narrativa española. ocio y cultura

Elvira Lindo: "Ahora me siento liberada de mí misma y soy yo quien necesita comprender"

La autora presenta 'En la boca del lobo' (Seix Barral) en Zaragoza y estrena la película 'Alguien que cuide de mí', que codirige con Daniela Fejerman.

Elvira Lindo dialogaba en el museo Pablo Serrano sobre su novela 'En la boca del lobo', un cuento infantil que participa del miedo, de la maldad y de los recuerdos.
Elvira Lindo dialogaba en el museo Pablo Serrano sobre su novela 'En la boca del lobo', un cuento infantil que participa del miedo, de la maldad y de los recuerdos.
Oliver Duch.

Elvira Lindo (Cádiz, 1962) es una caja de sorpresas. Se vio en su anterior novela, ‘A corazón abierto’ (Seix Barral, 2021), la historia tan itinerante de sus padres, con la fascinación paterna por Teruel. Y lo vemos ahora en ‘En la boca del lobo’ (Seix Barral, 2023) donde cuenta el retorno a un pueblo del Rincón de Ademuz, La Sabina, de una madre, Guillermina, y una hija de once años, Julieta, donde viven algunos parientes y navegan ocultos los recuerdos, las pasiones y los secretos. Teruel vuelve a estar presente en el libro y la escritora -que ‘vampirizó’ con afecto algunas historias o anécdotas de amigas entrañables -dice que no ha querido ser una impostora en su viaje a la naturaleza y que contactó con profesor de Ciencias Naturales para que todo fuese coherente. Este miércoles, en el museo Pablo Serrano presentaba el libro en diálogo con Eva Cosculluela, dinamizadora cultural y crítica literaria.

¿Ha pasado algo en su existencia, que parece que está volviendo a los lugares de la infancia y la adolescencia, casi obsesivamente?

Ha vuelto de manera distinta en ‘A corazón abierto y ‘En la boca del lobo’, pero sí yo creo ha pasado algo. Probablemente sí. Es posible que yo me hubiera distanciado de todo ese pueblo de familia extensa, los Garrido. Eso lo que tiene a veces la ciudad, que te permite ser una persona muy libre… Y yo necesité mucha libertad e independencia de joven. He sido este tipo de persona que coge el metro y quiere que nadie le conozca.

"Toda esta naturaleza que aparece en el libro es la que yo tengo en la retina de mi memoria, estaba en mis recuerdos sensoriales. Me daba mucho miedo, habiendo sido tan urbana, abordar esa naturaleza desde dentro"

¿Lo lograba?

Aunque he sido hiperactiva, en cierto modo sí. Entonces el peso de la familia y de la tradición lo llevaba como si fuera un juicio sobre mí. Y yo creo que la madurez me ha ido acercando con más seguridad hacia esas personas a las que yo quería tanto y con más comprensión también por mi parte. Me he acercado y creo que estoy disfrutando mucho más ahora.

No será por nostalgia.

No. Me lo dicen a veces, pero no la siento porque cuando voy me siento imbuida, inmersa en el mundo…

Aquí pasa. Usted hace un viaje en el tiempo y un viaje hacia la naturaleza, pero no sé si de nostalgia o de revelación.

Exacto: de revelación. Toda esta naturaleza que aparece en el libro es la que yo tengo en la retina de mi memoria, estaba en mis recuerdos sensoriales. Me daba mucho miedo, habiendo sido tan urbana, abordar esa naturaleza desde dentro. Es decir que no fuera algo de mujer urbana ‘versus’ mujer rural. Y he contactado con un botánico o un experto en Ciencias Naturales. 

En esta novela apenas hay salidas a la ciudad…

Es cierto. Muy pocas. A Teruel, para ir al médico, y a Ademuz, que es la capital de la zona. Mi padre quería que Ademuz perteneciese a Teruel. Ahora voy el día 13 a Libros, un pueblo muy próximo a Teruel, a un festival que se llama ‘Mi pueblo lee’. Y siento un poco de vértigo; estoy un poco nerviosa. Y a la vez a la expectativa. En el Rincón de Ademuz ya conocen ‘En la boca del lobo’ y está siendo un 'best-seller'. Si miro la novela y su atmósfera, siento que la auténtica revelación es el amor sin miedo.

El amor, con su carga romántica, también es clave en el libro.

Tenía auténtica necesidad de ser libre, y fui una joven de los 80. Ya entonces queríamos ser libres en todos los aspectos, que también parece que sea algo que se ha inventado ahora. Desde el aspecto cultural al sexual. Lo hice todo muy pronto: Mi madre murió joven, me fui de casa muy pronto, me divorcié muy pronto, y todo eso, me decía, decía: “¿Cómo lo explico allí?”. Mi pueblo estaba lleno de tías…

En la novela mete o alude a cuatro tías concretas.

