La ‘nueva normalidad’ del sector cultural aragonés: lo que la postpandemia se llevó

Tres años después de la llegada de la ‘nueva normalidad’, el sector cultural aragonés aún se lame alguna de las heridas causadas por la pandemia. Muchas, sin embargo, han cicatrizado

Los conciertos en la sala Mozart están atrayendo a más público que antes de la pandemia.
Los conciertos en la sala Mozart están atrayendo a más público que antes de la pandemia.
Guillermo Mestre

¿Cuál ha sido la huella de la pandemia en el sector cultural aragonés? Pues según a quién se pregunte. La pandemia nos hizo más digitales en lo cultural; pero la nueva normalidad, en cambio, parece habernos lanzado fuera de casa. "El público se ha cansado en buena parte de la cultura ‘online’. Nosotros lo que hemos detectado es que hay unas ganas tremendas de actividades presenciales", señala Mayte Ciriza, directora de Cultura de la Fundación Ibercaja.

Se dice, eso sí, que las personas de más edad se han retraído un poco, que siguen tomando muchas precauciones en sitios públicos, que actividades en espacios cerrados, como las conferencias, tienen menos público. Pero, ¿hay algo de cierto en ello?

Romana Erice, jefa del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza,    destaca que "en nuestras salas de exposiciones y museos el número de visitantes es ya prácticamente el mismo que en 2019. Se hizo un esfuerzo importante por no perder contacto con el público y los museos fueron prácticamente los primeros centros culturales en reabrir, aun con grandes restricciones. Por nuestra parte, podemos decir que tanto en número y frecuencia de actividades, como en público, la situación es normal".

María Uriol, gerente del Patronato de Educación y Bibliotecas de Zaragoza, cree que "la cultura nos salvó en la pandemia; y    ahora se valora mucho más". "La pandemia hizo que los préstamos en bibliotecas bajaran muchísimo, obviamente, y se perdiera un hábito –reconoce–. Pero hemos logrado motivar a los lectores. Cuando se reanudaron las actividades costó retomar el hábito y eso nos hizo pensar en que había que sacar las bibliotecas y los libros a la calles, llevarlos a otros espacios para motivar a volver a leer: mostramos la otra cara de las    bibliotecas. De allí surgieron proyectos como el programa Más que Lectura, el Kiosco de las Letras o Café, Libros y Otras Movidas. Ahora estamos    preparando un proyecto para jóvenes a modo de ‘escape room’ por todas las bibliotecas y librerias de la ciudad".

La lectura de libros parece incluso que se ha reforzado. Así lo corrobora Francisco Goyanes, de la librería Cálamo. "Al principio de la ‘nueva normalidad’ sí se notó cierto retraimiento. Pero ahora a las presentaciones literarias acude más o menos el mismo número de personas que antes. Lo que sí ha ocurrido con la pandemia, y esto me parece importante, es que ha habido un acercamiento a las librerías de gente joven que antes no venía. Y esto coincide además con el aumento del índice de lectura que se ha constatado".

José María Turmo, gerente del Patronato de Artes Escénicas del Ayuntamiento de Zaragoza, en cambio, no aprecia cambios significativos. "No tengo muy claro si la cultura ha salido reforzada o debilitada –subraya–. Lo que noto es una gran madurez en el público de Zaragoza. Si al programar ofreces calidad, despiertas la curiosidad del público. Y este año, por ejemplo, vamos camino de batir récords. El año pasado ya multiplicamos por tres el número de entradas vendidas de algún año del equipo de gobierno anterior. En nuestro caso, si te pasas de exquisito, lo notas en taquilla".

Algunas dificultades

¿Todo normal, pues? No. En el ámbito de la jota aragonesa sí se aprecian cambios. "Buena parte de la actividad ha llegado al nivel en el que estaba anteriormente: festivales, concursos, actuaciones en fiestas... se celebran en igual número que antes y la gente joven que acudía a verlos lo sigue haciendo ahora -subraya Carmelo Artiaga, presidente de la Academia de las Artes del Folclore y la Jota-. El principal cambio hay que verlo en las actividades de interior. Aunque en las clases ya se ha recuperado en un 95% el número de alumnos prepandemia, lo cierto es que las actuaciones se han visto muy afectadas. La gente mayor sigue teniendo miedo, y es entendible. Acude menos a los espectáculos y, si lo hace, a menudo con mascarilla. En líneas generales, el nivel de público se está recuperando, pero no ha llegado a los números de 2019". 

