La Zaragoza dibujada de Daniel Vela

El arquitecto expone en la sede colegial una selección de sus alzados de edificios y monumentos de la capital aragonesa

La Puerta del Carmen, en los lápices de Daniel Vela.
La Puerta del Carmen, en los lápices de Daniel Vela.
Daniel Vela

Los arquitectos ven la ciudad con ojos distintos al del resto de sus vecinos. Este es el caso de Daniel Vela (Zaragoza, 1965), arquitecto que ha hecho un arte personal de los paseos por su ciudad natal. A lo largo de los años ha ido perfilando un mapa con distintos puntos clave dentro de Zaragoza, con rincones poco conocidos o apreciados, como el Puente de los Cantautores. O la confluencia de la calle de Alfonso I y Antonio Candalija. Allí, ubicado justo al lado de la escultura ‘El pastor del águila’, de Pablo Gargallo, "puedes tener cuatro perspectivas, cuatro visiones muy distintas de Zaragoza, ya sea que mires al norte, al sur, al este o al oeste".

Ahora, el ‘mapa’ de los afectos de Daniel Vela queda recogido en la exposición ‘Zaragoza, dibujos de la ciudad’, que puede visitarse hasta el 28 de abril en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón.

"La profesión ha cambiado mucho en los últimos años –reflexiona en voz alta Daniel Vela–. Ahora los trabajos los presento en 3D, más que en planos y alzados, y en este terreno la tecnología y los programas informáticos nos ofrecen herramientas extraordinarias. Pero todos los arquitectos seguimos dibujando, a lápiz, a bolígrafo, a tinta. Cuando presentas una fachada o un alzado la exactitud es importante, pero si quieres que el edificio se entienda tienes que sombrearlo para resaltar los volúmenes. Y esos dibujos tienen algo especial, porque lo que está hecho a mano tiene unas texturas, una carga emocional, que ningún ordenador te puede dar. Un sombreado hecho por ordenador es muy frío. Para establecer vínculos entre una obra y quien la contempla, para trasmitir sentimientos, el dibujo es único".

Dos de los dibujos que forman parte de la exposición.
Dos de los dibujos que forman parte de la exposición.
Daniel Vela

Daniel Vela ha colgado en las paredes del Colegio de Arquitectos un total de 41 obras. No son vistas urbanas, sino más bien edificios aislados en los que su mirada ha puesto de relieve algunas características de su diseño; son construcciones civiles y monumentos, desde el del Justiciazgo al Mercado Central, pasando por la Seo o los atlantes de la fachada de la antigua Audiencia. También la sede del propio Colegio o el Museo Pablo Gargallo.

"La selección ha sido un poco aleatoria, fruto de mis recorridos por el interior de la ciudad", asegura.

Toda la rotulación (se incluye siempre el nombre, ubicación, fecha y arquitecto que diseñó cada edificio) está realizada a mano. La minuciosidad es total: se pueden contar las piedras, los ladrillos de cada construcción. La exposición de los dibujos se completa con un audiovisual en el que el arquitecto ha incluido dibujos realizados a edificios y monumentos ubicados en otros puntos de Aragón.

Daniel Vela, en su exposición en la sede del Colegio de Arquitectos de Aragón.
Daniel Vela, en su exposición en la sede del Colegio de Arquitectos de Aragón.
José Miguel Marco

"Nunca he dejado de dibujar, siempre me recuerdo con un lápiz y un papel. Pero los trabajos de esta exposición, que empecé realizando para mí, se centraban al principio en los remates de los edificios, las cúpulas, los templetes y las torres. Poco a poco fui bajando la mirada a la calle. En la exposición he articulado las obras como sugiriendo paseos imaginarios por el centro de la ciudad".

Decía Albert Camus que ni siquiera la fotografía es realista, porque el fotógrafo elige qué retratar. Los dibujos de Daniel Vela, aparentemente hiperrealistas, tampoco lo son. "En la mayoría de los dibujos lo que hago es mezclar lo que es un alzado, que es una perspectiva irreal, con la imagen que se percibe a pie de calle de un edificio o de un monumento".

La pregunta que recibe una y otra vez de quienes contemplan su obra es cuántas horas de trabajo dedica a cada dibujo. "Es muy difícil de evaluar porque, al final, se trata de horas que voy sacando durante los fines de semana y no las llevo de cuenta. Lo que sí puedo decir es que me cuesta más delinear un edificio que dibujarlo. También, a veces, lo que me llama la atención no es una fachada sino un detalle. Y, en los monumentos, mi planteamiento no es el del artista sino el del arquitecto. Hacer el alzado de una escultura quizá no sea ortodoxo para un artista, pero en una escultura pública casi siempre muchos de sus elementos han sido diseñados por un arquitecto". 

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