NARRATIVA ESPAÑOLA. OCIO Y CULTURA

Maddi, la mujer católica, contrabandista y resistente que murió en el Holocausto

La escritora Edurne Portela presentó en el Paraninfo la novela inspirada en la intensa vida de María Josefa Sansberro, donde asume su propia voz

Edurne Portela habló en Zaragoza, con Eva Cosculluela, de su novela 'Maddi y las fronteras'.
Edurne Portela habló en Zaragoza, con Eva Cosculluela, de su novela 'Maddi y las fronteras'.
A. C./Heraldo.

A Edurne Portela le tocó la lotería. O quizá fueron el azar y la admiración los que le ofrecieron un auténtico desafío que exigía talento, responsabilidad, respeto e imaginación. Josemari Mitxelena la llamó por teléfono y le dijo que tenía 6.000 documentos sobre una mujer anónima, de la que no se había escrito nada, salvo una escueta nota, que tenía una vida fascinante; le informó que con Izarraitz Villaluze llevaba más de un lustro trabajando sobre ella. 

“Hablamos por teléfono durante hora y media. El personaje, María Josefa Sansberro, Maddi, me pareció fascinante. Pero aún me lo pareció más cuando al cabo de unas horas recibí dos ‘wetransfer’ con la documentación, alguna repetitiva, pero muy interesante. La imprimí toda y me puse a trabajar. Mitxelena y Villaluze, que conocían mis libros anteriores, me dijeron que habían pensado que yo era la persona ideal para contar esta historia”, explica Edurne Portela (Santurce, 1974), que ayer participaba en un ciclo literario con Eva Cosculluela en el Paraninfo para hablar de su novela ‘Maddi y las fronteras’ (Galaxia Gutenberg; Barcelona, 2023).

“Había mucha información sobre Maddi, pero también muchos vacíos y pensé que tendría que contar su historia a través de la imaginación, respetando la verdad histórica. Con imaginación y en primera persona", explica Edurne Portela

María Josefa había nacido en 1895 en Oyarzun (San Sebastián), “como Josemari e Izarraitz”, y morirá en 1944, en un campo de concentración, “a los 49 años, la misma edad que yo tengo ahora”, dice Edurne. “¿Qué me llamó la atención? Su carácter excepcional, su personalidad. Era una mujer valiente en un entorno rural, se casó joven, y en 1928, a los 33 años, se atrevió a divorciarse, con todo lo que eso significaba. Ella era de allí, vasca, una mujer libre, que decidió no ser madre”, señala Edurne. Y recuerda que en su hotel, que estaba en San Ignacio, en el acceso hacia Larrún, entre Navarra y Guipúzcoa, apareció un bebé. “No lo reconoció ni lo adoptó hasta que tuvo ocho años”, insiste.

¿Cómo solucionó Edurne Portela el reto de narrar esta existencia? “Había mucha información sobre Maddi, pero también muchos vacíos y pensé que tendría que contar su historia a través de la imaginación, respetando la verdad histórica. Con imaginación y en primera persona. Escribir su historia implicaba narrar una vida honesta, comprometida, sin desbarrar”. A pesar de todos los materiales con que contaba, Edurne Portela realizó un trabajo de campo en los lugares donde ella había residido, aprendió cosas del tren cremallera que subía al monte Larrún, etc. 

"Me interesa mucho la fuerza de su feminismo, pero no podemos leer su actitud desde baremos de ahora. No puedo proyectar el presente en el pasado, aunque ella sí tuvo un comportamiento valiente, crítico, claramente femenino en cierta manera sin saberlo", dice Edurne

“Ya no quedan testigos del pasado, gente que la hubiese conocido; Mitxelena y Villaluze sí llegaron a conocer a algunos ancianos que la había conocido. Luego Maddi vivió la Guerra Civil española desde el otro lado, desde Francia, y, probablemente, aun siendo una mujer católica, ayudó a que algunas personas de Navarra y el País Vasco huyesen de España. Colaboró con los refugiados, como años después, cuando llegó la invasión de los nazis y los tuvo que acoger en su hotel, haría lo mismo con miembros de la Resistencia”.

La portada del libro con una de las pocas imágenes que se conservan de María Josefa Sansberro.
La portada del libro con una de las pocas imágenes que se conservan de María Josefa Sansberro.
Heraldo.

Edurne Portela cuenta en su novela un curioso detalle: María Josefa, Maddi, era muy religiosa y tras su divorcio ella seguía yendo a misa. Y quería comulgar, como hacía antes, aunque no se lo permitían. No, al menos, de buen grado. “Eso estaba ahí y lo novelé, claro que sí. Pero la gente, los testimonios que habían recogido Mitxelena y otros existían; no eran una leyenda. No es una exageración. Lo más probable es que sucediese eso”. 

Edurne recuerda que Maddi no perteneció a ningún partido, “quizá fuese católica, republicana y antifascista, podría sospecharse; practicó la justicia, la bondad y la solidaridad como forma de vida. Me interesa mucho la fuerza de su feminismo, pero no podemos leer su actitud desde baremos de ahora. No puedo proyectar el presente en el pasado, aunque ella sí tuvo un comportamiento valiente, crítico, claramente femenino en cierta manera sin saberlo. Participó de las redes de los contrabandistas, vivió experiencias de estraperlo y finalmente, para sobrevivir, en tiempos de los nazis, tuvo que acoger a los alemanes en su casa entre otras cosas porque tenía que sobrevivir, y les dio de comer y les hizo sitio para dormir”, explica Edurne. Y recuerda que, al principio al menos, los nazis eran más respetuosos que los milicianos de la Resistencia con la propiedad privada. “Pagaban mejor, se solía decir”.

Pese a todo, al final fue terrible. Fue detenida por la Gestapo y fue conducida al campo de concentración de Sachsenhausen, donde será asesinada el 13 de noviembre de 1944. “He leído mucho sobre testimonios del Holocausto e historias traumáticas de campos de concentración. Me conmovieron los libros de Primo Levi; ‘El largo viaje’ y ‘La escritura o la vida’ de Jorge Semprún, los libros de Imre Kertész y las historias de muchas mujeres que vivieron aquel horror. El Holocausto es inasimilable. Fue algo terrible, increíble y brutal, y yo he intentado pasar lo que sucedió y lo que le ocurrió a Maddi. Me han interesado más los libros que películas como ‘La lista de Schindler’; si acaso sí he he vuelto a ver piezas más documentales, aunque la mía no es una novela documental en modo alguno. He tenido en la cabeza ‘Shoah’ de Claude Lanzmann o ‘La tristeza y la piedad’ de Marcel Ophüls”.

“He leído mucho sobre testimonios del Holocausto e historias traumáticas de campos de concentración. Me conmovieron los libros de Primo Levi; ‘El largo viaje’ y ‘La escritura o la vida’ de Jorge Semprún, los libros de Imre Kertész y las historias de muchas mujeres que vivieron aquel horror"

Edurne Portela no ha salido indemne de este proyecto. Lo presenta por aquí y por allá, y no pasa inadvertida la más que novelesca vida de María Josefa Sansberro. “Maddi me ha dejado un sensación de admiración y de tristeza. He querido profundizar en una mujer que hizo muchas cosas y que fue admirable por su coraje, su inteligencia y su modernidad; y la tristeza deriva del sufrimiento de una existencia así y de ese fin tan tremendo. Por ahora soy incapaz de escribir nada. Podría decirse que después de haber contado lo que he contado, de haber vivido con ella lo que he vivido, siento que estoy en un proceso de duelo”, concluye la autora.

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