literatura. crítica literaria

Antonio Lobo Antunes: Portugal y lo que el mar no quiso

El gran escritor luso, eterno candidato al Premio Nobel de Literatura, publica una nueva novela: 'De la naturaleza de los dioses'

Antonio Lobo Antunes publica nueva novela.
El escritor y psiquiatra y excombatiente en Angola, Antonio Lobo Antunes.
Efe.

Una casona entre Cascais y Guincho, seres que habitan los restos de un naufragio entre Lisboa y Estoril. Un anciano doctor, la manta sobre sus rodillas, apenas el espectro ensimismado de quien nació pobre y devino poderoso en tiempo de Salazar. Una señora que vio pasar por su mansión al Rey de Italia o el de Rumania, compra libros que nunca lee; solo aspira a que Fátima, que los trae, o Marçal, el empleado de la librería, la escuchen.

Entretanto, otra mujer desnuda de sus recuerdos duerme en los escalones del establecimiento. Un puñado de recuerdos inciertos, dioses de un pasado que nunca fue. 

Antonio Lobo Antunes ha construido una biografía del siglo XX portugués que bien pudiera ser de Iberia. Hay que contar, y contar siempre se conjuga en presente. La llave con que se abren las estancias de la memoria tiene dientes de tinta. Los buenos libros sirven, entre otras cosas, para abrir los armarios. Los buenos libros, esos que nunca duermen, desempolvan para esta faena a los extraordinarios: Macbeth rumia aquello de «la vida es una sombra, un cuento contado por un necio, lleno de ruido y furia». Aquí, como en Faulkner, los locos y los viejos hablan de su tiempo que es, nos guste o no, el nuestro.

Lobo Antunes agita los cortinones y los pone a farfullar en esa extraña lengua en que se expresan los fantasmas. 

Cómo olvidar las traiciones, las infidelidades, las mentiras, las humillaciones, los sillares que sostuvieron la brutal y violenta dictadura de Salazar, el código del Estado Novo con que el discreto encanto de la burguesía arrasó Portugal entre 1926 y 1974. Ya lo había pintado en 2014 en 'Camino como una casa en llamas': dos son los propietarios de Portugal, al resto les queda el papel de los payasos.

A Lobo Antunes le basta un minúsculo detalle para extender un tapiz: alguien trata de atarse los zapatos, un jarrón roto, un viejo abrelatas, los platos ordenados en un fregadero o una bisagra que chirría. Un personaje contempla los ojos angustiados de un tigre en el circo y siente al tiempo que sus párpados se han cerrado por dentro con llaves oxidadas.

Ahí radica el sentido del libro y la clave del título, en la misma pregunta que se hizo Cicerón cuando escribió ‘De la naturaleza de los dioses’ bajo el yugo de la dictadura de Julio César: "¿Los dioses permanecen ociosos ante el mundo o bien controlan todo lo creado hasta la eternidad?".

Recuerdo una lejana entrevista a Lobo Antunes en la que contaba cómo vio en un hospital de Angola, durante la guerra, en brazos de su padre, el piececito de un niño muerto por leucemia que colgaba envuelto en un sucio sudario, como si fuera el compás del mundo. ¿Qué podría caber más allá? Como decía el poeta Drumond de Andrade, «Tus hombros soportan el mundo / y no pesa más que las manos de un niño». Esa es la matriz ética de esa espléndida novela.

El relato se extiende en tres partes de diez extensas secuencias cada una y una última de siete. La escritura es compleja pero no agotadora, respira a ritmo de jazz, en voces polifónicas que van asumiendo la narración con un orden paciente y metódico. La prosa es brillante, detallista, precisa, musical y violenta. Necesita calma y presencia, porque la lectura traza caminos laberínticos. 

El orden verbal obedece en realidad a la dicción de la mente, que no baila bien ni con la sintaxis articulada ni con el orden cronológico; fluye en el relato, atravesado siempre de otras voces atropelladas que interrumpen el discurso, pensamientos que saltan el compás y alteran el ritmo, ansiedades irresolutas, frases truncas, preguntas, recuerdos… No hay orden pero sí concierto.

El tiempo nos hace extraños de nosotros mismos, nos somete a jugar en perpetua desventaja, nos retira el lenguaje, la voz, la casa. Esa es la fábula del libro: nuestra Iberia, esa que decía Miguel Torga, Iberia vieja y desmemoriada, es lo que el mar no quiso. 

LA FICHA

'De la naturaleza de los dioses'. Antonio Lobo Antunes. Traducción de Antonio Sáez Delgado. Random House Literatura. Barcelona. 2019, 527 páginas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión