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Salvador Berlanga: "En el CRIET, una alumna me atizó una soberana bofetada"

El pedagogo e historiador publica un libro ‘¡Bravo por la imaginación!’ con 200 historias del centro escolar rural de Alcorisa a lo largo de 20 años

Uno de los grupos que salen retratados en el libro.
Uno de los grupos que salen retratados en el libro. De pie, a la derecha del todo, con muletas, vemos a Salvador Berlanga. Acuclillada, a la izquierda, Ana María Carrera. Y los niños.
Archivo Criet/Nuria Serrano.

Salvador Berlanga (Ariño, Teruel, 1956) es pedagogo, promotor cultural incansable, músico con el grupo Araboas y también novelista. Se mueve por el mundo en silla de ruedas y llega a todas partes sin perder la sonrisa ni el control. Es autor de libros como ‘Educación en el medio rural’ (2003), ‘La educación del consumidor en el aula, en la familia y en la sociedad’ (2011), ‘Ecos de infancia. Alcorisa en la memoria’ (2014) y ‘Ecos y voces de infancia. Del blanco y negro al color’ (2021), que forman parte de un único proyecto, y la novela ‘Como esos viejos árboles’ (2019), cuyos derechos de autor entregó para fines solidarios. En 1983 intervino en la fundación del CRIET (Centro Rural de Innovación Educativa) de Alcorisa, del que fue director durante 18 años y con el que estuvo vinculado hasta 2005. De ahí que tras mucho trabajar y consultar publique el libro ‘¡Bravo por la imaginación’, que se presenta el jueves, 2 de marzo, a las 18.00, en la Biblioteca de Aragón.

¿Cómo explicaría este libro? ¿Es un trabajo de investigación, un inventario de la pedagogía en el ámbito rural realizado por sus propios protagonistas, otro invento suyo para aglutinar a mucha gente en torno a la memoria?

Este libro recoge un periodo concreto de la historia del CRIET de Alcorisa (1983-2005), uno de los centros de innovación aragoneses nacidos para complementar a la escuela del ámbito rural. Y todo ello desde la mirada de aquellos niños y niñas que ahora ya rondan o superan el medio siglo de edad. En realidad, la lectura de estas páginas no solo recoge el día a día que sucedía en Alcorisa. Va mucho más allá al mostrar en sus reflexiones cómo han cambiado España, Aragón, nuestros pueblos y gentes, y, por supuesto nuestras escuelas, los recursos para la enseñanza, las metodologías, los edificios y comprobar la triste disminución de su número en sus aulas.

De acuerdo. Pero aquí hay algo capital: el protagonismo de los propios alumnos.

He mantenido contacto como mis exalumnos en encuentros casuales (con foto que luego subía a Facebook), en los conciertos con mi grupo Araboas, en las presentaciones de mis libros, a través de redes, en cada uno de los 21 pregones de fiestas a los que he sido invitado. “Dame tu correo y algún día escribiremos entre todos el mejor libro del pequeño mundo CRIET Alcorisa”, les decía. Cuando reuní mil correos, lancé la propuesta: “Necesito un folio en el que escribáis vuestros recuerdos”. Y así nace el libro.

¿Qué objetivos se plantea con este volumen? Con este procedimiento le habrá salido de todo.

Entre otros, tres objetivos destacados. El primero: conocer el impacto que ha supuesto en la formación recibida en su alumnado en el periodo 1983-2005, una generación del medio rural, sobre todo turolense, que ahora tienen entre 30 y 55 años de edad. El segundo: sin aspirar a que sea estudio en profundidad, comprobar que los CRIE son un imprescindible complemento para la formación del alumnado rural, así como centros de innovación extraordinaria. En tercer lugar: elaborar una historia colectiva en 220 relatos coincidiendo con la celebración del 40º aniversario.

Salvador Berlanga y Ana María Carrera, colaboradora total del libro, durante un paseo por Independencia.
Salvador Berlanga y Ana María Carrera, colaboradora total del libro, durante un paseo por Independencia.
A. C. /Heraldo.

No está nada mal. Cuéntenos cómo ha armado el volumen.

Este libro contiene cinco capítulos de magníficos relatos, acompañados por una lluvia de fotografías sorprendentes, algunas acciones y proyectos destacados, noticias de prensa, todo ello entre 1983 y 2023, además del resultado resumido de vuestras respuestas aportadas en el Formulario Google sobre diferentes aspectos. Y, para finalizar, hay un estupendo anexo de noticias en prensa y fotográfico, porque este libro quiere ser muy visual.

Vayamos con los testimonios. ¡Menudo guirigay de voces, personalidades y recuerdos! ¿No se ha vuelto un poco loco?

No ha sido fácil. En este libro han participado alrededor de 500 ‘crietes’ y ‘crietas’ de 92 pequeños y hermosos pueblos, directamente con su relato y/o cumplimentado el Formulario Google. Un éxito en estos tiempos de prisas, de “es que no me da la vida”. Han aportado otros testimonios desde Oliete, Berge, Cretas, Fuentespalda, Lledó, Monroyo, Muniesa y Navarrete del Río, Aguaviva, Palomar de Arroyos, Valjunquera, Estercuel y Ariño.

¿Qué cuentan sus exalumnos, que son la mayoría, porque usted era profesor y director?

En sus páginas observamos que el CRIET era “la primera vez” de muchas vivencias, aprendizajes y sentimientos propios de la edad que expone Alberto Cervera: “Eran pocos días, pero alguna chica ya empezaba a gustarnos a algunos”. Como dice Encarna Latorre: “La primera vez que dormía fuera de casa, que comía en comedor repleto de niños, que jugaba al bádminton, que cuidaba un hámster, que hacía radio, un periódico, gente nueva, profes nuevos y también chuches en la mítica tienda de la Julia”. En otros casos, reconocen que fue la primera vez que vieron un microscopio, un ordenador, una película en el cine Caracas de Alcorisa, que jugaron un partido de fútbol con dos equipos completos de la misma edad, que viajaron en tren o que vieron el mar.

"Se cuentan muchas experiencias y sensaciones, una aventura educativa 'muy difícil de explicar si no has pasado por ella', escriben Isabel Domingo o Rebeca Monfil. ¿Cómo entender que regresaran de un centro educativo a sus casas llorando a mares tras un periodo de actividad educativa intensísima?"
Salvador Berlanga, turolense apasionado, es uno de esos ciudadanos que son hiperactivos, emprendedores y soñadores. Siempre tiene un proyecto a corto y largo plazo.
Salvador Berlanga, turolense apasionado, es uno de esos ciudadanos que son hiperactivos, emprendedores y soñadores. Siempre tiene un proyecto a corto y largo plazo.
A. C. /Heraldo.

Usted es muy curioso. Veo que se lo ha pasado en grande.

Se cuentan muchas experiencias y sensaciones, una aventura educativa “muy difícil de explicar si no has pasado por ella”, escriben Isabel Domingo o Rebeca Monfil. ¿Cómo entender que regresaran de un centro educativo a sus casas llorando a mares tras un periodo de actividad educativa intensísima? A sus familias les costaba entender. Fernando Pérez, actual coordinador de Cruz Roja en Aragón y alumno en 1985, va más allá al afirmar que “un proyecto educativo en el que los niños ríen cuando llegan y lloran cuando se van, no se puede superar. Un lugar de encuentro que enseña a jugar aprendiendo y a aprender jugando no es muy habitual”. Estos niños y niñas de escuelas rurales, tradicionalmente con necesidad de casi todo, se sentían personas privilegiadas, cuenta Silvia Oliete, con respecto a otras de su edad de Barcelona, Zaragoza, Madrid y localidades más pobladas que no tenían la opción. Por fin eran envidiadas en algo.

Refiere usted muchas curiosidades que explican que practicaban una educación de vanguardia, por decirlo así.

Descubrimos que el CRIET fue Instituto de Educación Secundaria temporalmente; que escribimos al ministro Barón y nos concedió tres viajes en tren a Tarragona; que Manuel Fraga (Alianza Popular, jefe de la Oposición entonces) y Santiago Marraco (PSOE, Presidente de Aragón) nos visitaron la misma mañana y que no coincidieron por poco; que fuimos el primer centro público de España en disponer una pizarra Smart Board regalada por la Universidad de Zaragoza o que durante siete años vinieron más de 300 futuros docentes de prácticas de las Facultades de Educación de Zaragoza y Teruel; que nuestra revista ‘Dorondón’ recibió un premio nacional del Ministerio de Educación; que hicimos videoconferencias con el presidente Marcelino Iglesias, el escritor y maestro Félix Teira o con la base militar española en la Antártida; que nos visitaron trece futbolistas del Real Zaragoza europeo, y también el escritor y locutor Miguel Mena, el humorista Marianico El Corto o Pedro Andreu de Héroes del Silencio.

Visto desde la distancia, le parecerá todo casi inverosímil.

En cierto modo. Y todo ello sin olvidar que las aulas se inundaban de Innovación con mayúsculas: juegos de simulación, prácticas de laboratorio, deportes alternativos, proyectos de tecnológicos, teatro y poesía. El CRIET estaba al servicio de la escuela rural y actuaba en función de lo que esta necesitaba. Años después las transversales ocuparon en primer plano y eje conductor.

Otro grupo de estudiantes del Criet. Muy jóvenes.
Otro grupo de estudiantes del Criet. Muy jóvenes.
Archivo Criet/Alba Yus.

También hay muchos testimonios y hechos rebosantes de humor y misterio. ¿Se habrá divertido un poco?

Desde luego. Por ejemplo, la sonora bofetada que una alumna me atizó a mí y del susto cambió de color tres veces, y yo también"; la desesperación del conductor del autobús con cuarenta alumnos tocando la turuta (trompeta) en el viaje de regreso a casa; el patadón de Paquito de Odón al intentar lanzar el balón hacia el cristal del gimnasio de la Romareda, lo que no sabía que era un balón medicinal de 15 Kg; y la desaparición de una ameba en clase de ciencias que nadie la encontraba por ningún sitio y en ningún bolsillo.

