El Monegros Desert Festival se pone filtro solar y jalea a sus ídolos con una energía total

Las elevadas temperaturas obligaron a redoblar las advertencias sobre deshidratación. Wu Tang-Clan y el anuncio de la participación sorpresa de Kase.O centraron la atención general

Ambiente durante el Monegros Desert Festival 2023.
Ambiente durante el Monegros Desert Festival 2023.
Francisco Jiménez

El trígésimo Monegros Desert Festival comenzó ya en plena ebullición este sábado 29 de julio al mediodía. Es una frase literal: el desierto y el sol habían hecho un acuerdo de agresión a los seres humanos que pululaban en sus dominios fragatinos, contra el que no cabía otro recurso que la hidratación, la paciencia y algunas otras cosas: las sombrillas multicolores de cabeza, los paños humedecidos en la cabeza, la hidratación hiperbólica, la búsqueda de las sombras dispuestas por la organización para aliviar la caldera y, sobre todo muchas ganas de disfrutar, por encima de las circunstancias meteorológicas.

El veterano Paco Osuna fue el encargado de abrir el festejo a las 14.00 en el escenario Techno Cathedral, y cumplió las expectativas. "Siempre cumple, es un referente aquí, un amigo, con todo el oficio: sabe cómo manejar a su público", decía el oscense Víctor de la Serna, director musical del festival. 

"Aparte de ser la persona más odiada por los horarios de las actuaciones, empezando por Paco ­–reía– y dado que obviamente todos quieren las mejores horas, intento que este juego de Tetris con 150 artistas y tantos escenarios tenga un sentido en cuanto a la evolución sonora de la jornada, y saber qué está gustando ahora a los más jóvenes, como Klang Kuenstler;es algo importante para un tío de 43 en mi posición que debe tener también en cuenta a leyendas del desierto como Richie Hawtin o Ben Sims. No nos falta talento artístico en el cartel, y hay oferta para todos los gustos. Paco repite en el escenario Elrow a las siete de la mañana, por cierto".

A De la Serna se le ponía cara de chaval ilusionado al hablar de Wu-Tang Clan, pautados para el sábado a las 22.00. "Es que soy un niño del hip hop de los 90, crecí con ellos y ha costado mucho traerlos. A nivel de sonido, lo que se oye en el escenario del Corral me encanta, muy fresquito, en una línea que antes no existía en Monegros. También hago lo que le sugiero a los asistentes: si no está tocando tu artista preferido, piérdete por otros escenarios y descubrirás cosas que te gusten".

Juan Arnau hijo, como es su costumbre, supervisaba personalmente los accesos desde primera hora, para cerciorarse de que el proceso era fluido: nada mejor que estar a pie de pista para supervisar el negocio familiar de los fundadores del festejo desde sus mismas tripas. Es una celebridad entre los fieles al Monegros: la cantidad de peticiones de ‘selfies’ compartidos que recibía mientras estaba atento a su tarea lo prueba.

Colores vivos

Monegros Desert es un sueño psicodélico embutido en un traje más bien ‘techno’ que hace concesiones estilísticas: al rap (más y más presente en la cita con el paso de los años), el reggae, el drum & bass… una amplia paleta de colores tan variada como los atuendos de los asistentes.

La esencia del festival afloró enseguida con la aparición de sus incondicionales, que iban llegando a los tornos de entrada con una frecuencia continua sin llegarse a los atascos, fenómeno que sí aparecería en el acceso rodado a media tarde. El reto, como cada año, era aguantar el máximo tiempo posible con la fuerza suficiente para seguir bailando en la madrugada.

Los trabajadores en puntos de asistencia, las peticiones de solidaridad con quienes estuvieran pasando un mal rato de manera notoria y las advertencias sobre el uso de sustancias estupefacientes menudeaban en el recinto: además, había un enclave denominado Energy Control para prevenir posibles sustos derivados de consumos indeseados o abusivos. Ahí se buscaba «informar y advertir sobre el consumo de sustancias, además de centralizar un punto de análisis para manejar placer y riesgo», según advertía la organización de maneta explícita.

Los escenarios iban abriendo escalonadamente en el arranque de la tarde (The Jet, uno de los más deseados, se hizo de rogar) y, a pesar del solazo, la explosión de sonidos y colores invitaba a una especie de viacrucis pagano por los puntos de atracción de la fiesta: estación 1, The Moon, con Mad Division y amigos; estación 2, el mundo Elrow y su monstruo marino gigante devorando el barco pirata, con George Privatti al timón; estación 3, espacio Open Air con la increíble Juliet Fox; cuarta ‘sálvese quien pueda’, de vuelta al Techno Cathedral, con la deriva salvaje de Indira Paganotto; quinta estación en el arranque de Ill Pekeño y Ergo Pro en el escenario principal... la oferta admitía además multitud de variaciones.

