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Luz Gabás: "Me siento embajadora del buen momento de las letras aragonesas por España"

Nacida en Monzon en 1968, tuvo un gran éxito con 'Palmeras en la nieve' y ahora ha ganado el Planeta con 'Lejos de Luisiana'.

La escritora Luz Gabás, en el vestíbulo del hotel Reino de Aragón de Zaragoza
La escritora Luz Gabás, en el vestíbulo del hotel Reino de Aragón de Zaragoza
Guillermo Mestre

¿Cómo se fue gestando su pasión por la escritura?Era mi pasión desde niña. Siempre he dicho que yo me identificaba con Jo de ‘Mujercitas’. El pelo largo, vivir en el campo, la naturaleza, escribir, alguien que toque el piano, una casa con decoración del XIX, que es como es mi casa, las antigüedades son mi pasión.

Eso no lo sabía, la verdad.Sí. Son una locura. La escritura me interesa desde pequeña. Me encantaban los cuadernos, lapiceros, bolígrafos, sacapuntas, todo lo que tuviese que ver con el mundo de la papelería, que me sigue encantando. Y me gustaba mucho leer. Empecé a leer textos no apropiados para mi edad por eróticos, de terror o por salvajes. Era la pequeña de tres hermanas: Gema, Mar y yo. Recuerdo ‘El exorcista’, que leía mi hermana mayor Gema, y le daba miedo. Y yo decía, qué tendrá ese libro. Lo leí, y me provocó tal terror que la película la vi ya de casada. Ya mayor.

¿Qué más leía?Ellas leían a Boris Vian, que era canalla, droga dura. Yo leía y escuchaba la música que consumían ellas: Bob Dylan, J. J. Cale. No elegía: leía y escuchaba lo que les gustaba a ellas. Empecé a elegir en la Universidad de Zaragoza.

"Empecé a leer textos no apropiados para mi edad: lo que leían mis hermanas"

Tardó mucho en saltar y publicar la revelación ‘Palmeras en la nieve’. ¿Qué pasó?Tenía cosas y cosillas escritas. Muchas. Cosas breves. Los cortos de cine, cuando colaboraba con Pedro Aguaviva, había retazos de poemas. No tenía tiempo antes: estaban los estudios, todo lo que hacía en el mundillo cultural, y no encontraba ni el momento ni el tema. Y luego empecé el doctorado, no terminé la tesis, la iba a hacer de un autor irlandés, Brian Friel, poco conocido en España, que trataba el tema de la identidad y los otros.

¿Cómo llegó a ‘Palmeras en la nieve’? Siempre se habla de la memoria de su padre, que había estado en Guinea.Hay muchos factores: por ejemplo, la memoria oral de todos los lugares pequeños. Había narraciones al lado del fuego. El problema ahora son los móviles; ante las familias nos juntábamos a hablar, a contar. Conservo la imagen de estar en Serrate, sin prisa, al lado del fuego, en la cadiera, todos los primos sentados o tumbados en el suelo, escuchando. Escuchando. Me gustaba y me gusta que me cuenten cosas.

¿Tenía la sensación de que había muchas cosas que le estaban pidiendo «escribe lo de Guinea»?Sí, desde muy joven. Con mi padre bromeábamos. Hemos pasado muchas horas con nuestros tíos, tanto del lado de la madre como la del padre, y son personas muy habladoras y muy buenas narradoras. Les tirabas de la lengua, y te contaban. Y todo eso te quedaba en la cabeza. ¿Cómo había una piel de boa en un desván del Pirineo? Eso era de Guinea. El tema del viaje y el trabajo en Guinea los marcó tanto que estaba presente día a día. Cuando uno escribe de algo que le toca el corazón, el texto sale más honesto. Gustará más o menos, pero el lector ve que existe una sinceridad que te mueve.

¿Qué le debe al Pirineo?Lo más importante: es mi identidad. Yo sé quién soy, provengo de un árbol genealógico, sé cuál es mi lugar en la historia familiar y en esta historia interminable de antepasados. Mi marido y otro amigo han hecho el libro de toda una vida: el árbol genealógico de las familias de Benasque.

En el Pirineo ha encontrado la brujería, pasiones, el peso del carlismo, el mundo de los balnearios y de las aguas. 
Encuentro muchas cosas para mis novelas. Me hubiera gustado escribir sobre el payaso Marcelino. Me tocó la fibra su historia. Los escritores no podríamos escribir sin la labor de los historiadores. Imagínese en el caso de ‘Lejos de Luisiana’ si tengo que investigar todo eso...

¿Es verosímil la historia de amor de ‘Lejos de Luisiana’, la novela que ganó el Planeta?Por supuesto. Está basada en una leyenda, eso quiere decir que algo hubo. Y, a su vez, yo me he inspirado vagamente en un personaje real. El caso opuesto del comerciante francés que se casa con una indígena era muy habitual, y habría sido menos sorprendente.

¿Qué le ha dado el Planeta?Prestigio, consideración y respeto. He ido a lugares donde había estado antes y lo he percibido. Es como si hubiera subido un escalón más.

"Vilas es un hombre feliz que se afirma en sus libros y en el amor. Me conmueve"

¿Se siente embajadora de las letras aragonesas por España?Por supuesto. Lo llevo a gala. Y la gente se entera y aplaude.

A usted, ¿quién le interesa?Muchos, pero tengo una relación especial con dos: Javier Sierra, que es un hombre encantador, un hombre de palabra, de los de antaño, serio y afable. Y José Luis Corral, que es un volcán. Si yo tuviera toda la historia del mundo en la cabeza como la tiene él, seguro que escribiría una novela al año. Con Manuel Vilas hemos coincidido en muchos lugares. Siento que estamos en una onda parecida. Es un hombre feliz y se afirma en sus libros y en el amor. Me conmueve.

Luz Gabás
Luz Gabás
Guillermo Mestre

Cineasta y guionista, actriz de Fo y rebelde

"Me integré en la Agrupación Artística Aragonesa, que tenía sección de cine y de teatro. Me integré en las dos. En cine estaba Pedro Aguaviva, que nos lo enseñaba todo. A rodar, a montar, a actuar, incluso, a redactar guiones. Y aprendí mucho con él. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos años", dice Luz Gabás, que colaboraba a finales de los 80 con Alberto Sánchez Millán, José Manuel Fandos, Javier Peña o Javier Estella, entre otros. Luego también dio el paso al teatro

"Recorrí España con el Teatro del Alba de Santiago Meléndez y Pilar Molinero. Entré como ayudante técnico de ‘El hombre elefante’, esa obra era maravillosa. Y luego me cogieron en ‘Aquí no paga nadie’ de Darío Fo, que se estrenó en el Teatro del Mercado, donde hacía de vecina un poco despistada, una tontorrona larguirucha, así era el papel. Lamenté mucho la muerte de ambos. En la compañía, igual llevaba el sonido que llevaba las cuentas o conducía, y lo siguiente fue que me subí al escenario. Mi papel era secundario, pero he estado en escena con ambos. Con Pilar y Santiago. Impresionaban".

Aparece otro nombre en la formación de aquella joven que se califica como "enamoradiza". "Me acuerdo de las clases de Túa Blesa, entablamos amistad, él nos sugería, nos arrastraba, nos motivaba. Tenía un grupo de rocanrol y era punkie punkie. Zaragoza en aquel momento estaba hirviendo y todos los que queríamos tener algo que ver con la cultura nos acabábamos encontrando".

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