Adiós a Grey Gardens, pionera de una ruta vintage que sigue muy viva en Zaragoza

Ana Balldellou, su dueña, se muda junto al mar, satisfecha por "haber contribuido" a un cambio de mentalidad a la hora de consumir ropa. 

Ana Baldellou, el día que abrió Grey Gardens.
Ana Baldellou, el día que abrió Grey Gardens.
Enrique Cardoso

Se va Ana Baldellou a vivir otra vida largamente imaginada. Bajará por tanto al final del verano la persiana de su ya muy reconocible rincón para el ‘vintage’ en el corazón del zaragozano barrio de La Magdalena, Grey Gardens, para establecerse junto al mar. Lo hace con esa mezcla de pena e ilusión de quien emprende un giro voluntario a su vida.

Aún queda tiempo para despedirse, pero ella ya hace un balance muy positivo de estos nueve años que se cumplirán el próximo mes de junio con la puerta abierta de manera casi pionera a un negocio que es a la vez una forma de vida: la de vestirse con ropa usada o recuperada.

"Creo que he contribuido en parte a cambiar un poco la mentalidad sobre cómo consumir ropa de manera más responsable", dice. Balldellou se acercó al ‘vintage’ como impulsora del Market Re-Place, un mercadillo de venta e intercambio de ropa que celebró varias ediciones en diversos pintos del Casco Histórico de la capital aragonesa. De ahí, se decidió a ponerse una tienda junto a la que fue primera pica de la segunda mano en la Magdalena: Flamingo Vintage Kilo (casi pared con pared y que continúa su andadura).

Desde entonces, la ruta del 'vintage' ha ido creciendo y fortaleciéndose, a la vez que se daba un cada vez mayor interés de la juventud por el consumo responsable: hoy en día, en La Magdalena están también Calypso y, muy cerca, en la calle santo Dominguito de 

Val y Méndez Núñez, respectivamente, Kashmir y Blue Velvet, por citar algunas de las más veteranas.

El éxito de la fórmula de apostar por reutilizar la ropa en lugar de comprarla nueva- en aras de la sostenibilidad- también ha traído consigo algunos cambios: “Ha calado tanto que ahora muchos chavales se van directamente al Rastro, y hacen su propia selección”. Ana cree, por un lado, que quizá cuando sean más mayores vuelvan y, por otro, que lo importante es que entiendan que esa es la mejor y más justa manera de vestirse. Para mí el negocio nunca fue lo más importante".

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