Jaime Olite: "En los errores de los alumnos puedes ver los tuyos propios"
Olite (Zaragoza, 1990) es trompetista y miembro de Artistas del Gremio, charanga que en 2022 dio 130 conciertos entre España y el extranjero.
¿De dónde le viene su pasión por la música?
Empecé de muy pequeño en la escuela de música de Alcorisa a la vez que mi padre y, al trasladarme a Zaragoza a los diez años, comencé a tocar en la banda de Luceni. Después entré en el conservatorio, fui conociendo gente y grupos que me harían engancharme a la trompeta y decidí dedicarme a ello profesionalmente.
Es profesor en el Conservatorio de Zaragoza y en su pueblo, Luceni, donde dirige la banda municipal. ¿Qué le aporta esta labor?
Además de la satisfacción de ver cómo los alumnos mejoran, es una forma de aprendizaje continua, tanto a nivel docente como a nivel de intérprete. Muchas veces en sus errores puedes ver los tuyos propios. En cuanto a la banda, siempre he creído que es una parte importante de la cultura de un pueblo y que debemos fomentar que siga con vida, pues es la cuna de nuevos músicos.
También ha tocado en orquestas sinfónicas, de baile y en grupos como El Último Skalón, además de formar parte de la banda de Ara Malikian. ¿Qué se ha llevado de esas experiencias?
Tocar con gente es lo que más me ha aportado como músico. Da igual el estilo o la formación, todo suma. Es común, sobre todo cuando estás en el conservatorio, centrarte en el estudio personal, pero debería siempre complementarse con hacer música en grupo.
Desde 2020 es miembro de la charanga Artistas del Gremio. Para alguien que se había formado en el mundo clásico, ¿qué le supuso incorporarse a un conjunto de este ámbito?
Aunque nos conocíamos desde hace muchos años del conservatorio y había tocado con ellos en alguna ocasión, los inicios fueron duros. Tocar un estilo diferente, todo de memoria y, además, en movimiento se hace difícil si no estás acostumbrado a ello. Pero ahora mismo lo disfruto al máximo, cuando haces algo nuevo siempre aprendes cosas y sin duda este es un proyecto emocionante.
La banda hizo 130 conciertos en 2022 y este año van camino de llegar a esa cifra. ¿Cuál es el secreto para sobrellevar ese ritmo?
No hay secreto. Cuando tu trabajo es en cierta manera tu ‘hobbie’ se lleva bastante bien. Aunque es cierto que hay momentos en los que piensas: '¡Qué bien estaría en el sofá de mi casa!'
Ahora están trabajando con Amparanoia, referente de la música mestiza y de fusión.
Sí, presentamos las canciones en el último Poborina Folk y es un proyecto apasionante. Son temazos de Amparanoia arreglados por algunos de mis 'compis', que han hecho un trabajo increíble, y además con la puesta en escena de una banda de 14 personas.
Han hecho rap, ‘shows’ para niños, colaboraciones con Manolo Kabezabolo o Ixo Rai, clásicos como ‘Whole lotta love’… ¿En qué estilo está más cómodo?
Aunque puedan parecer trabajos muy diferentes, por norma general todos los temas están enfocados al estilo de Artistas del Gremio, en el que después de tres años voy consiguiendo encontrarme (se ríe).
Su último disco, Butibamba, se creó tras un ‘crowdfunding’. ¿Puede este método acabar siendo decisivo para la música?
A día de hoy muchos proyectos se financian de este modo. Yo he colaborado con bastantes grupos comprando su música antes de que saliera. Es una buena forma de fomentar la creación y difusión saltándote la barrera económica.
A menudo se dice que ser músico requiere estudiar y practicar continuamente.
Así es. En cierto modo es como un deportista, tienes que estar en forma para rendir al máximo el día de la actuación. Además de los requerimientos técnicos, existe tanta música y estilos que no nos da tiempo a aburrirnos en el estudio.
¿Cuál es su sueño profesional?
He tenido muchos, pero a día de hoy mi meta es crecer como músico, como instrumentista y como banda, y siempre buscar nuevos retos y proyectos.
