling’

Ahora, la estilista zaragozana vuelve a sus orígenes, por apostar, desde el compromiso por la sostenibildad, por la reutilización de las prendas, añadiendo en su caso, algún toque de reciclaje o ‘upcycling’, es decir, remozando o retocando las prendas, ya sea para darles un estilo más actual o para disimular o arreglar pequeños desperfectos. Todo esto se combina con prendas intocadas, de las que Paloma es cuidadosa selectora tirando de experiencia y ojo entrenado a lo largo de los años. "Son prendas de una nobleza tan bestia y un uso tan mínimo que merece la pena rescatarlas sin restearlas". "Me dedico a la búsqueda de prendas que tienen algo especial, que tienen una historia". Y las hay porque, dice Paloma, "la gente se cansa exactamente igual de la ropa de Zara que de Prada". Algunas, si procede, se restauran. Y todas se higienizan.

Para Paloma, comprar así y llenar el armario así tiene un componente más lúdico. "Quiero que la gente tenga aquí una experiencia, que sea lo contrario de la compra por capricho, compulsiva".

De Sybilla a Pucci

En la nueva andadura de Boutique Paloma se pueden encontrar prendas de los 80, los 90 o de los primeros 2000 de importantes firmas como D-Due, Balmain, Prada, Marimekko, Pucci... Pero donde la zaragozana da el do de pecho es en su apuesta por la moda española. En las perchas hay, por ejemplo, increíbles vestidos de Isabel de Pedro o Sybilla sin estrenar o ejemplos de segundas líneas que lanzaron creadores como Josep Font. Todo a precios impensables en el momento de su lanzamiento.

"Mi objetivo es que salgan de aquí con conjuntos o como mínimo con ropa que vayan a poder combinar con la que ya tienen, que la lleven".

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