Claro, claro. Sí sentía la presión de la moralidad que tenía mi familia. Que es y era una familia de bellísimas personas. Mi familia era religiosa sin beaterías, pero era religiosa. Es como si lo volviera a entender todo y pudiera entenderlo, ahora sí. Ese regreso en el que eres tú quien comprende para mí ha sido revelador. He dejado atrás ese época en la que necesito que me comprendan a mí y necesito comprender. Y me siento liberada de mí misma. ¿Le puedo a decir una cosa?

Elvira Lindo recrea, a través de criaturas de ficción, unos viajes con su familia al Rincón de Ademuz.
Elvira Lindo recrea, a través de criaturas de ficción, unos viajes con su familia al Rincón de Ademuz.
Oliver Duch.

¡Por favor!

Fui al pueblo recién separada, con el niño pequeño. ¿Dónde tenía yo la cabeza? Les dije a mis tías que acababa de separarme y que me había enamorado de un hombre, Antonio Muñoz Molina, que tenía tres hijos. Les dije: “Me gusta muchísimo y se va a separar por mí”. ¡Te puedes imaginar! Piensas luego: eres una descerebrada, Elvira, y un poco chula. Poco a poco, fui entendiendo que no puedes ir a cualquier lugar imponiendo tu forma de pensar. Luego hemos sido una familia con todos nuestros hijos y todo eso. He entendido esa forma de pensar.

Eso se ve en el libro. Pese a que la niña es rebelde, tiene cuatro suspensos, está desubicada en medio del enigma familiar. Y esa comprensión se percibe en cómo ella mira no tanto a su madre, sino a la tía Virtudes o a Emma, que es el personaje no sé si fundamental de su novela.

Emma, sí, es un personaje fundamental. Me inspiré en la actriz Emma Suárez, en su nombre, en su personalidad y en su condición de mujer sexy. Mi Emma de ficción es una mujer un tanto salvaje que, joven aún, llega a dar clases de Ciencias Naturales, en los primeros 80. Luego al final, cuando su pajar se desmantela, sus referencias culturales son las de una mujer que vivió intensamente esos años con todas sus consignas y eslóganes. Es una mujer imbuida de su época, y es una mujer muy libre sexualmente que piensa que puede ir a cualquier lugar del mundo sin cortapisas. Emma y la niña Julieta son muy diferentes de mentalidad y de edad. Las dos aprenden la una de la otra. En ‘La boca del lobo’ me interesaba contar qué ocurre con el trauma a lo largo de los años. Qué hacen esas personas, cómo se puede vivir con esa herida. Es increíble como el sufrimiento infantil te marca la vida.

¿Qué nos dice del miedo, tan presente? Nos decían que el miedo era necesario para crecer.

Bueno, yo he tenido una infancia con muchos miedos pero educada así. Mi familia era extensa, tengo muchas tías, que eran las que nos contaban los cuentos, mi madre no. Se lo leías, cuentos y novelas, pero mis tías nos contaban los cuentos en esa espesura rural, metida en la cama con tres chiquillos… Y eran cuentos tan terroríficos que no te permitían ir por el pasillo de una casa sola. Sentías pánico. Y el pánico de los cuentos estaba unido, les hacía mucho gracia que viviésemos sobrecogidos. 

Quizá por ello usted tira por elevación y busca la belleza.

Eso para mí es capital. Hay drama y miedo en la novela, pero no he querido que faltase la belleza. Y ahí en el ambiente están las voces de los muertos, de los que se han ido, y están con naturalidad.

"Les dije a mis tías que acababa de separarme y que me había enamorado de un hombre, Antonio Muñoz Molina, que tenía tres hijos. Les dije: “Me gusta muchísimo y se va a separar por mí”. ¡Te puedes imaginar! Piensas luego: eres una descerebrada, Elvira"

No sé si ha tenido en la cabeza algunas novelas: he pensado, por esas voces casi de ultratumba o que cabalgan en el viento y en los bosques, ‘La lluvia amarilla’ de Julio Llamazares y ‘Pedro Páramo’ de Juan Rulfo.

Habría pensado más en Rulfo que en Llamazares, que es un escritor excepcional. ‘Pedro Páramo’ podría estar sí, y también algo de ‘La lluvia amarilla’, ahora que me lo dice así, más que el realismo de Miguel Delibes, en el que también pienso. Me ha interesado mucho trabajar el paisaje y la ambientación.

A la vez estrena una película ‘Alguien que cuide de mí’, donde narra la historia de una actriz en decadencia, en relación a su hija y su madre.

Ha sido un poco por azar. Participo en la dirección con Daniel Fejerman porque ella me lo ha pedido y ha sido una experiencia muy bonita. He aprendido mucho. Hemos contado con tres grandes actrices (Aura Garrido, Emma Suárez, Magüi Mira) y con tres grandes actores (Pedro Mari Sánchez, Francesc Garrido y Víctor Clavijo).

¿Va a repetir la experiencia?

Preferiría no hacerlo. Tampoco quiero sentirme como una intrusa. A veces dicen que hago demasiadas cosas y muy distintas.

Elvira Lindo codirige la película 'Alguien que cuide de mí' con Daniel Fejerman.
Elvira Lindo codirige la película 'Alguien que cuide de mí' con Daniel Fejerman.
Oliver Duch.
Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión