OCIO Y CULTURA

Josian Pastor: “Busco la verdad con seres reales del tupido bosque de la ficción”

El escritor, fotógrafo y creador audiovisual de Zaragoza debuta en la narrativa breve con ‘Hambre eterna’ (Interludio)

Josian Pastor publica 'Hambre eterna'.
Autorretrato del escritor Josian Pastor.
Josian Pastor.

¿Cuál es la pequeña o gran historia de ‘Hambre eterna’ el libro que acaba de publicar en Interludio y se presenta en la FNAC el viernes 7?

La gran historia de ‘Hambre eterna’ consiste en que está formada, cosida por una especie de colección Frankenstein de microrrelatos, cada uno con vida propia. Recuerdos extirpados de mis vivencias que de alguna forma me enriquecieron como persona —y como autor—. Entremezclo la ficción con algunos de mis personajes e intento darles cierto sentido metafórico, como si la visión de esos momentos intrascendentes en la vida de cualquiera tomara un sentido algo así como ‘filosófico’, pequeños actos de aprendizaje para el futuro.

¿Cómo nace, cómo se gesta?

‘Hambre eterna’ se gesta hace ya cuatro años, junto con mi anterior poemario ‘El tarro de las luciérnagas’. Ambos iban a conformar un solo libro, pero la visión de Manuel Martínez Forega me aconsejó hacer dos libros —cada uno con su propia personalidad— para dotarlos de más entereza y uniformidad. Así que comencé a desgranar, quizá arrancar aforismos de los textos del tarro de las luciérnagas y conformé este ‘Hambre eterna’ —título que me facilitó mi prologista, el escritor Manuel Moyano—. Con los restos del naufragio literario tuve que volver a reescribir el libro para que no perdiera esa especie de sentido poético que lo embadurna y no quedara cojo.

¿Cómo ha sido el paso de la poesía, de los sonetos y aforismos, a un libro tan distinto?

Considero la poesía lírica, sobre todo, como un gran pilar de la introspección humana. Una manera de sentir el mundo a cierta distancia, pero como decía Ángel Guinda, llevando un mundo dentro. Como lector, siempre me ha interesado otro tipo de libros y de géneros. De niño recuerdo que leía a Julio Verne con una linterna debajo de las sábanas cuando mi madre me obligaba a irme a la cama. 

Siempre he sentido admiración por Stevenson, Tolstoy, Dovstoievsky o Jack London, entre otros geniales cuentistas, además del gran Bécquer poeta que todos conocemos. Ah, y Ray Bradbury. Considero la escritura como un oficio —que no un negocio—, y he decidido aventurarme en el mundo del relato, pequeños relatos, para ir construyendo mi castillo.

Podríamos decir que es un libro híbrido. Por un parte, sentencioso, aforístico tal vez..., con ecos de Baltasar Gracián, al que cita.

Josian Pastor publica 'Hambre eterna'.
Detalle de la portada del libro.
Archivo Interludio.

Desde luego que Baltasar Gracián ha sido una referencia constante a mi obra. Ya en mis 301 sonetos hago referencia a su ‘Oráculo manual’. Quise hacer uno más, por aquello de poder batir alguna marca, quién sabe. Su concepción híbrida y aforística es algo que me persigue. Los más allegados siempre me han considerado un ‘sentencias’, como se dice por aquí. Dar un tono épico, lírico, humorístico o aforístico a mis pequeñas dilucidaciones me hace sentir que lo contado puede servir al lector de algún modo. Esconder una carga de profundidad en cada texto me parece más útil que solo describir.

La mujer es uno de tus temas muy constantes. ¿Hay provocación, crítica al feminismo, admiración o pasión?

Considero a la mujer un ser superior en todos los aspectos. Más inteligente, más sibilina, más hermosa, mucho más resuelta que nosotros y por supuesto mejor amante. Mi percepción de las mujeres va a ser un tema común en mis próximos libros. Será así porque nunca he llegado a entenderlas del todo —ya he perdido la fe—. Por hacer una broma, intentar comprender qué es lo que pasa por la cabeza de una mujer sería un trabajo tan arduo como escribir una tesis eterna. Las amo. Las necesito. Pero a veces me dan miedo.

Lo dice abiertamente, también.

Hablo, por supuesto, de la mujer moderna: libre, contundente, segura de sí misma, femenina y feminista no hasta el grado del surrealismo. Desde niño he sentido admiración por las mujeres. Siempre me han gustado. Un mundo sin mujeres es mundo sin futuro, sin estilo, sin orden ni glamour. Por todo ello no dejo de quejarme, debido a su superioridad. Comparados con ellas, el hombre es un ser simple y belicista, de pocos caprichos. Algo así como un ente rudimentario.

Por otra parte un libro de artículos abiertos...

Hubo una época en que escribía a la sección ‘cartas al director’. La pasión periodística siempre ha latido en mí de una forma especial. Sobre todo los artículos de opinión. Me gusta leer los periódicos, comparar, sacar alguna conclusión —aunque sea positiva—. Supongo que todo lo que haces, ves y lees a lo largo de tu vida es inevitable plasmarlo en tus escritos. Quizá con otro concepto, con diferentes nombres, pero no puedes dejar de ser tú en todo momento. Algunos lo pueden llamar ‘autoría’. Yo no tengo un estilo prefijado —ando buscándolo—, pero intento impedir que las malas hierbas ahoguen mis relatos. Es una cuestión de limpieza y de muchas horas de trabajo.

Por otra, sobre todo, hay cuentos. ¿Cómo entiende usted el cuento?

El cuento es una de las más altas y nobles ramas de la literatura. Narrar una situación con unos personajes y extrapolar el problema —o la solución— al lector para que él mismo tome una determinación frente a la vida es algo que siempre me ha fascinado. La idea del mensaje —volvemos al tema sentencias y aforismos— debe suscitar en el lector un corrimiento de tierras, una perspectiva, una idea de valores con la que sentirse identificado. Que sea infantil o no apenas tiene importancia. Todos hemos sido lectores infantiles y hemos crecido con los cuentos de Hans Christian Andersen, entre otros. Yo estoy preparando un libro cuentos que espero vea la luz en tres o cuatro años.

Josian Pastor publica 'Hambre eterna'.
Autorretrato de Josian Pastor, especializado en fotografía de escritores.
Josian Pastor

¿Escribes de broma o en serio?

He sido muy bromista desde pequeño. Ahora creo que soy bastante más aburrido. ha dejado de gustarme la fiesta y, aunque me duela decirlo, la gente en general. Me he vuelto un oso en hibernación perpetua. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pero los avatares de la vida te regalan estas cosas sin que tú puedas hacer nada. La escritura requiere sacrificio, oscuras y solitarias cavernas.

Pero todavía me queda esa chispa de gracia que siempre se me escapa en las cenas que hay cerveza, vino o alguna bebida espirituosa, aunque mi cuerpo ya no aguante cuatro días seguidos de fiesta como a los veinte años.

Resumiendo: aunque escriba en broma, ¡juro que voy en serio!

¿La escritura es una forma de provocación para usted, o una forma de experimentación?

Estoy en fase de experimentación. Considero la escritura como un aprendizaje continuo. Quizá la provocación esté mejor vista en el periodismo. Dicho de otro modo, el periodismo debe provocar al lector. La literatura es otro tipo de provocación más selecta, más introspectiva, de una búsqueda a largo plazo. Experimentar es enfrentarte a un nuevo proyecto. Cambiar tu punto de vista cuando creías que ya estaba todo hecho. Romper, volver a rehacer, fracasar en el intento... ¿No es eso provocar un terremoto en la mente del escritor, del poeta? después viene la calma. Ahí entra la experimentación: el nuevo camino. La mezcla de impresiones. El cómo abordar el asunto sin desquiciarte sabiendo que tienes una vaga idea y un par de años por delante de duro trabajo.

¿Cómo conviven en usted lo cotidiano y lo fantástico, personajes como Silvestre o el Tragasantos?

