Taberna Papagayo: "La pandemia nos ha enseñado a hacer todo con casi nada"

El local cerró sus puertas el pasado 27 de abril y este viernes, 30 de julio, reabría sus puertas en El Tubo por segunda vez, con la esperanza de no tener que volver a cerrar.

Diego, Guillermo y Jorge, de la Taberna Papagayo
Diego, Guillermo y Jorge, de la Taberna Papagayo
Camino Ivars

Inaugurada en 2017 por Raquel Cotín y sus tres hijos, Diego, Guillermo y Jorge, la Taberna Papagayo se ubica en el número 4 de la calle R. Jordán de Urriés. Un pequeño establecimiento familiar de apenas 70 metros cuadrados que se resiste a convertirse en una nueva víctima de la pandemia. Con un aforo en la actualidad de tan solo unas 10 personas y tan solo dos mesas a pie de calle, aseguran que si hay algo que han aprendido de la pandemia ha sido a sacarle el máximo partido a lo que les rodea. De hecho, hicieron frente a los peores momentos de la crisis sanitaria, aquel en el que la restricción del uso de terrazas se situaba al 50%, con tan solo una mesa alta.

En este casi año y medio que ha transcurrido desde el inicio de la crisis sanitaria, y tras verse sin ingresos en el núcleo familiar, se vieron obligados a adaptarse de la noche a la mañana al formato ‘take away’, a modificar su carta y modo de trabajo e, incluso, aprovecharon el momento para inaugurar un nuevo establecimiento con un concepto completamente diferente. Se trata del hermano mayor de su taberna, el restaurante Papagayo; que abrió sus puertas el pasado mes de abril en la calle Santa Cruz de Zaragoza.

Fue precisamente tras decidir lanzarse a la piscina de emprender en tiempos de pandemia cuando decidieron, hace algo más de tres meses, cerrar su proyecto más personal y el que se ha convertido en su emblema y esperar “a que pasase la tormenta”, admite Guillermo, chef de sendos locales. “En un principio intentamos gestionar los dos establecimientos al mismo tiempo, pero fue una auténtica locura. Las restricciones, la adaptación a las nuevas medidas… Pronto vimos que el restaurante requería de un mayor esfuerzo y decidimos esperar a adaptarnos”, reconoce el zaragozano.

“Tener que cerrar dos veces en un año ha sido un palo. La pandemia en general ha sido un batacazo gordísimo, pero si hay algo que nos ha enseñado ha sido a improvisar y a hacer todo con casi nada”, asevera.

Por eso, tras estos meses de cierre, el regreso de su taberna supone un hito muy especial, pues se trata de su primer proyecto y el más personal, en el que la familia apuesta por la cocina urbana, “un proyecto más ‘street’, de cocina desenfadada, con todos los platos que nos han hecho ser reconocidos en la ciudad”, admite. Su plato estrella en el lugar es el perrigamba, el cual fue finalista en el concurso de tapas de Zaragoza en 2018; sin olvidar otras propuestas como la hamburguesa, el kebab de ternasco o las papas Deluxe.

La unión hace la fuerza

Si hay algo por lo que destaca esta familia es por su apuesta por el trabajo en equipo, bajo el lema de ‘La familia que crece unida, permanece unida’. “Siempre lo hemos hecho todo juntos y tener ese apoyo incondicional ha sido clave para poder avanzar y salir adelante”, admite el chef.

Y eso que, a partir de ahora, se distribuirán entre los dos locales junto al resto de su equipo. Para ellos, un nuevo reto. “La idea es dividir a la familia entre ambos locales, y ofrecer nuestra filosofía en dos conceptos y ambientes diferentes, uno más desenfadado -la taberna- y otro más sofisticado y enfocado a la alta cocina”, asevera.

Como siempre han reivindicado en cada paso que dan, el hecho de emprender en familia se ha convertido en parte de su sello. “Para nosotros es algo fundamental. Estamos como en casa y es lo que queremos seguir transmitiendo a los clientes, pase lo que pase”, afirma el zaragozano.

Por el momento, el local abrirá de martes a viernes, de 20.00 a 23.00, sábados de 13.00 a 15.30 y de 20.00 a 23.00 y domingos de 13.00 a 15.30.

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