una zaragozana en bérgamo

"Se ha muerto la maestra de mi hijo y llevamos 40 días en casa; no estamos pasando por esto para sacarlo ahora de paseo"

Rosa Blanca Miguel vive en el epicentro de la epidemia en Italia. En su ciudad "nadie se plantea sacar a los niños a la calle" pese a que el Gobierno abre ahora la posibilidad. Lo ven un riesgo inasumible con tantas muertes y tras largos días de confinamiento.

Niños en Italia de paseo
Niños en Italia
EFE

Cuarenta días lleva Samuele, de cinco años y medio, sin salir de casa. Su madre, la zaragozana Rosa Blanca Miguel, residente en Bérgamo, punto negro de la epidemia de coronavirus en Italia, lo tiene bien entretenido y rodeado de amor. Sus padres le explican "con palabras de niño" la situación. En un piso en el centro, sin jardín ni terraza, el balcón es el lugar para tomar el aire. Y hacer pompas de jabón y lanzarlas a una calle, entonces, menos enrarecida y lúgubre. Samuele es un niño "alegre", al que estos días le entra alguna llorera. También con necesidades especiales, que requieren terapia y citas médicas, algunas muy esperadas, que se han cancelado.

Pero hay cosas peores."Se ha muerto la maestra de Samuele, tenía 54 años", cuenta Rosa, que interrumpe la conversación porque se emociona. "También el padre de mi mejor amiga. Se habla de volver a la normalidad, pero las cosas no serán iguales", reflexiona. Le preocupa el hecho de que el niño note las penas que estos días hacen mella en sus padres.

Tras 40 días de encierro a sus espaldas, el más largo de Europa, y aunque su hijo, al escuchar las palabras del Gobierno italiano, pidió salir a la calle, Rosa no le concederá el deseo. "Mi hijo necesitaría salir", explica. Pero cree que dejarlo en casa es un sacrificio que merece la pena dado el contexto actual en la ciudad. Lo mismo, en general, piensa la gente allí. "Con 40 días de encierro, con la curva ligeramente aplanada, pero con miles de muertos, ¡cómo vas a sacar a los niños a la calle!".

"Mi hijo necesitaría salir. Pero aquí aún hay 800 muertos al día ¿Sacar a los niños? ¿De qué me estás hablando?".

A su juicio, el problema no son tanto los niños como los padres. "Ya con los perros hay gente que se hace la lista y sería lo mismo con los niños; no hemos hecho todo esto para salir ahora", sostiene. "Aquí aún hay 800 muertos al día y hay enfermos que los están enviando al extranjero porque aquí no se les puede atender. ¿Sacar a los niños? ¿De qué me estás hablando?". Reconoce que el miedo más que la racionalidad puede estar detrás de su opinión, extendida en su entorno, pero prefiere pecar por exceso que por defecto. Una postura que comparten las máximas autoridades de Lombardía. En Aragón, Javier Lambán, por ejemplo, se expresa en el sentido contrario, y el debate comienza a abrirse en España.

"Aquí ha habido muchos errores, el de sacar a los niños puede ser uno más", avisa Rosa. "En Bérgamo, desde luego, no se ve ni un niño en la calle", asegura.

Rosa también se pregunta cuál sería la verdadera naturaleza de estos paseos con los niños. Su hijo querría jugar y correr. El paseo, cree, sería una manera de tomar el aire, sí, pero sin ningún componente lúdico. "Para eso, lo saco al balcón y anulo el riesgo", concluye. "A los niños no se les puede llevar con una correa, como a un perro. ¿Cómo controlas que no toque una barandilla, que no toque nada? ¿Cómo le pones a un niño pequeño una mascarilla?", se pregunta. Además, confiesa, "no tengo ninguna gana anímicamente... ¡si ya voy al supermercado aterrorizada!".

Rosa se agarra a los datos esperanzadores sobre la curva que, tímidamente, afloran en Italia. "Quiero ser positiva", se dice. Pero constata: "Todo lo que está pasando aquí, sucede luego en España".

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