cultura
Mariano Oliver Aznar, el costumbrista aragonés que sale del olvido en Zuera
La localidad natal del pintor le dedica un libro y una exposición que recuperan su figura artística
Aragón dio tantos pintores excepcionales a caballo de los siglos XIX y XX, desde Pradilla a Barbasán, que algunos maestros no han recibido la atención debida o permanecen en un resignado semiolvido. Es el caso de Mariano Oliver Aznar (Zuera, Zaragoza, 1863-Madrid, 1927), pintor que en ese periodo fue uno de los más destacados retratistas y costumbristas de España. Pero su localidad natal se ha empeñado en sacarlo del olvido, y si a finales de 2021 el Ayuntamiento adquirió siete obras del artista, ahora se dispone a presentarlas en el marco de una exposición más amplia, con catálogo, al tiempo que publica una biografía que ahonda en su figura.
La figura clave para ambos trabajos es el zufariense Víctor Murillo, doctor en Filosofía y licenciado en Bellas Artes, que ha escrito la biografía junto a su hermano Jesús y que es comisario de la exposición. Ambos se presentarán al público el próximo 10 de abril en el Centro Municipal de Iniciativas Culturales Clementina Palá (19.30) de Zuera.
"En la exposición se va a ver una treintena de obras –relata–, entre pinturas, acuarelas y dibujos, más una fotografía del artista en su estudio. No todas las obras son de Oliver Aznar, hemos querido contextualizarlo en su época y hemos incluido cuatro de Marín Bagüés, que fue su discípulo más destacado, y sendas obras de algunos de sus coetáneos: Palao, Baltasar González y Mariano Barbasán. Fue precisamente este último quien le ganó una beca de la Diputación de Zaragoza para estudiar en el extranjero. De Oliver Aznar se ofrece una panorámica completa, ya que presentamos obras costumbristas, retratos, tipos populares, pintura de historia...". De las obras que acompañan estas líneas, solo el autorretrato y la acuarela se presentarán en Zuera.
Proyecto de futuro
Según la concejal de Cultura de la localidad, Mar Blanco, el Ayuntamiento busca recuperar una figura olvidada. "La voluntad y el compromiso del alcalde, Luis Antonio Zubieta, es incrementar el patrimonio histórico y artístico de Zuera. La idea es que las siete obras que se adquirieron sirvan para impulsar la creación de un espacio permanente que muestre la obra del artista. Es una idea o un proyecto que trasciende las siglas políticas y creemos que seguirá viva sea cual sea el Ayuntamiento que salga ahora de las urnas. Es una obligación moral".
En el libro ‘Mariano Oliver Aznar, un artista de su generación’, Víctor y Jesús Murillo dan abundante información sobre el pintor, del que se sabe que a los 10 años se matriculó en la escuela de la Academia de San Luis. "Le influyeron mucho dos profesores, Manuel López del Plano, en Pintura y Composición, y Ricardo Magdalena, en Dibujo –relata Víctor Murillo–. Alos 16 años se retrató junto a sus amigos en un cuadro que está en la exposición. Uno de esos amigos era Odón de Buen".
Vivió en Zaragoza en el número 1 de la actual calle de Santa Isabel, tuvo su estudio en la calle de Manifestación (que luego fue del Estudio Goya), y hasta 1910, fecha en que se trasladó a Madrid, fue uno de los pintores locales más importantes, retratando a la burguesía y vendiéndole sus óleos costumbristas. Antes de emigrar, y junto a José Lárraga, ganó un concurso del Sindicato de Iniciativa de Aragón para rediseñar la Semana Santa zaragozana y colocarla a la altura de la de Sevilla. En el archivo de la Sangre de Cristo se conserva su proyecto, que incluía numerosas acuarelas en las que trazó nuevos itinerarios, diseñó pasos y hábitos nuevos. Lamentablemente, solo algunas propuestas se adoptaron.
Obtuvo mención de honor en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de 1895, 1899, 1904, 1906 y 1912; diploma de honor en la Internacional de Barcelona de 1894; y medallas de bronce, plata y oro en las de Marsella, Tolon y Niza. Participó en un Salón de Otoño en Madrid en el que también colgó una obra un jovencísimo Picasso.
Un retrato de Alfonso XIII es la última pintura que realizó antes de que la muerte le sorprendiera en 1927. Ahora, cuando se acerca el centenario de su fallecimiento, Zuera se ha empeñado en sacarlo del olvido.
