Sergio Perera, el chef zaragozano de Cruise, DiCaprio, Hemsworth y Pataky: "Todo lo que soy se lo debo a mi abuelo"
El cocinero de las estrellas de Hollywood lleva una vida de película desde que dejó Zaragoza a los 18 años para emprender un viaje por el mundo a través de los fogones. Pero no olvida sus orígenes aragoneses.
Si alguien le hubiera dicho a Sergio Perera cuando era tan solo un niño que correteaba por el zaragozano barrio Oliver que iba a acabar siendo el chef de algunas de las más reconocidas estrellas de Hollywood del momento jamás se habría atrevido siquiera a imaginarlo. Entre sus clientes se encuentran nombres como el de Tom Cruise, Leonardo DiCaprio, Chris Hemsworth y el resto de protagonistas de la saga Los Vengadores o la mismísima Elsa Pataky.
Hoy el chef reside a caballo entre Australia y España, pues reconoce que a pesar de haber partido hace más de tres décadas de su tierra nunca cortó de todo el vínculo con sus raíces, sobre todo con Aragón, donde residen sus padres y su abuela.
Desde Japón, donde acaba de llegar hace apenas unas horas para disfrutar de una cena a cuatro manos que preparará con varios chefs y amigos, el cocinero zaragozano de 45 años hace un repaso de su vida. Hijo de un militar mexicano desplegado en la base aérea de Zaragoza que se enamoró de una extremeña que vivía aquí por aquel entonces, fue su abuelo materno, José María, quien le convirtió en un auténtico apasionado de la cocina. “Por aquella época dedicarse a esto de manera profesional era impensable, pero a él le encantaba, y me llevó por toda España para conocer nuestra gastronomía”, rememora.
Por aquel entonces Perera quería estudiar música clásica, y se preparó durante tres años para ello. “Me encantaba el piano. Y quería ir a formarme a San Sebastián pero en casa no había dinero para costearlo así que mi abuelo me recomendó trabajar una temporada haciendo tapas en varios locales del Tubo”, explica. Meses después, gracias a un amigo de la familia, logró entrar a trabajar en la cocina de Juan María Arzak cuando el considerado uno de los padres de la nueva cocina vasca daba sus primeros pasos. “Yo no sabía absolutamente nada de alta cocina, pero fue a caer en el lugar donde empezó todo”, rememora.
Y fue ahí donde decidió abandonar el mundo de la música para enamorarse por completo del noble arte de la cocina. Tenía 18 años cuando se le presentó la oportunidad de pasar 12 meses en la cocina de vasco, -“aprendiendo técnicas que jamás habría imaginado en mi vida”, afirma- y allí conoció a otro joven chef japonés que le propuso viajar a Kioto a conocer el restaurante donde trabajaba su padre, Minokichi, uno de los más conocidos del país asiático. “Me quedé absolutamente fascinado con sus técnicas y productos. Allí hacen pura poesía en la cocina y eso me encantó”, admite.
Volvió a casa con más ganas de aprender, y comenzó a mandar correos electrónicos a lugares de los que todo el mundo hablaba, aunque él no conocía. Así logró entrar a formar parte de los equipos de algunas de las mejores cocinas del país. Estuvo un año como ‘stager’ -algo así como aprendiz- en Mugaritz, con Andoni Luis Aduriz, y tres semanas en ElBulli, con Ferrán Adriá.
Sin embargo, el zaragozano pronto se dio cuenta de que quería seguir recorriendo el mundo y aprendiendo todo sobre los distintos estilos culinarios, y también, cómo no, sobre sus raíces, por lo que el siguiente salto le llevó hasta México y Estados Unidos. “Estuve un año viajando, impregnándome de cada estilo y cocina, hasta que me quedé sin dinero y tocó buscar trabajo otra vez”, reconoce, entre risas.
Con 28 años y por accidente acabó en Los Ángeles donde un día, paseando y pensando en cuál podría ser el destino siguiente, se topó con un buen amigo, también chef, que sin querer le cambió la vida. Fue él quien le contó que se dedicaba a cocinar para estrellas de Hollywood. “No había escuchado algo así en la vida. Ni siquiera sabía que eso fuera un trabajo”, admite. Sin embargo, la vida le tenía preparada otra sorpresa cuando, tan solo unos días después, recibió una nueva llamada del joven. “Su padre estaba enfermo y debía volver a casa, pero necesitaba alguien que le sustituyese con un buen cliente”, recuerda.
Lo que el zaragozano no sabía cuándo aceptó este trabajo era que este cliente tan especial era el mismismo Tom Cruise, que por aquel entonces se encontraba inmerso en el rodaje de la tercera entrega de ‘Misión Imposible’. “Es increíblemente amable y una persona con las cosas muy claras. Simplemente quería buena comida, mediterránea y fresca”, afirma. Así se trasladó durante dos meses a una cocina instalada en los mismos estudios de rodaje, una experiencia que se prolongó durante algo más de siete años, y que dio un giro de 180 grados cuando recibió un correo electrónico que le cambió la vida.
“Necesito que prepares a Thor”
Era el año 2014 y Perera soñaba con dar un nuevo salto y viajar a Australia. Fue entonces cuando recibió un mensaje de la actriz y modelo española Elsa Pataky en el que le decía que su marido, el actor Chris Hemsworth, necesitaba un cocinero capaz de prepararle en tan solo seis semanas para dar vida al mismísimo Thor, el dios del trueno, para comenzar el rodaje de una de las películas de superhéroes de Marvel.
“Le dije que abandonaba Estados Unidos en un mes, y me dijo que me quedase solo hasta el final de la película, a lo que accedí”, recuerda. De Hemsworth le sorprendió su amabilidad y gran sentido del humor, pero sobre todo el buen trato que tenía con la gente que le rodeaba. El rodaje tuvo lugar en Londres, donde acabó cocinando para todo el elenco de la cinta, incluyendo a Chris Evans -que da vida a Capitán América-, Robert Downey Jr -Iron Man- o Scarlett Johansson - Natasha Romanoff-, entre otros.
Fue entonces cuando surgió una propuesta de la familia Hemsworth-Pataky que no pudo rechazar. “En 2016 me ofrecieron viajar con ellos a Byron Beck, un pueblo costero de Australia, para preparar la tercera entrega de Thor”, relata.
Allí, más concretamente en Sidney hace aproximadamente siete años, estableció su propio hogar junto a su mujer, la directora creativa Tessa Law, con la que ha fundado la agencia Vivaant, una escuela de cocineros privados para artistas. Otro viaje que apenas comienza, pero en el que mantiene muy presentes sus raíces, aquellas que le llevaron a enamorarse por primera vez de la cocina: “Mis orígenes están en Aragón, en España, y sé que algún día volveré. Tengo una vida que jamás imaginé y me siento muy agradecido por ello cada día”.
