La cafetería más clásica y popular de Zaragoza regresa con un aire parisino

Vuelve Santiago se ha modernizado e incorpora nuevas propuestas culinarias de pinchos, raciones y bocadillos.

Nuevos aires para Vuelve Santiago.
Nuevos aires para Vuelve Santiago.
A. Toquero

“Pues tiene un aire parisino, con estos colores, las flores y lo bien que se está”. Es la impresión de tres clientas habituales de la cafetería Santiago, que el día de San Valentín ha regresado a la actividad después de varias semanas de cierre por reforma.

El cambio de este establecimiento, uno de los más clásicos de Zaragoza, ha ido un poco más allá de un lavado de cara. De entrada, porque desde ahora se llama Vuelve Santiago, una denominación que la familia Vaquer, propietaria del local, ha plasmado en la fachada: “Una parada, un descanso, algo previo frente al Pilar; como si de una peregrinación se tratase, como volver a Santiago”.

Luis Vaquer recuerda que son más de 50 años de historia los que contemplan a esta cafetería, desde 1971. “Por aquí pasaban los coches y era un lugar para quedar; incluso de entrada y salida de los viajes de Zaragoza”, comenta. Ahora, en un entorno peatonal diferente, sigue cumpliendo un papel parecido de “lugar de paso, refugio, cariño y encuentro”, resume Luis.

El rojo se combina con elementos de los 70 y la mezcla funciona.
El rojo se combina con elementos de los 70 y la mezcla funciona.
A. Toquero

El rojo carmesí o Burdeos es el que predomina en la nueva decoración, perfectamente integrado con elementos setenteros que se mantienen como el mármol y el acero inoxidable. Lo cierto es que la combinación funciona. Uno de los ventanales que da a la plaza del Pilar se ha decorado con la estética de una sacristía, para que quede clara la vinculación de esta cafetería con la cercana basílica.

La nueva iluminación contribuye a crear un ambiente más acogedor al desaparecer la luz blanca. El papel pintado con flores es el que probablemente le da un aire más parisino al local. Se han incorporado algunas mesas altas y sillas más cómodas para que los clientes decidan cómo quieren que sea la estancia, más corta o larga.

En la oferta gastronómica también se han introducido cambios.
En la oferta gastronómica también se han introducido cambios.
A. Toquero

En la parte culinaria también ha habido cambios. Cuando el Grupo Vaquer se hizo cargo de Vuelve Santiago, prácticamente solo se atendían los desayunos y se preparaba alguna tostada. Eso ha evolucionado y tras esta última reforma, se ha intensificado.

Según se entra a la cafetería, a la izquierda, una gran vitrina de dos pisos llama la atención de la clientela. Enseguida se va la vista hacia las tapas, raciones y vinagrillos que allí se acomodan. Están las croquetas de siempre, de jamón y bacalao, pero también hay una nueva: de borraja. “Desde que la probó el rey Felipe VI en nuestro restaurante Tajo Bajo está teniendo una acogida tremenda, así que hemos decidido tenerla también en Vuelve Santiago”, comenta Luis Vaquer.

Además, se ha potenciado el vermú con las afamadas gildas de Bombas, Cohetes y Lagartos de Vallekas, y por primera vez aparece en un local de este grupo su versión del 'guardia civil'. La ensaladilla rusa se sirve en pequeños tarros individuales y hay nuevos bocadillos como el de jamón ibérico con pan de cristal.

Prácticamente toda la oferta está muy visible en esta gran vitrina. “Por aquí pasa mucha gente que quiere algo rápido y también turistas internacionales que al ver las elaboraciones, y el precio, que es algo que seguimos manteniendo, entienden mucho mejor qué es lo que van a pedir”, prosigue el propietario.

La idea, además, es seguir creciendo con cazuelitas y con un recetario versátil que encaje a cualquier hora del día. Este es el espíritu del nuevo Santiago.

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