En el Greenlight Corner, dedicado a los sonidos jamaicanos, sonido se apoyaba en Davojah y Lasai. Una apuesta potente de este 2023 que sorprendió favorablemente al público:allá se vieron imágenes curiosas, como gente pegando la barriga a los altavoces para sentir literalmente el ritmo en todo el cuerpo.

El turiasonense Pushmann tenía reservado su hueco al caer la tarde en uno de los dos escenarios Industry City, colocados frente a The Jet, y los dos dedicados a los sonidos más duros (Techno Cathedral y Open Air, auténticos martillos pilones) proponían algunos dobletes, con artistas intercambiándose en las cabinas o pinchando en b2b (a cuatro manos, con apariciones alternas) junto a otros colegas de mesa.

Desfile posible de moda imposible

Un apunte para los atuendos. En el festival primaban dos: torso desnudo, sombrero y pantalones cortos para ellos (con excepciones: un vikingo de dos metros paseaba bajo el sol con una trenza de Rapunzel y un vestido rosa) y los tops negros minúsculos con rejilla de arriba abajo sobre el cuerpo, más botas para ellas. 

"Este año todo el mundo lleva menos ropa; también es verdad que el calor es impresionante, pero eso no es raro aquí, estamos en el desierto", comentaba un trabajador del festival. Además de los abanicos de mano, otro elemento presente en muchos cuellos llamaba la atención de quienes no lo tenían:los miniventiladores colgantes, cada vez más habituales en playas y oficinas, resolvían el problema del calor a sus afortunados poseedores.

Lo cierto es que las tendencias en la ropa del Monegros Desert beben de dos fuentes muy directas: Londres e Ibiza. Ayer se dejaron sentir varias nacionalidades entre el público, con dos presencias especialmente palmarias:la italiana y la francesa. La primera tribu es más académica, mientras que la segunda exhibía mayor riesgo en peinados y colores de pelo, además de hacerse notar de manera especial frente a los escenarios. Loïc llegaba de Burdeos con Annelle, Joelle y Christian:edad media, 22 años. "Llevamos planeando venir muchos años, pero hasta ahora no habíamos podido. Queremos ver a Amelie Lens, después ya buscaremos dónde descansar".

Tommaso y Andrea llegaban solos, sin más pandilla. "Es nuestra segunda vez, somos de Génova –apuntaba Tommaso, que lucía una camiseta de la selección italiana de fútbol– y el año pasado fue tan increíble que no queríamos perdernos el de éste. Venimos a ver a Wu-Tang Clan y a Pendulum en el gran escenario, pero nos ha gustado mucho el Open Air, es el más bonito de todos". La presencia aragonesa también se dejaba sentir; Marcos, Carla y Fran, llegados de Valdespartera, tenían un objetivo claro, ver a Fernandocosta. "Es muy bueno y nunca lo hemos visto así, de cerca. Se va a gozar".

El gran anuncio: Kase.O con Andrés Campo

Después de toda una noche de sensaciones, fiesta y desfile incesante de artistas por la decena de escenarios del recinto, el festival concluye este domingo por la mañana (10.00) con un set del DJ y productor oscense Andrés Campo, miembro de la familia Elrow y anfitrión de sus pares año tras año en la cita monegrina. Campo es uno de los mejores especialistas en las mezclas del panorama nacional, con el techno como principal vía de expresión. No obstante, en la faceta de productor ha diversificado bastante sus miras, y permanece abierto a otras músicas.

La sorpresa que trascendió en la tarde del sábado, alimentada por un post de Instagram y que eclosionará hoy sobre el escenario principal del Monegros Festival es que Kase.O, el MC de Violadores del Verso, se va a unir a Campo en la actuación de cierre. El rapero de La Jota terminó hace cuatro meses su gira con el proyecto Jazz Magnetism y comenzó un periodo de barbecho autoimpuesto en cuanto a los escenarios, sin fecha de terminación. Desde entonces ha aparecido por sorpresa en algunos conciertos de colegas, pero lo de este domingo es un sorpresón: quienes aguanten comerán el mejor postre del menú musical.

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