La figura del Tragasantos es más común de lo que parece. A mí me da miedo. Sobrevive en cada barrio, cada rincón de la ciudad. En los pueblos, las tabernas. Son tus vecinos. Los tragasantos son supervivientes de una sociedad repleta de soledades y malos augurios. He tenido que cambiarme de bar para no aguantar las continuas chapas de alguno de estos personajes, que no te dejan ni tomar el café mañanero en paz. Se entrometen en tu círculo de privacidad como si fueran amigos de toda la vida y miran hacia los lados queriéndose hacer los reyes de la pista, los mejores payasos del circo. Te echan el brazo al hombro, te susurran confidencias de su propia familia como si fuéramos su psicólogo. En fin, a desayunar a otro bar. Que se busque otra víctima.

Salir a la calle y observar es un placentero regalo que se magnifica cuando pasas del plano general al plano corto; cuando coincides en una cafetería con personajes que no dudan en contarte su vida, sus amoríos, sus peores chistes ofensivos escondiendo su falta de empatía detrás de grandes carcajadas.

¿Qué nos diría de Silvestre, otro símbolo de su manera de mirar?

Las historias están en la calle, sólo hay que rescatarlas del anonimato. Respecto a Silvestre, es un personaje de ficción que hace algo que está en mente de miles de hombres como él. Son pequeñas películas —de ficción— que a nadie asombraría llevarlas a cabo en la realidad. ¿Dónde está el límite entre la realidad y la ficción? Eso es lo que intento descubrir con mi libro ‘Hambre eterna,’ la búsqueda de la verdad con personajes reales metidos en el tupido bosque de la ficción.

Josian Pastor publica 'Hambre eterna'.
El programa de presentación-fiesta del libro.
Josian Pastor.

UNA SELECCIÓN DE TEXTOS

8.- DESAMOR

No existe antídoto conocido. Sin embargo, todos los rapsodas se asoman a su abismo. Y son legión. Hijos pródigos del lirismo y el desamor. Todo un enigma, un desafío a la razón.

Vedado manjar del que sólo se nutre el espíritu. Dueño de nada e hijo de nadie. De etéreas y sublimes sensaciones y una sola aspiración: convertirse en un piélago de ilustres aforismos, de sórdidas verdades más allá de las aguas de las que bebe el poeta enamorado.

9.- AMANTES

Aquellos enamorados que se saben correspondidos, tendrán la suerte de abandonar este mundo creyendo en la armonía de la sociedad a la que pertenecen: una sociedad amable, equilibrada, lánguida y dadivosa.

Pero... ¡ay, de aquellos amantes que jamás fueron correspondidos! Quedarán clavados de por vida a la cruz del desconsuelo. Y matarían, sin apenas dudarlo, al dios que los convirtió en juguetes rotos y burló de tal manera sus esperanzas. Aquel dios bromista y risueño que todavía hoy retumba en sus pensamientos.

10.- VATE

Ella nunca llegó a saberlo, pero se convirtió en mi primer amor. Un amor terco, desmedido y secreto. De una pasión tan violenta y profunda que a veces rozaba lo irracional. Todos los días me pregunto qué habrá sido de ella: ¿Con quién se habrá casado? ¿Tendrá hijos? ¿Habrá perdido aquella figura por la que todos perdíamos la cabeza? No concibo mi fin sin antes volver a verla, y aún me cuesta reconocerlo. Me sigue atormentando aquella su mirada. ¡Qué absurdo padecimiento arrastro desde entonces! ¿Quién dijo que el tiempo lo cura todo? Cinco matrimonios llevo a mis espaldas... ¡Y nada!

21.- MUJERES

Adoro a esas mujeres firmes, resueltas y seguras de sí mismas que, decididas a abandonarse de forma apasionada entre los brazos de su amante, se vuelven ciegas e inconscientes, ebrias de un halo de locura que las arrastra fuera de sí sin que ellas mismas terminen de creérselo. Del mismo modo venero a las dulces y cautelosas, delicadas y algo inseguras, que se dejan llevar con los ojos cerrados hacia los más profundos rincones del deseo.

Pero ninguna como aquel amor juvenil y platónico —desbordante y disparatado como la vida de todo adolescente— a la que no nos atrevimos siquiera a mirarle a los ojos.

*Textos del libro 'Hambre eterna'. Josian Pastor. Interludio. Zaragoza, 2020ñ

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