Ya lo está avanzando porque lo que refiere parece un poco un tiempo de felicidad. ¿Qué balance hace de esa aventura pedagógica y de la experiencia humana?

Hago un balance absolutamente positivo e imprescindible para el medio rural aragonés que, además, lidera la existencia de CRIE en España con cinco centros: Alcorisa, Albarracín, Calamocha, Benabarre y Zaragoza (Venta del Olivar). El éxito se debe a la confluencia de esfuerzos coordinados de administraciones, de la confianza de las familias y de la profesionalidad e imaginación transformadora del profesorado del CRIET y el de los centros rurales participantes. Personalmente, disfruté muchísimo en los 23 años que trabajé en él, muchos como director, y en la próxima vida quiero volver a este centro, pero como alumno y que se preparen los profes, ja ja ja.

Por encima de todo, junto al aprendizaje innovador, la principal 'huella' ha sido la convivencia en el centro entre alumnado de distintos territorios, que no se conocía, y cuya amistad se han mantenido con el paso de los años. Hablamos del objetivo de socialización que, junto a una fantástica pedagogía innovadora, justifican la necesidad de los CRIE porque, en multitud de escuelas, no tienen alumnado de su misma edad. Este deseo en volverse a encontrar se cumplirá con los encuentros de presentación y comida que estoy organizando para marzo: día 11 en Valderrobres, día 12 en Alcorisa y día 25 en Calamocha.

"En Alcorisa -desde el CATEDU (de formación a distancia) al Museo de la Escuela Rural de Teruel, CRIET, la escuela de primaria, el instituto de secundaria, la escuela infantil, ATADI, escuela de música, etc.- la educación ocupa un lugar central de la vida presente y futura de la localidad"

No se sabe muy bien cómo lo logra, pero usted posee un gran poder de convocatoria.

Me gustan los proyectos colectivos, corales, como este y como mi anterior libro ‘Ecos y voces de infancia’ y, a la par, siempre tengo motivos de agradecimiento. En esa ocasión, a quienes han escrito relatos y aportados documentos; al Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón por la maravillosa edición de este libro, estamos muy agradecidos; y a Ana María Carrera, compañera y maestra en el CRIET durante los primeros quince años de andadura, a la que, mereciéndolo, no logré convencer de aparecer como coautora de esta publicación.

Ahora, con el libro en las manos, ¿qué le dice a ese alumnado suyo del que tanto presume?

Es cierto que me encanta presumir de ellos y ellas, mis alumnos, me transmiten energía y algo de juventud. Justifican que educar es un acto amor. Les diría: “Seguramente, este libro interesará a muchas personas lectoras de diversos ámbitos, pero solo si has dormido en las literas con colchas de cuadros lo leerás una y otra vez, en un lugar en el que nadie te moleste. Por eso, no será extraño que tus amistades y familiares no te crean del todo, que no entiendan nada de tu emoción desbordante y que sonrían a ver tu mirada infantil y feliz”. Aún me quedaría con ganas de decirles algo más.

Es usted incontenible. Diga, diga, diga...

Ja ja ja. Les diría algo más: “Por otra parte, puede ocurrir que, si lo leen tus hijos e hijas, descubran que son ciertas todas esas ‘batallitas’ que les contabas de tu niñez, pero cuando lo leas tú volverás a tu infancia, regresarás a tu CRIET de Alcorisa y tu mente se llenará recuerdos suficientes para escribir un libro con tantas páginas como este”.

Ahí exagera un poco ya. No todos poseen su determinación ni su entusiasmo. Usted parece desafiar a la vida constantemente para hacerla más rica y plagada de sorpresas. Una cosa más. ¿Qué tiene de especial Alcorisa, en el Bajo Aragón, que parece dar tanto de sí?

Quizá porque en Alcorisa -desde el CATEDU (de formación a distancia) al Museo de la Escuela Rural de Teruel, CRIET, la escuela de primaria, el instituto de secundaria, la escuela infantil, ATADI, escuela de música, etc.- la educación ocupa un lugar central de la vida presente y futura de la localidad. Si contamos el número de profesionales del ámbito educativo que trabajan en Alcorisa, estoy seguro que es la mayor ‘empresa’ del pueblo y afirmo que siempre ha contado con el respaldo de todas las corporaciones municipales y mundo asociativo.

LA FICHA

‘¡Bravo por la imaginación’. Varios Autores. Coordinación: Salvador Berlanga y Ana María Carrera. Gobierno de Aragón. Zaragoza 2023. [Presentación: Biblioteca de Aragón, jueves, 2 de marzo de 2023. A las 18.00.]

Otro grupo que se formó en el CRIET de Alcorisa.
Otro grupo que se formó en el CRIET de Alcorisa. La foto de grupo era tradicional.
Archivo Criet/Inma Abadía.
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