Historias del rosa: mucho más que un color

Identificado con el universo femenino y en ocasiones estigmatizado, este color, curiosamente, no ha sido siempre solo de mujeres.

El rosa: simbólico, femenino, polémico o transgresor.
El rosa: simbólico, femenino, polémico o transgresor.
H. A.

Una caprichosa convención hizo del rosa, no hace tanto tiempo, el color femenino por excelencia. Para unos es cursi y acota prejuiciosamente el universo de las mujeres. Otros han hecho de él bandera feminista. En 2017, por ejemplo, ríos de gorros rosas recorrieron Estados Unidos en contra de los comentarios machistas del entonces presidente Donald Trump. Seis años después, el color vuelve a estar de plenísima actualidad. Esta vez unido igualmente al bando del feminismo pero, a la vez, tiñendo una de las más gigantescas campañas de ‘marketing’ que se recuerdan: la de la película Barbie, a cuyas proyecciones acuden miles de espectadoras (y algunos espectadores) vestidas de rosa.

Hay que decir que pocos colores tiñen tan tozuda y claramente una idea colectiva: el rosa es de chicas. Los mayoría de los niños lo tienen grabado a fuego casi desde que empiezan a balbucear. Y, generalmente, el mundo que les rodea se lo ratifica a cada paso, sobre todo a través de los juguetes. El rosa y, por qué no decirlo, su secular identificación con el universo femenino, lo ha hecho también sinónimo de lo cursi, lo repipi o lo repelente.

"Hay personas que lo odian", asegura la artista zaragozana María Bueno, conocida como Pezones Revueltos. Con 131.000 seguidores en Instagram, la también ilustradora da fe de que es un color que no deja indiferente. Hasta el punto de que ella, que lo usa de manera casi indefectible en sus cuadros, recibe por este motivo odio en las redes.

"Lo aborrecerás"

"Tengo 28 años y siempre me ha gustado y he usado el rosa. Recuerdo que un profesor me dijo que iba a aborrecer ese color, pero acabo de irme a vivir sola y lo primero que he hecho es comprarme un sofá rosa que era un sueño que tenía. Y por eso he recibí críticas", cuenta María. Y eso le "molesta" porque cree que es algo que sucede con el rosa y no con otros colores. "Si me hubiera decorado la casa de beige o de gris nadie habría comentado nada", opina.

Otra cosa que señala la artista es que si buscas en Internet cosas de color rosa, por ejemplo, si pones en internet "sillón rosa" o "cocina rosa", te salen casi siempre juguetes u objetos infantiles. "El rosa se borra de la vida adulta, se entiende que si eres alguien serio no puedes tener cosas rosas", algo que Bueno se explica por el hecho de que se entiende como un color femenino y que a las mujeres se las infatiliza.

​María Bueno (Pezones Revueltos): "El rosa se borra de la vida adulta, se entiende que si eres alguien serio no puedes tener cosas rosas".

Curiosamente, el rosa no ha sido siempre el color femenino por excelencia. De hecho, no hay consenso sobre por qué el color rosa quedó para siempre ligado a las chicas (y el azul a los chicos). Para explicarlo, usualmente se recurre a la historia más repetida y a la poca literatura que existe al respecto. En su libro ‘Rosa y azul: cómo distinguir a los niños de las niñas en Norteamérica’, Jo B. Paoletti, profesora de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), sitúa el origen del ‘rosa chica’ en un estudio de mercado realizado en los años 40 del siglo pasado. Hasta entonces, los niños de hasta alrededor de los 6 años iban vestidos de blanco o, incluso, con faldones (aunque fueran chicos) porque a los padres les resultaba más fácil cambiarles los pañales. Pero fue en los 80 cuando el binomio rosa-azul estalló del todo. Los padres ochenteros se entregaron desaforados a una orgía ‘rosiazul’ que aún perdura.

El estreno de 'Barbie' ha activado la pasión por la muñequita.
El estreno de 'Barbie' ha activado la pasión por la muñequita.
Reuters

De Pompadour a Picasso

En la historia ha habido también grandes enamoradas del rosa. Una de las más conocidas es Madame de Pompadour. La favorita de Luis XV tenía pasión por este color, hasta tal punto que a la porcelana de Sèvres de color rosa se la conoce como ‘Rosa Pompadour’. Tampoco la muy vanguardista y rompedora Elsa Schiaparelli ocultó su pasión rosa. En su biografía ‘Shocking life’ escribió sobre él: "Es creador de vida, como toda la luz y todas las aves y los peces del mundo unidos en un solo ser, un color de China y Perú, pero no de Occidente".