Artiaga ve también inesperados rasgos positivos. "La pandemia ha causado un cambio generacional: hay nuevos cantadores, nuevos bailadores, jóvenes y muy bien preparados, y eso va a ser muy beneficioso. Alguno de estos jóvenes, incluso, han relevado a sus mayores al frente de grupos de gran tradición".

El contratenor Sergio García también ve aspectos negativos en el sector que más controla, el de la actividad coral zaragozana (codirige el coro San Juan de la Cruz desde la asociación Inclu i Arte). Detecta un doble cambio: "Por un lado, un gran número de personas mayores se están quedando más que antes en sus casas, salen menos, se han descolgado de sus actividades de sociabilización. Y, por otro, el miedo que hemos sufrido todos durante tanto tiempo, cuando estrenamos la ‘nueva normalidad’, ha dado paso a una necesidad enorme de divertirse. Ahora, proponer algo serio, disciplinado, intelectual, de estudio, está costando un auténtico suplicio. Lo que se busca es la libertad, salir de casa, pasarlo bien, divertirse".

Entre el continuismo y el cambio de paradigma

¿Y en el terreno de los conciertos? También aquí hay diferencias, según el tipo de música y el de salas. Para Miguel Ángel Tapia, gerente del Auditorio, "la pandemia ha significado un antes y un después". "Mucho público ha perdido el hábito de venir a los conciertos y, una vez perdido, es muy difícil recuperarlo –asegura–. Hemos tenido que buscar nuevos públicos. Ya el año pasado hicimos un esfuerzo importante por encontrarlos, porque sabemos que las cosas no se arreglan solas. E hicimos una apuesta fuerte por la programación y por los precios. Y ha funcionado. El 98% de los abonados para la temporada 22-23 han renovado para la próxima, y ya tenemos 250 abonos más que el año pasado". 

Tapia explicaba que "nos hemos esforzado mucho con los estudiantes, diseñando ofertas de conciertos a tan solo 7 euros. El reto ahora es conseguir que esa tendencia de crecimiento se asiente". Tapia coincide con Turmo en que "la clave de recuperar la normalidad es programar actividades que interesen. Si no interesa algo, la gente no viene, aunque pongas las entradas baratas".

Jaime Borobia, programador del Festival de Jazz de Zaragoza y promotor de grandes conciertos, explica que "nosotros no aplazamos ni suspendimos:eso sí, el festival en 2020 estaba limitado a aforos de 150 personas. En esos momentos, y más que nunca, había que estar ahí. En lo tocante a un cambio de costumbres, lo veo. Ahora sería inviable plantear lo que hacíamos hace 30 ó 40 años: empezar conciertos más allá de las 23.00, por ejemplo. Los hábitos de consumo han cambiado, y eso incluye la venta de entradas: en el entorno en el que me muevo hemos regresado a la anticipación en un porcentaje alto, cuando venía siendo tema de última hora".

Sin mucha novedad en las salas

Chema Fernández, de Antípodas Producciones, promueve el ciclo ‘Zombie Sounds’ y programa regularmente en La Casa del Loco desde hace más de dos décadas, entre otros escenarios dentro del circuito zaragozano de salas de conciertos. "En nuestro ámbito no ha habido un gran cambio; quizá un ligerísimo adelanto de horarios, y más conciertos y sesiones en horario de vermú y tardeos. En la programación habitual no hay mucha venta anticipada; en el caso de los conciertos más relevantes sí se nota, pero antes de la pandemia ya pasaba algo similar. Por ejemplo, la temporada que vienes tenemos a los Sonics, el próximo 11 de noviembre, y se han vendido bastantes entradas ya. Lo mismo pasará con algún otro que sacaremos próximamente a la venta, pero se trata de cosas puntuales".

Fernández cree que lo normal es que la toma de decisiones llegue en las últimas semanas. "Con los festivales, eso sí, la dinámica cambia. Y es verdad que los conciertos de música urbana y sesiones de DJ con público menor de 25 años se venden más rápido: son programaciones más inmediatas, también".

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