ARTE Y LITERATURA. 'ARTES & LETRAS'

‘La España negra’ de José Gutiérrez Solana

Se cumple un centenario de la publicación del libro del  pintor y escritor, al que Cela le dedicó su discurso de ingreso en la RAE en 1957

José Gutierrez Solana y 'La España negra'.
Ramón Gómez de la Serna oficia en 'La tertulia del Café de Pombo'.
Solana / Museo Reina Sofía.

Este año 2020 se cumple el centenario de la publicación del libro ‘La España negra’ de José Gutiérrez Solana (Madrid 1886-1945), así como de la realización de uno de sus cuadros más famosos ‘La tertulia del Café de Pombo’, colgado ese mismo año en dicho café. El artista viene al mundo un 28 de febrero en Madrid, domingo de carnaval, acompañado de los gritos y algaradas callejeras, parece que esto marca toda su vida ya que uno de los temas a los que se dedica compulsivamente en escritos y pintura es el carnaval.

Sus carnavales no son los celebrados en casinos o en lugares elegantes, son los que se viven en los arrabales, los más míseros, como dice su biógrafo, gran amigo y contertulio Ramón Gómez de la Serna: “… todos parecen divertirse como locos, la verdad es que se divierten como si tuviesen ya la categoría final, como muertos”. Y es que la muerte es la principal obsesión/atracción del artista. Su padre, aunque de origen cántabro, nace en Méjico, puede ser que el extraño culto a los muertos tan celebrado allí también le haya influido.

Sabemos que incidentes en su niñez pudieron dejarle marcado, a menudo padecía visiones y pesadillas. Varios episodios violentos de máscaras, los cuentos de terror que las criadas le contaban, así como la muerte siendo niño de su padre, de un primo y sobre todo, de su hermanita. Las enfermedades mentales son una constante en su vida, la consanguinidad de sus padres podría explicar la locura de su hermano Luis, pero no la de su madre o la de su tío materno Florencio, al que hizo retratos y sobre el que trata su novela ‘Florencio Cornejo’.

La pintura de Solana no es surreal es superreal, una realidad buscada y vivida, se diría que disfrutada. Siente conmiseración por todos estos personajes pero lo que el hace es revolcarse en el fango con todos ellos. Es vivir la marginalidad misma, es habitar la posada del Peine, visitar burdeles y tabernas, las romerías, los toros, las procesiones, los entierros, los velatorios, las verbenas, los bailes de meretrices y proxenetas, conocer y relatar la vida de los pueblos que camina lleno de polvo y de vino recio.

José Gutierrez Solana y 'La España negra'.
Autorretrato de José Gutiérrez Solana en 1943. Fragmento.
J. G. S.

‘La España negra’, es recorrer parte de nuestra geografía de la mano de un guía muy especial, de la persona que imaginamos que lo hace como describe el poema de Machado ‘He andado muchos caminos’… Solana sí sabe y bebe el vino de las tabernas. Porque es uno más, se confunde con los labriegos, conversa con los viejos que toman el sol, va de romerías, viaja en tartana o en vagones de tercera, come en las tabernas, se aloja en posadas. Todo nos lo describe con una minuciosidad fotográfica, recoge hasta los más pequeños detalles, hace un relato apasionado y dramático. Habla de tullidos y mendigos, de prostitutas despeinadas y tristes que tienen un gesto de dolor y de bondad en la boca.

Estos personajes y pueblos son los que a él le interesan, cuando viaja a Calatayud lo describe como un pueblo raro y de ensueño, cuenta del Jalón que daba un temple a las espadas que las hacía rivales de las de Toledo, del Reloj tonto, de un horrible crimen cometido, de las calles y la plaza de la Constitución, de los cafés en donde un ciego toca en un piano valses y polcas, y los camareros son todos viejos “gastan faja y pañuelo a la cabeza”, de los jóvenes “estupendamente hermosos por lo serios y por lo que huelen a tierra y a labranza”. Nos habla de las tiendas y los oficios, de las posadas, de los carros llenos de tinajas. Es Semana Santa y nos detalla los pasos que hay en la iglesia y la procesión, todos los personajes que salen en ella y como los judíos sin abandonar sus lanzas entran en las tabernas y las jóvenes toman refrescos y pasteles.

Es magnifico su epílogo al libro, cuando regresa a su casa y se siente más envejecido, con su maleta abierta en medio de la habitación, las botas desgastadas. Abre su cartera de láminas y dibujos de Daumier, Hogarth, Rembrandt, Goya “el mejor pintor del mundo y el último aldabón de la pintura antigua y moderna”, mira la vitrina con sus figuritas mejicanas, recuerda sus conversaciones con Regoyos. Frente a su cama rodeado de otros cuadros suyos más antiguos, negros y tristes, de procesiones de encapuchados, de pobres y de hospitales, “está el cuadro de la reunión de Pombo; son los buenos amigos del café”. Describe a Ramón “el mas raro y original escritor de esta nueva generación”, nos habla del resto de los personajes que aparecen y de los grandes artistas que faltan. Y también del “espejo cinematográfico” en el que se reflejan personajes de otra época.

Este importante cuadro, actualmente en el Museo Reina Sofía, fue donado en 1947 por Ramón Gómez de la Serna al Estado español. Ramón insistió a Solana para que lo realizase, éste lo hace y sabemos que lo tiene frente a su cama, que se fecha en 1920, se expone en el Salón de Otoño de ese año y luego pasa a ocupar su lugar en el café, en la llamada ‘cripta del Pombo’, sustituyendo al espejo que vemos en la obra. Entre 2009 y 2011 se lleva a cabo una restauración del mismo, al estudiar la imagen radiográfica se comprueba que estaba ejecutado sobre un lienzo ya pintado, representaba un altar con candelabros y otros objetos como bustos relicario, a los pies del mismo había una figura de rodillas muy parecida a la que aparece en otro cuadro pintado con posterioridad ‘Antes de la procesión’, en el que una beata con escapulario besa el suelo a los pies del Santo entierro, tal como lo cuenta en ‘La España negra’.

Su paleta es visceral, está hecha de los colores más agrios, duros, tenebrosos y lúgubres de la condición humana, el color de sus entrañas, sesos, heces… Gómez de la Serna dice de su amigo : “Solana tiene en su tumefacta paleta, moco de caracol, enjundia de gallina, jugo verde de sapo, amarillo de sol en las tapias que mejor lo absorben, mantecas de niño, resinas de árbol, miel de la Alcarria, nogalina muerta… Todo lo que tiene la brujería para sus combinaciones…”

José Gutierrez Solana y 'La España negra'.
'Las chicas de Claudia'.
José Gutiérrez Solana.

A pesar de que sus profesores y muchos críticos no creyeron que Solana pudiese ser un gran pintor -unos consideraban sus pinturas impropias y degradantes, otros anticuadas fuera de ismos y de vanguardias- Solana triunfó en vida y sus cuadros eran requeridos y vendidos en todo el mundo, esto pudo eclipsar su faceta literaria, poco conocida, a pesar de que el discurso de entrada de Cela en la Real Academia en 1957 es precisamente ‘La obra literaria del pintor Solana’.

Decía el artista “Con esto de escribir no hay quien pinte y con esto de pintar no hay quien escriba”. Pintaba de noche, en su caserón lleno de objetos que iba acaparando: relojes, sombreros, pelucas, maniquíes, espejos, autómatas… Sus escritos son de una gran plasticidad y expresividad, como sus pinturas a pesar del hieratismo de sus personajes. En ocasiones abandonaba temporalmente el cuadro que estaba realizando y se iba a andar España.

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