Otras fuentes dan fe de que, antiguamente, en los orfanatos se vestía a los niños de rosa o de azul para que las trabajadoras pudieran distinguir los sexos, aunque, curiosamente, eran ellos los que lucían el rosa porque, en los inicios del siglo XVII, el rojo se consideraba signo de riqueza y virilidad. Por aquella época se vestía a los niños como versiones en miniatura de sus padres y, como el rosa es un matiz del rojo, los niños pequeños solían vestir de ese color. La historia del arte da numerosos ejemplos de hombres vestidos de rosa. El rosa también ha tenido protagonismo en la vida de artistas como Picasso y su conocida ‘época rosa’, en la que pintaba personajes de la farándula.

Pezones Revueltos también se ha acercado al rosa como artista: "Es un color sobre el que he reflexionado mucho". "Una vez dudé de un cuadro, sobre si ponerlo o no en una exposición, y me di cuenta de que era porque no tenía color rosa. Al final para mí es como si fuese una firmaQ.

Sin embargo, en la experiencia de María Bueno, "es un color odiado. En contraposición con el negro, el rosa se identifica con lo blando e hipersensible". Su empeño es "usarlo para subrayar todo lo contrario, irónicamente, contrastarlo con cosas ásperas o duras, como una forma de llamar la atención. Igual que está sucediendo con la película ‘Barbie’".

De la tasa rosa al pop

El color que se paga | Uno de los monólogos más celebrados de la presentadora estadounidense Ellen Degeneres es uno en el que le afeaba a Bic, la marca de bolis, haber lanzado una línea rosa «para mujeres» que, además, costaba el doble que un boli de otro color. También, diversas asociaciones de mujeres luchan y denuncian la llamada ‘tasa rosa’ por la que, según un estudio de la Universidad de California, las estadounidenses pagan cerca de 1.400 dólares (unos 1.276 euros) más al año que los hombres por productos similares.

Tricia Fukuhara, Marisa Davila, Cheyenne Wells y Ari Notartomaso, protagonistas de 'Grease: the raise of the Pink Ladies'.
Tricia Fukuhara, Marisa Davila, Cheyenne Wells y Ari Notartomaso, protagonistas de 'Grease: the raise of the Pink Ladies'.
Eduardo Araquel

'Pieles', la película rosa | ‘Pieles’, el que fuera el debut en el largo de Eduardo Casanova, una parada de monstruos excluidos por su apariencia. El rosa jugaba en esa película un importante papel, un tono con el que el joven tiñó muchas de sus apariciones públicas (elenco incluido) y hasta el cartel del filme. Su intención, dijo entonces, era "acabar con los monopolios de cualquier cosa". "El monopolio del pelo no es monopolio del hombre, ni la genitalidad, o determinados olores o perfumes. Ni tampoco el color. El color no es de nadie", aseguró. "Me parecía muy interesante utilizar el rosa para envolver cosas que no han envuelto nunca, como puede ser el horror", dijo entonces. Más recientemente, una serie basada en la serie 'Grease' daba protagonismo a la pandilla de chicos del instituto Rydell: las chicas de rosa ('The Pink Ladies').

Del pop al horror | El rosa marca un montón de objetos o personajes. No solo Barbie. Penélope Glamour o la pantera que imaginó Blake Edwards y musicó inolvidablemente Mancini son rosas. De juntar ketchup y mayonesa salió la salsa rosa. Y ahí está y el Frigopié, el helado cuarentón que sobrevive en el siglo XXI. La marca de cosméticos Mars homenajeó a Elsa Schiaparelli con una barra de labios que es uno de sus superventas. En terrenos más serios, el lazo rosa (y el rosa en general) es el color que simboliza la lucha contra el cáncer de mama. Y entre los más tétricos usos del rosa a lo largo de la historia está el triángulo con que el nazismo marcaba a los homosexuales.

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